Además,
integra un manipulador delta de autoalineación dinámica con
el BuilDrone para mejorar aún más la precisión de
fabricación a cinco milímetros para imprimir geometría
con requisitos de trayectoria precisos, y desarrollamos cuatro mezclas
de compuestos poliméricos y cementosos adecuadas para la deposición
continua de material.
Demuestra impresiones
de prueba de concepto que incluyen un cilindro de 2,05?metros de altura
que consta de 72 capas de un material de espuma aislante de curado rápido
y un cilindro de 0,18?metros de altura que consta de 28 capas de material
cementoso pseudoplástico estructural, una impresión virtual
de estela de luz de un geometría tipo domo y simulaciones de múltiples
robots. Aerial-AM permite la fabricación en vuelo y ofrece posibilidades
futuras para construir en lugares sin límites, en altura o de difícil
acceso.
El equipo de
investigadores de diferentes disciplinas, liderado por Mirko Kovac, director
del Laboratorio de Robótica Aérea del Imperial College of
London, ha trasladado las alturas una tecnología que ya es ejecutada
por robots estáticos: la de construir casas y reparar edificios
altos. Son una evolución de las impresoras 3D, que han aprendido
a volar, al menos en las pruebas de laboratorio.
Los drones
son de dos tipos, uno formado por “drones constructores” (BuilDrones),
que funcionan como las impresoras 3D y depositan el material de manera
precisa. Y otro integrado por “drones de escaneo” (ScanDrones), que vigilan
los trabajos y dan indicaciones de lo que se debe hacer en cada momento.
De esta manera, trabajan de forma colaborativa, adaptando sus técnicas
sobre la marcha.
El trabajo
de garantizar la coordinación está a cargo de la inteligencia
artificial. Esos drones son totalmente autónomos mientras vuelan
y están supervisados por un controlador humano que comprueba el
progreso e interviene si es necesario, basándose en la información
proporcionada por la propia flota.
Los drones
construyeron una estructura de dos metros con un material de espuma a base
de poliuretano y otra de 18 centímetros con un tipo de cemento desarrollado
específicamente para el experimento. Durante la construcción,
los vehículos evaluaron la geometría impresa en tiempo real
y adaptaron su comportamiento para asegurarse de que cumplían las
especificaciones del proyecto, con una precisión de cinco milímetros
en el caso de la estructura de cemento.
Kovac, una
de las referencias mundiales en el desarrollo de drones, sostiene que una
gran novedad de esta investigación es el haberse abordado de forma
multidisciplinar al aplicar la Inteligencia Artificial Física: la
práctica de crear sistemas físicos capaces de realizar tareas
típicamente ejecutadas por organismos inteligentes. “Se trata de
integrar los materiales, con los robots, con los controladores y con la
arquitectura”, afirma.
“No pretendemos
que esto sustituya a todos los constructores, pero si alcanzamos a un pequeño
porcentaje de la industria, sería un gran avance”, subraya el experto,
que también es jefe del Centro de Tecnología y Materiales
de Robótica en el Instituto de Ciencia de Materiales Empa en Suiza.
Actualmente, su equipo lleva a cabo trabajos experimentales con empresas
del sector de reparación en el Reino Unido.
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