1.
El atractivo financiero de coliving y coworking
La demanda
de espacios compartidos —bien sea para vivir o trabajar— crece en mercados
urbanos con alta presión de precios. En el caso del coliving, la
agilidad para atraer a un público joven y móvil, sumado a
la gestión profesional de servicios (limpieza, actividades comunes,
conectividad), lo hace interesante tanto para los bancos como para los
inversores privados.
Por su parte,
el coworking entra en una etapa de madurez: grandes corporaciones buscan
ampliar su oferta hacia pequeños y medianos centros, mientras que
los usuarios exigen flexibilidad de contratos y servicios premium.
Dato clave:
Según datos de la consultora Savills, un 30% del crecimiento del
sector coworking en Europa se concentra en proyectos con aportación
de capital institucional, reflejo del interés inversor.
2. Fuentes
de financiación habituales
Financiación
bancaria:
Criterios de
solvencia del promotor: la entidad valora la experiencia en gestión
de activos alternativos.
Ratio préstamo-valor
(LTV): suele ser conservador (entre un 50% y un 70%), dado que coliving
y coworking se consideran activos con mayor rotación de inquilinos
que el residencial convencional.
Plazos y carencia:
la banca puede exigir un mayor control de la tesorería y de la tasa
de ocupación.
Fondos de inversión
y capital de riesgo:
Estrategias
de coinversión o private equity en proyectos de gran escala.
Acuerdos de
liquidez con horizonte temporal (5-7 años).
Participaciones
mayoritarias o minoritarias según perfil de riesgo.
Crowdfunding
y financiación participativa:
Plataformas
de crowdlending o equity crowdfunding que permitan captar un gran número
de pequeños inversores.
Interés
adicional para proyectos sostenibles o con impacto social.
Bonos verdes
y subvenciones:
Si el proyecto
cumple requisitos de eficiencia energética o promueve la reducción
de huella de carbono, puede acceder a ayudas de la UE o a emisiones de
bonos verdes.
Colaboraciones
público-privadas para regeneración urbana, con incentivos
fiscales.
3. Particularidades
financieras de coliving y coworking
Modelo de negocio.
A diferencia de un alquiler residencial standard, el coliving funciona
con contratos más cortos y servicios adicionales. Esto afecta el
cálculo de la rentabilidad y la predictibilidad de ingresos.
Servicio y
comunidad. La tasa de ocupación depende en gran medida de la gestión
operativa (actividades, networking, amenities), un factor que los bancos
y fondos consideran clave.
Adaptación
legal. En España, todavía se discute la normativa específica
para coliving. Algunos promotores siguen el marco de viviendas turísticas
o residencias de estudiantes. Esto genera cierta incertidumbre legal.
Nota: Las entidades
financieras exigen cada vez más el cumplimiento de estándares
ESG (Environmental, Social, Governance). Los proyectos de coliving y coworking
que incluyan sostenibilidad y programas de comunidad suelen recibir condiciones
más favorables.
4. Estructura
de la deuda y garantías
Hipoteca sobre
el inmueble en construcción o rehabilitación, muchas veces
complementada con avales personales o empresariales.
Garantías
adicionales (pólizas de seguro, prenda de acciones) para cubrir
posibles impagos o rotaciones drásticas de inquilinos.
Covenants
financieros: obligaciones de mantener un mínimo de ocupación
o ratios de cobertura de deuda. Su incumplimiento puede derivar en la obligación
de aportar capital adicional.
5. Metodologías
y métricas de rentabilidad
TIR (Tasa Interna
de Retorno): permite evaluar la rentabilidad real del proyecto considerando
la variación de flujos.
VAN (Valor
Actual Neto): mide si el proyecto aporta valor con respecto al coste de
capital.
Occupancy
Rate: ratio de ocupación mensual o anual clave en proyectos coliving/coworking.
Revenue per
Available Space (RevPAS): en coworking, el ingreso por metro cuadrado disponible.
Los bancos
priorizan la estabilidad en la ocupación y la capacidad de adaptación
a crisis. Por eso, los promotores deben presentar planes de contingencia
para escenarios de rotación elevada.
6. Alternativas
de financiación emergente
Préstamos
participativos: híbridos entre deuda y capital, con intereses condicionados
a resultados operativos.
Tokenización
de activos: emisión de “tokens” para inversores minoristas que participan
en la propiedad digitalizada del inmueble, respaldada por tecnología
blockchain.
Alianzas con
firmas tecnológicas: la digitalización de servicios y la
monitorización de usuarios puede atraer capital venture que habitualmente
invierte en startups.
7. Claves para
una estrategia de financiación exitosa
Preparar un
plan de negocio sólido: detallar la propuesta de valor, las proyecciones
de ocupación y una visión clara del mercado objetivo.
Diversificación
de fuentes: combinación de capital propio, deuda bancaria, inversores
privados y herramientas como crowdfunding.
Gestión
de riesgos: contemplar seguros frente a vacíos prolongados, contingencias
laborales o cambios normativos.
Sostenibilidad
y comunidad: sellos ecológicos (LEED, BREEAM) y planes de integración
social pueden mejorar la imagen y la acogida de inversores.
8. Perspectivas
de futuro
Con la pandemia
ya lejos, el trabajo híbrido o remoto consolida el coworking en
zonas urbanas y periurbanas. El coliving, por su parte, encuentra un nicho
en jóvenes profesionales y nómadas digitales. Esta convergencia
crea un escenario atractivo para inversores que valoran la rentabilidad
y la capacidad de escalado de proyectos.
En un contexto
de alza de tipos de interés, muchos promotores buscan alternativas
a la banca convencional —desde bonos verdes hasta private equity—. Las
que integren tecnología y propósito social tendrán
mayores posibilidades de éxito, ya que la demanda de espacios compartidos
se mantendrá al alza durante los próximos años, según
proyecciones de la consultora CBRE.
Autor: Laura
Maldonado, periodista especializada en mercados inmobiliarios y soluciones
de inversión alternativa.
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