La
demanda y el precio del suelo urbano aumentaron, mientras que las políticas
demográficas reducían el tamaño de las familias. Estas
tendencias convergentes propulsaron el auge inmobiliario. En 2021, los
ingresos de los gobiernos locales provenientes de la venta de suelo representaron
un impresionante 49% de sus ingresos totales.
El giro preocupante
está en la proporción de la riqueza de las familias chinas
invertida en inmuebles. En 2021, el 69% de la riqueza de los hogares chinos
estaba vinculada a la vivienda, en contraste con el 35% en EE. UU. Esta
fuerte inversión en propiedades como forma de ahorro y la percepción
de que los precios de las viviendas solo aumentarían han creado
una situación peligrosamente inestable.
A pesar de
las advertencias de expertos sobre el inminente estallido de la burbuja,
el gobierno chino, basándose en cifras demográficas infladas,
ha mantenido una postura optimista sobre el futuro económico del
país. Esta perspectiva ha influido en la política y la estrategia,
llevando al país a creer que está en una trayectoria ascendente
imparable. Sin embargo, con un crecimiento económico que comenzó
a desacelerarse desde 2012, resulta evidente que China no es inmune a las
realidades económicas y demográficas.
El valor del
mercado inmobiliario chino es cuatro veces el PIB del país. Con
la vivienda representando más de una cuarta parte de toda la actividad
económica y dos tercios de la riqueza familiar, el sector inmobiliario
se ha convertido en un riesgo para toda la economía. Si la burbuja
estalla, las consecuencias serían devastadoras no solo para China,
sino posiblemente para el mundo entero.
El gobierno
chino ha demostrado habilidad para manejar y contener problemas menores,
pero los desafíos actuales son de una magnitud sin precedentes.
A medida que la burbuja inmobiliaria se expande, la pregunta persistente
es si el gobierno podrá, o incluso si está dispuesto a, tomar
las medidas necesarias para prevenir una catástrofe económica.
Si no actúa con prudencia y rapidez, el mundo entero podría
sentir las ondas de choque.
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