El
último informe del portal inmobiliario idealista señala que
los precios han alcanzado una media de 12 euros/m2 en agosto, un incremento
alarmante del 9,5% con respecto al año anterior. Aunque algunos
inquilinos en áreas como Teruel o Huelva han experimentado leves
descensos, la situación general es preocupante.
Las cifras
son aún más alarmantes en las capitales. Ciudades como Alicante
y Valencia han registrado aumentos por encima del 20%, con precios que
parecen no tener techo. Barcelona, por su parte, ha visto cómo el
acceso a la vivienda se complica aún más con un alza del
16,1%. Madrid, la ciudad que Ana y Javier consideraron su hogar, no se
queda atrás con un incremento del 10,9%.
Ante un escenario
así, es comprensible que se hagan preguntas. La escasez de oferta
de vivienda social y los altos precios de la vivienda libre se erigen como
obstáculos insalvables para muchos. Además, la idea de limitar
las rentas de alquiler, aunque bienintencionada, ha mostrado ser inoperante
en otras capitales europeas.
¿Cuál
es la solución entonces? ¿Debemos cruzarnos de brazos y esperar?
La gravedad del asunto es palpable en cada rincón del país.
Es imperativo que este problema ocupe el lugar número uno en la
agenda de los responsables estatales, autonómicos y municipales.
Necesitamos estrategias claras y eficaces que respondan a las necesidades
de las personas, que ofrecen soluciones reales a problemas reales.
El mercado
inmobiliario en España está en plena efervescencia, y no
en el buen sentido. Es el momento de actuar, de buscar soluciones y, sobre
todo, de no olvidar que detrás de cada cifra hay historias, sueños
y esperanzas como los de Ana y Javier.
Y mientras
esperamos respuestas y soluciones concretas, te recomendamos la guía
práctica de inmoley.com sobre arrendamientos de vivienda. Es esencial
estar informados y conocer nuestros derechos en estos tiempos inciertos.
EL ALQUILER
EN EUROPA
La escasez
de viviendas convierte al alquiler en una comodidad escasa en toda Europa
En las principales
ciudades europeas, la falta de oferta residencial está llevando
a una fiebre en el mercado de alquileres. Los precios han alcanzado máximos
históricos, impulsados por factores diversos que abarcan desde las
crecientes tasas hipotecarias hasta políticas gubernamentales y
tendencias laborales post-pandemia.
Por ejemplo,
en Zúrich, es común que quienes buscan un apartamento lleven
vino y chocolates a las visitas, en un intento por diferenciarse en un
mercado extremadamente competitivo. Mientras, en Ámsterdam, muchos
estudiantes universitarios pasan meses buscando alojamiento antes de comenzar
el semestre. La situación no es más alentadora en Dublin
y Lisboa, donde jóvenes profesionales, no encontrando alternativas,
optan por regresar a vivir con sus padres.
Las dificultades
en la adquisición de viviendas, las crecientes tasas hipotecarias
y la inflación en los materiales de construcción han limitado
la oferta de nuevas viviendas. A esto se suma que, tras la pandemia, políticas
gubernamentales y nuevas modalidades de trabajo han atraído a trabajadores
extranjeros con habilidades especializadas (y que, a menudo, pueden pagar
más que los locales) a ciudades como París, Dublin, Berlín
y Lisboa. Además, con la vuelta a clases presenciales post-Covid,
la demanda por alquileres en ciudades universitarias como Londres y Ámsterdam
ha crecido significativamente.
Este fenómeno
de incremento en las rentas no es exclusivo de Europa. Sin embargo, se
ve agravado en el continente debido al tamaño relativamente reducido
de las ciudades y a la concentración de edificaciones históricas
y de baja altura. La consecuencia es que aquellos que no pueden permitirse
comprar una vivienda destinan una mayor proporción de sus ingresos
al alquiler.
Christine Whitehead,
profesora de economía de la vivienda en la London School of Economics,
afirma que "las rentas están subiendo y eso está dificultando
la vida, en particular, a las personas que no tienen un patrimonio familiar".
La diferencia entre un joven de 25 años con padres propietarios
de viviendas y aquellos jóvenes que comienzan por completo por sí
mismos es abismal.
El caso de
Hendrine van Walbeek en Ámsterdam es un claro ejemplo. Pasó
meses buscando una habitación para su hijo Mike, futuro estudiante
de física, sin recibir una sola invitación a ver algún
espacio. Al publicar un anuncio sobre él en redes sociales, finalmente
consiguieron una habitación en Uithoorn, a 45 minutos de su universidad,
por 500 euros mensuales, gastos incluidos.
Para combatir
esta tendencia y evitar un aumento drástico en la desigualdad, los
gobiernos europeos deben abordar con urgencia la insuficiente oferta de
viviendas en el mercado.
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