El contrato
inteligente podría tener diversas aplicaciones en el sector inmobiliario:
desde el contrato de compraventa hasta el contrato de alquiler, pasando
por las distintas tareas que forman parte de la gestión habitual
de proyectos inmobiliarios o de construcción.
La cadena de
bloques también podría usarse como columna vertebral para
los sistemas de pago, razón por la cual todos los grandes bancos
están invirtiendo significativamente en esta tecnología.
En un futuro no muy lejano podemos imaginar transacciones realizadas en
tiempo real, con márgenes de error casi inexistentes y un gran ahorro
de tiempo y recursos que actualmente se pierden en las etapas intermedias.
Está
claro que la cadena de bloques tiene un enorme potencial y conducirá
a una simplificación de procesos que actualmente son extremadamente
largos y costosos, revolucionando todo el sector.
Un ejemplo
fue el de Suecia, donde el catastro avanza con un protocolo para el uso
de contratos inteligentes y el blockchain para transacciones inmobiliarias.
Pero será
necesario crear un consenso entre las diferentes partes y entre los usuarios,
para que las transacciones puedan migrar a este nuevo sistema. Acuerdos
como el "European Blockchain Partnershp", firmado por 22 países
europeos, son un primer paso en la dirección correcta.
La legalidad
de los contratos inteligentes será luego confirmada por los distintos
tribunales nacionales de los países en los que se realizarán
las transacciones. También cabe señalar que la cadena de
bloques ha demostrado hasta ahora su eficacia en situaciones donde hay
grandes volúmenes de transacciones repetitivas, como la venta de
acciones o divisas, una de las razones por las que los bancos de inversión
están invirtiendo en esta tecnología.
En un sector
fragmentado como el inmobiliario, seguramente será más difícil
llegar a una masa crítica de transacciones, como para que la tecnología
blockchain sea fiable y competitiva.
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