En medio del
aumento de las tensiones entre Rusia y Ucrania, Alemania revivió
el proyecto en 2022. Hace solo una semana, el canciller alemán,
Olaf Scholz, proclamó que un gasoducto que atraviesa Portugal, España
y Francia hacia Europa central está “brillantemente ausente” y,
si existiera, podría hacer una “gran contribución” para aliviar
la crisis del suministro de energía.
Alemania subrayó
que estaba activamente "en conversaciones" con el presidente francés
Emmanuel Macron y la jefa de la Comisión de la UE, Ursula von der
Leyen, sobre el proyecto. Pero ahora, las posibilidades de su reactivación
parecen sombrías.
Ahora que París
sigue siendo un obstáculo para la ambición de Alemania. España
ha advertido que el temor de Francia sobre Midcat está motivado
en gran medida por el temor a las futuras exportaciones de energía.
España afirma que el gasoducto Midcat se utilizaría para
transportar hidrógeno, que se considera una de las fuentes de energía
renovables del futuro.
La idea impulsada
por los funcionarios españoles sugiere que París teme la
competencia por sus exportaciones de energía de hidrógeno.
Parte de la
razón de la intransigencia de Francia fueron sus ambiciones orientadas
a la exportación, señalan fuentes españolas consultadas.
El enorme potencial de Iberia para generar energía renovable barata
y traer gas económico de las estaciones de GNL y sus vínculos
con África es una amenaza para Francia.
Francia no
quiere ser una encrucijada para que los electrones generados en otros lugares
lleguen a su destino final después de todo, y la infraestructura
de tránsito cuesta dinero para construir y mantener.
Los argumentos
de Francia son, básicamente, que la infraestructura tardaría
mucho en construirse y, además, va contra la política europea
de eliminar los combustibles fósiles para el año 2050. Además,
el gobierno francés duda que pueda servir en un futuro para el transporte
de hidrógeno verde, una fuente de energía que todavía
no está bastante madura como para determinar qué alcance
tendrá. Por el contrario, el ejecutivo español asegura que,
al menos su parte del gasoducto (entre Hostalric y Francia), podría
construirse en solo ocho meses.
ESPAÑA
CONFÍA EN LA FINANCIACIÓN DE LA UE
España
insiste en que la UE se haga cargo de la financiación del tramo
MidCat. El gobierno de Madrid había establecido previamente la infraestructura
de GNL del país, que incluye seis terminales, sobre todo con subsidios
de Bruselas. Desde la perspectiva de Bruselas, la expansión del
sistema de oleoductos entre España y Francia fue una prioridad durante
mucho tiempo. Hasta que el proyecto se archivó en 2019, MidCat estaba
en una lista de proyectos de infraestructura prioritarios diseñados
para impulsar la diversificación en el suministro de energía.
PARA LA UE,
LA DESCARBONIZACIÓN ES UNA PRIORIDAD
La UE ahora
quiere independizarse de la energía rusa con la ayuda de la estrategia
"RePower EU". La Comisión quiere aportar casi 300.000 millones de
euros para 2030. La suma debería consistir en gran parte en préstamos
y subvenciones, parte del dinero todavía está disponible
del Fondo de Ayuda Corona decidido en 2020. Una portavoz de la Comisión
dijo que estaría en línea con la estrategia "RePower EU"
si España y Francia promovieran los llamados proyectos de interés
común en el sector energético. Sin embargo, estos proyectos
franco-españoles no son de gas, sino de suministro eléctrico
compartido.
Según
ha explicado la portavoz, las inversiones para conectar las terminales
de GNL de la península ibérica con la red del norte de la
UE deben diseñarse de forma que en el futuro también se pueda
transportar hidrógeno. Scholz también le dio importancia
a este punto en su conferencia de prensa. Según la idea del Canciller,
los gasoductos que actualmente se utilizan para importar gas licuado podrían
en el futuro estar disponibles para importar hidrógeno.
INFORME DE
COSTE-BENEFICIO
En concreto,
se trata de un tramo de gasoducto con una longitud de 226 kilómetros
que comenzaría en Hostalric al norte de Barcelona y terminaría
cerca de Carcasona en el sur de Francia. El problema: como el oleoducto
atravesaría los Pirineos, el proyecto es caro. Es probable que el
costo de construcción supere los 440 millones de euros.
El proyecto
del gasoducto denominado MidCat se puso en marcha en 2013 entre Cataluña
en España y el sureste de Francia antes de ser abandonado en 2019,
debido a la ausencia de un acuerdo sobre su financiación y la falta
de apoyo efectivo de Francia, que fue no está convencido de su viabilidad.
Un estudio
de viabilidad encargado por la Comisión Europea en 2018 concluyó
que la infraestructura, con un coste de más de 440 millones de euros,
no sería ni rentable ni necesaria.
A pesar de
un intento de reanudación de las obras, que se confirmó con
la firma de un convenio en marzo de 2015, el proyecto se abandonó
definitivamente en 2019. Esto se debió principalmente a razones
de estructuración del paquete financiero, pero también por
razones ambientales.
Un informe
de coste-beneficio encargado a una consultora finlandesa y financiado por
la UE -que iba a permanecer en secreto pero cuyos hallazgos se filtraron
en abril de 2018- afirmaba que " el proyecto puede tener un interés
económico, pero solo en presencia de una combinación de tres
factores específicos: bajos niveles de demanda de gas en Europa,
acceso restringido al gas argelino y aumento del precio del gas natural
licuado”.
Dadas las infraestructuras
ya construidas en Cataluña antes del abandono de MidCat, "quedarían
unos 100 km" para llegar a la frontera francesa, ha dicho esta fuente,
que confirma que se tardaría "ocho o nueve meses desde el inicio
de la construcción".
Enagás
ya ha indicado que prevé invertir 370 millones de euros en este
proyecto en caso de obtener luz verde de la UE.
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