Según
este escenario (con el Euribor a 12 meses subiendo hasta el 1,8% en el
4T 2023), el ratio de carga hipotecaria en España aumentará
del 34,3% en el 1T 2022 (último dato disponible) al 38,6% en el
4T 2023.
Por otra parte,
el aumento de los costes de financiación del sector de la promoción
y construcción inmobiliaria también podría reducir
la oferta de vivienda.
Las ventas
en España en 2020 se desplomaron (–16,9%), mientras que en 2021
repuntaron (34,7%). Estos movimientos repentinos en las ventas son inusuales
y se explican por la propia naturaleza de la pandemia.
El contexto
económico actual y la dinámica del mercado son muy diferentes
a los que prevalecieron durante la crisis inmobiliaria de 2008. La fortaleza
de la demanda está siendo impulsada en gran medida por los cambios
en las preferencias posteriores a la pandemia y el hecho de que algunos
de los ahorros acumulados durante la pandemia son siendo canalizados al
sector inmobiliario. Además, los balances tanto de los hogares como
del sector financiero son ahora mucho más saludables y no hay exceso
de oferta.
La ralentización
en el mercado inmobiliario se produce en un entorno marcado por una alta
inflación, que está erosionando el poder adquisitivo de los
hogares y obligando a los bancos centrales a endurecer las condiciones
financieras.
Para 2023,
sin embargo, el informe prevé que la inflación comience a
moderarse, lo que debería permitir que las tipos de interés
se mantengan contenidas en términos históricos. Todo ello
debería contribuir a que el ajuste del mercado inmobiliario español
sea limitado. Así, esperamos que el reloj vuelva a acercarse al
punto de partida, sin pasar por la zona contractiva.
En particular,
el informe prevé que el número de operaciones de compraventa
caerá algo más del 10% en 2023, mientras que los precios
de las viviendas registrarán una importante desaceleración
pero mantendrán un ritmo de crecimiento positivo.
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