La sostenibilidad
es una megatendencia en todo el mundo. “Cada vez más clientes e
inversores esperan que se incorpore una propuesta de sostenibilidad más
sólida en sus proyectos desde el principio”.
A pesar de
esto, no siempre es fácil conseguir financiación para proyectos
'verdes'.
No obstante,
también se están abriendo nuevas ventanas de financiación
verde como el City Climate Finance Gap Fund del Banco Mundial, que tiene
como objetivo proporcionar más de 4 mil millones de euros de inversión
para apoyar el desarrollo de infraestructura urbana climáticamente
inteligente.
Hay muchas
maneras diferentes para que la industria se vuelva más sostenible
pero, en última instancia, las regulaciones gubernamentales son
un impulsor vital del cambio.
Para que la
construcción sea más sostenible, es necesario que los gobiernos
nacionales aprecien la atracción que tienen e inicien programas
de estímulo y legislación que alienten (o incluso obliguen)
a los contratistas y empresas constructoras a invertir en tecnología
e infraestructura más limpias.
En ciertos
países hay políticas gubernamentales que impulsan la construcción
verde, pero de ninguna manera está muy extendida. Esto está
sucediendo lentamente en los EE. UU., donde el proyecto de ley de infraestructura
de 1,3 billones de dólares del presidente Biden tiene dinero reservado
para ciertas iniciativas ambientales, como 7500 millones de dólares
para construir la primera red nacional de cargadores de vehículos
eléctricos en los EE. UU.
También
se cree que los contratistas que cumplan con ciertas estipulaciones ambientales
tendrán más posibilidades de ganar contratos.
USO DE LA
INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA) PARA REDUCIR LAS EMISIONES
El aumento
de la productividad es la forma en que la IA de Carbon Re puede reducir
las emisiones en las fábricas de cemento: más eficiencia
significa menos combustible utilizado y equivale a ahorros de tiempo y
CO2. La IA da recomendaciones a los operadores de la fábrica, pero
no las implementa automáticamente.
El uso de IA
para reducir las emisiones de carbono en procesos industriales como el
cemento podría resultar invaluable a medida que la industria reduce
las emisiones.
MARCO DE
FINANCIACIÓN VINCULADA A LA SOSTENIBILIDAD. SUSTAINABILITY-LINKED
FINANCE FRAMEWORK
Los siguientes
cinco componentes son la base del Marco de Financiación Vinculada
a la Sostenibilidad:
1.
selección de indicadores clave de rendimiento (KPI);
2. calibración
de objetivos de desempeño de sostenibilidad (SPT);
3. características
específicas de los bonos;
4. informar
sobre lo anterior, y
5. verificación
independiente de los componentes enumerados en los puntos 1-4.
El objetivo es
utilizar los Marcos de Financiación Vinculados a la Sostenibilidad
como una herramienta para canalizar la inversión hacia la economía
baja en carbono y la agenda global de sostenibilidad, vinculando la estructura
de financiación a mejoras de desempeño sostenible corporativas
y locales basadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En consecuencia,
el capital asignado contribuirá a la sostenibilidad, a través
del logro de objetivos ESG cuantitativos predeterminados, ambiciosos y
materiales, que se controlan periódicamente y se verifican externamente.
? Objetivos
de Desempeño Corporativo: Basado en Materialidad. Contribución
a los Objetivos Globales, como el Acuerdo de París sobre el Clima,
reduciendo la huella global de las operaciones propias, alineado con la
estrategia corporativa y representando una mejora material en la trayectoria
de los KPI respectivos.
? Objetivos
adicionales de impacto local: en función de la adicionalidad. Captará
las necesidades sociales tangibles, contribuyendo a la Agenda 2030.
Los compromisos
establecidos en este marco y su impacto real tangible serán garantizados
en todo caso por el emisor de financiación verde (energéticas,
cementeras, etc.). En este sentido, si la empresa no logra entregar el
impacto de compromiso establecido en este marco, se apoyará en terceros
que, a través de mecanismos de sanción, le proporcionarán
el impacto total objetivo equivalente al déficit.
La Taxonomía
de la UE, clasifica las actividades económicas en categorías
que se engloban en macrosectores, e incluye, por el momento, aspectos técnicos
específicos para 2 de los 6 objetivos ambientales que persigue:
la mitigación y adaptación al cambio climático. Además,
toda actividad clasificable bajo la taxonomía también debe
cumplir con un conjunto mínimo de salvaguardas sociales y no debe
contradecir ninguno de los otros cuatro objetivos que persigue (protección
del agua, transición a un modelo de economía circular, control
de la contaminación y ecosistemas saludables).
El modelo de
negocio centrado en la sostenibilidad y con una cartera de proyectos equilibrada
y resiliente, convierten al emisor de bonos verdes en un referente en el
sector.
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