1.
¿Por qué optar por un contrato de franquicia?
La franquicia
hotelera se distingue de otras modalidades (como el contrato de gestión)
porque el propietario mantiene el control del día a día en
el hotel, mientras la cadena aporta la marca, los estándares operativos
y el respaldo comercial. Este acuerdo permite:
Uso de una
marca reconocida: El franquiciado se beneficia de la reputación
y los programas de fidelización del franquiciador, captando más
clientes de forma casi inmediata.
Acceso a un
know-how probado: Formación del personal, sistemas informáticos
de gestión (PMS) y soporte en la comercialización, minimizando
el riesgo de ensayo y error.
Flexibilidad:
Aunque la franquicia conlleva el cumplimiento de estándares, deja
algo más de autonomía al propietario frente a un contrato
de gestión hotelera clásico.
2. Costes y
honorarios en la franquicia
El esquema
de tarifas (fees) es fundamental para entender la economía de la
franquicia. Suele desglosarse en:
Tarifa inicial
(Initial Fee): pago único al inicio del acuerdo, que cubre la adhesión
a la marca y el soporte inicial.
Royalty Fee:
porcentaje de los ingresos (generalmente sobre las ventas de habitaciones)
que se abona al franquiciador por el uso continuado de la marca y el sistema.
Marketing
& Advertising Fee: contribución para campañas globales
de promoción, marketing digital y posicionamiento de la marca.
Reservation
Fee: coste asociado al uso de la central de reservas y plataformas tecnológicas
del franquiciador.
Programa de
fidelidad: si la cadena dispone de un programa de puntos para huéspedes
recurrentes, puede aplicar una comisión adicional.
3. Ventajas
y desventajas para el franquiciado
Ventajas
Posicionamiento
inmediato: Se accede a una red de clientes fieles y plataformas de distribución
internacional.
Formación
y manual operativo: El franquiciador proporciona guías muy precisas
para estandarizar los procedimientos y asegurar la calidad.
Menor riesgo
de negocio: Contar con una marca reconocida puede reducir los tiempos de
maduración del hotel, facilitando la financiación.
Inconvenientes
Coste elevado
y continuo: Las comisiones pueden suponer un porcentaje significativo de
los ingresos del hotel.
Pérdida
de autonomía: El franquiciado debe adherirse a estándares,
precios mínimos, manuales de marca y ciertas estrategias de marketing
centralizado.
Plazos largos:
Estos contratos suelen abarcar más de 10 años, lo que dificulta
una desvinculación temprana.
4. Diferencias
con el contrato de gestión hotelera
Un contrato
de gestión hotelera (management contract) traslada casi todo el
control operacional a la cadena, que asume la dirección del día
a día del establecimiento, a cambio de fees basados en los ingresos
o beneficios. La franquicia, en cambio, retiene la operativa en manos del
propietario y el franquiciador apenas ejerce una supervisión a través
de inspecciones y guías de estandarización.
En muchas ocasiones,
se debate qué es más rentable:
Franquicia:
Mayor independencia, pero el propietario carga con la complejidad de gestión
y puede pagar diversos fees.
Gestión:
Más sencillo para un inversor que busca un control pasivo, aunque
a menudo los honorarios del operador son superiores.
5. El modelo
asset light y la preferencia de las cadenas
El creciente
modelo asset light en grandes grupos hoteleros consiste en no poseer apenas
propiedades físicas, sino licenciar su marca y cobrar royalties.
Así, la cadena se desliga del riesgo de propiedad, concentrándose
en la expansión y la gestión de la marca. Este formato encaja
perfectamente con el contrato de franquicia hotelera, ya que la marca no
necesita invertir en el ladrillo, y el inversor asume la parte inmobiliaria.
Para los propietarios,
este sistema puede ser positivo al contar con el respaldo de un gigante
hotelero sin perder la titularidad del inmueble, aunque implica ciertos
costes y estandarizaciones de la marca franquiciadora.
6. Temas críticos
de negociación en el contrato
Cuando se negocia
un contrato de franquicia, conviene prestar atención a:
Duración
y renovaciones: Generalmente de 10 a 20 años, con cláusulas
de extensión si se cumplen ciertas metas.
Zonas de protección:
A menudo, el franquiciado requiere exclusividad para que la cadena no abra
otro hotel de la misma marca en el radio cercano.
Inversiones
y reforma (Property Improvement Plan - PIP): El franquiciador puede exigir
remodelaciones periódicas para cumplir los estándares de
la marca.
Cláusulas
de terminación: Costes de salida, indemnizaciones y posibles penalizaciones
si el franquiciado desea romper el contrato antes de plazo.
Uso de la
marca y confidencialidad: El franquiciador es celoso con su know-how, marketing
y manuales.
7. Ejemplos
prácticos de éxito y retos reales
Los casos prácticos
son numerosos. Algunos hoteles independientes que se convirtieron en franquicias
lograron duplicar su ocupación gracias a la visibilidad de una marca
reconocida, aunque debieron acometer costosas reformas para estandarizar
la decoración, los uniformes y los procedimientos de calidad.
Por el contrario,
otras propiedades se vieron afectadas por discrepancias en la aplicación
de estándares o por un exceso de costes, lo que derivó en
conflictos y la rescisión anticipada del contrato con pérdidas
para ambas partes.
8. Conclusiones
y futuro de la franquicia hotelera
El contrato
de franquicia hotelera se perfila como uno de los instrumentos preferidos
por cadenas y propietarios deseosos de crecer. El dinamismo del mercado,
la segmentación de las marcas y el auge de los viajes globales mantienen
alta la demanda de estancias bajo emblemas de prestigio. Sin embargo, es
fundamental que el inversor o propietario evalúe minuciosamente
la rentabilidad, los costes y la pérdida parcial de autonomía.
A medida que
surgen nuevas tendencias —como hoteles boutique o híbridos con apartamentos
y coworking—, las cadenas se adaptan ofreciendo franquicias más
flexibles. De cara al futuro, la competencia por la diferenciación
y la personalización seguirá marcando el sector, pero todo
indica que la franquicia hotelera seguirá creciendo por su capacidad
de aunar marca global con capital local.
Autor: Lorena
Sánchez, consultora especializada en desarrollo hotelero y contratación
internacional.
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