1.
California: el epicentro de los incendios masivos
La región
de Los Ángeles (LA) ha experimentado incendios devastadores de forma
recurrente, un problema que se agrava por los inviernos cada vez más
secos y la vegetación propensa a combustionar con rapidez. Desde
el inicio de 2023, la zona metropolitana de LA ha registrado más
de 30 incendios graves, cobrando vidas y arrasando miles de hectáreas.
Expertos en cambio climático y fuego, como el científico
Doug Kelley, apuntan a la combinación de vegetación seca,
vientos fuertes (Santa Ana) y falta de lluvias como factores clave de esta
intensificación.
Lecciones para
otras zonas propensas
Gestión
de la maleza y zonas de interfaz urbano-forestal.
Refuerzo de
la infraestructura hídrica y capacidad de bombeo.
Planes de
evacuación claros y comunicación eficiente con la población.
2. El Reino
Unido y un riesgo en aumento
Aunque tradicionalmente
el Reino Unido se situaba al margen de grandes incendios forestales por
su clima templado y frecuente pluviosidad, las sucesivas olas de calor
y registros de temperaturas por encima de 40°C han propiciado escenarios
inesperados.
El incendio
que destruyó 20 viviendas en Wennington (2022) evidenció
cómo zonas urbanas podrían verse seriamente afectadas.
Entre junio
y agosto de ese año, Inglaterra sufrió más de 24.000
fuegos relacionados con campos y pastizales, cuadruplicando la cifra del
ejercicio anterior.
La escasez
de recursos para enfrentar emergencias múltiples es otro de los
dilemas. Según expertos, las brigadas de bomberos se ven condicionadas
por la limitada capacidad de agua disponible en ciertos momentos. Una modernización
de la gestión hídrica y la preparación logística
resultan prioritarias si el panorama de calor extremo se repite.
3. Perspectiva
iberoamericana e Iberoamérica: cambios en las dinámicas del
fuego
En Iberoamérica,
la expansión agrícola, la deforestación y los efectos
del cambio climático han disparado incendios en países como
Brasil, Argentina o Colombia. Zonas boscosas y selváticas están
experimentando su peor década en términos de superficie quemada,
mientras la estacionalidad de las lluvias se hace más impredecible.
Por su parte, la Península Ibérica (España y Portugal)
se enfrenta a veranos cada vez más largos y secos, con temperaturas
en alza y fenómenos extremos de sequía que alimentan fuegos
devastadores.
Factores clave:
Transformación
del uso del suelo: la presión humana sobre ecosistemas forestales
incrementa la probabilidad de ignición.
El papel de
la ganadería y la agricultura: prácticas inadecuadas pueden
detonar incendios o descontrolarlos.
Necesidad
de planes integrales: reforzar la gestión de bosques, fomentar la
cultura preventiva y dotar de equipos modernos a los servicios de extinción.
4. La importancia
de la gestión hídrica y los recursos de extinción
Entre las reflexiones
que surgen a raíz de la situación en Los Ángeles y
en regiones de alto riesgo, destaca la gestión del agua. Durante
los incendios graves, la disponibilidad de agua suficiente para abastecer
a los bomberos se convierte en un elemento decisivo para salvar vecindarios
enteros. El ingeniero de seguridad Fathi Tarada menciona casos en los que
solo se pudo proteger la mitad de un vecindario debido a la falta de presión
o acceso al recurso hídrico.
Medidas potenciales:
Reservorios
de emergencia: depósitos adicionales que funcionen como backup para
áreas sensibles.
Sistemas de
agua inteligentes: redes de distribución con telemetría y
control de presiones para reaccionar rápido a un incendio.
Soluciones
de ingeniería: uso de cortinas de agua y barreras de aire para enfriar
o frenar brasas transportadas por el viento.
5. Estrategias
para reducir el riesgo de incendios
La mitigación
de incendios forestales pasa ineludiblemente por la reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero, pero también por medidas
locales:
Gestión
de la vegetación: limpiezas controladas, cortafuegos, poda de matorrales
y mantenimiento de infraestructuras.
Construcción
y urbanismo resiliente: la adopción de códigos de edificación
resistentes al fuego protege la habitabilidad y dificulta la propagación
de llamas.
Inversión
en servicios de extinción: dotar de recursos y personal a los cuerpos
de bomberos, con protocolos coordinados y formación continua.
Educación
ciudadana: campañas informativas sobre la prevención de incendios
y la colaboración vecinal, vital para evacuar o contener con rapidez.
6. Revertir
tendencias: un reto global
El cambio climático
está transformando bosques y campos, con periodos de calor más
prolongados y condiciones idóneas para la aparición de fuegos.
En 2024, la Tierra marcó nuevos récords de temperatura, y
según el Met Office del Reino Unido, la tendencia continuará
al alza si no se reducen las emisiones de inmediato. Los incendios tienden
a volverse más devastadores: su área quemada aumenta y aparecen
en regiones que antes se consideraban libres de riesgo.
Ámbitos
de acción prioritaria:
Política
internacional del clima: cumplimiento de metas más ambiciosas de
reducción de CO?.
Planificación
urbana con criterio: respetar distancias de seguridad entre masa forestal
y núcleos habitados.
Fortalecimiento
de la I+D: avanzar en soluciones tecnológicas de detección
temprana, extinción automática y análisis predictivo
de incendios.
Conclusiones
El aumento
de los incendios forestales es una realidad tanto en las áreas tradicionalmente
vulnerables (p.ej., California) como en otras regiones, desde la Península
Ibérica hasta el Reino Unido, que se enfrentan a olas de calor y
sequía sin precedentes. El factor determinante es la acción
climática para frenar el calentamiento, combinada con planes locales
de prevención y actuación contundente:
Refuerzo de
los servicios de emergencia y mejor gestión de la vegetación.
Mejoras en
la infraestructura hídrica (depósitos, redes flexibles, aumento
de suministro).
Responsabilidad
compartida entre gobiernos, sector privado y ciudadanía para adaptarse
a un escenario de fuegos más frecuentes.
Como recuerda
el experto Richard Betts, “el fuego no es un problema que podamos eliminar,
pero sí podemos convivir con él de una forma más segura”.
El reto trasciende fronteras y exige una colaboración global, tanto
en Iberoamérica como en las costas californianas y en la península
Ibérica.
Autor: Juan
López, periodista especializado en medio ambiente y desarrollo urbano.
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