Los analistas
de Citigroup Inc. dicen que podría haber dos escenarios posibles
sobre cómo operará el impuesto con el gobierno, ya sea preparando
un gravamen existente sobre los depósitos o aplicando uno nuevo
sobre los ingresos. Una tercera opción de una tasa impositiva corporativa
más alta para los bancos es poco probable, dijeron.
Los analistas
de Morgan Stanley y Goldman Sachs Group Inc. estiman que los dos bancos
españoles más grandes, Banco Santander SA y Banco Bilbao
Vizcaya Argentaria SA, podrían ver caer sus ganancias en alrededor
de un 4 % en 2023. Goldman Sachs también advirtió que sus
coeficientes de capital CET1 podrían tomar un 10 golpe de punto
base de la medida.
Una incertidumbre
señalada por los analistas es si el impuesto a las ganancias extraordinarias
estará destinado a las ganancias internas o también a las
ganancias de aquellos bancos, como Santander y BBVA, que tienen amplias
operaciones en el extranjero.
El golpe fiscal
podría ser más fuerte para prestamistas como CaixaBank SA
y Banco de Sabadell SA, que operan principalmente en España. Los
analistas de Bloomberg Intelligence dijeron el jueves que la tasa impositiva
adicional efectiva para los bancos nacionales podría estar entre
el 13% y el 15%.
Respecto a
las eléctricas, habrá una guerra judicial de calado. Y ya
advierten que
de los 8.504
millones que ganan, 7.000 están protegidos por no venir de España
o ser áreas reguladas.
Endesa, Iberdrola,
Naturgy y EDP, consideran que, al menos 7.000 millones de los 8.500 millones
que ganan al año, están blindados ante el nuevo hachazo fiscal
que prepara el Gobierno. Así se desprende de un informe elaborado
por la consultora Deloitte.
A nivel internacional,
la imagen de España queda afectada porque se convertirá en
la primera gran economía de la Unión Europea en aplicar un
impuesto 'extra' a la banca para financiar su plan anticrisis.
Otros países
como Francia o Reino Unido aplicaron hace años tributos específicos
a las entidades, con la salvedad de que estaban destinados a recuperar
las ayudas públicas con las que se salvó al sector en la
anterior crisis financiera. Según la base de datos de la Dirección
General de Fiscalidad y Unión Aduanera de la Comisión Europea,
otros como Austria, Bulgaria o Finlandia también mantienen impuestos
al sector, pero en la mayoría de los casos se usan como contribución
a fondos de estabilidad financiera (algo similar al Fondo de Garantía
de Depósitos español).
Solo Hungría
ha tomado una decisión parecida a la de España en los últimos
meses, tras aprobar en mayo un impuesto sobre los beneficios de bancos
y aseguradoras para financiar sus medidas contra la crisis y mayor gasto
en defensa. Un tributo que también afecta a grandes cadenas minoristas,
líneas aéreas y energéticas.
En el sector
de la construcción hay temor a nuevos impuestos porque la producción
de las constructoras españolas se estanca en 2021
El valor de
la producción del sector de la construcción en España,
entendida como la formación bruta de capital fijo en construcción,
se situó en 2021 en 119 millones de euros, cifra que apenas supone
un avance del 0,1% respecto a 2020, año en el que se desplomó
un 8,3% por el impacto de la pandemia.
Según
el Observatorio Sectorial DBK de Informa (filial de Cesce), el segmento
de viviendas fue el que experimentó el peor comportamiento en el
bienio 2020-2021, con caídas en el valor de la producción
del 8% en 2020 y del 3,5% en 2021, descendiendo hasta los 64.890 millones
de euros.
Y Europa advierte
a España de que hay nubarrones. “En España”, según
el comisario Gentiloni, “la actividad económica de este año
se sustentará en el retorno del turismo a los niveles previos a
la pandemia y una implementación más rápida de las
inversiones en el marco del Plan de Recuperación y Resiliencia.
Hacia finales de año y en 2023, se prevé una desaceleración
de la actividad económica, a medida que los hogares ajusten sus
decisiones de consumo a la incertidumbre económica y al alza de
precios”.
Las subidas
de precios mencionadas por Gentiloni son otra mala noticia para España.
La nueva revisión de la Comisión Europea prevé una
inflación media del 8,1% hasta final de año, y no será
hasta 2023 que los precios se estabilicen un poco más, con una inflación
media del 3,4%. En la zona euro alcanzará el 7,6% en 2022 y el 4%
en 2023, pero además, se espera que el tercer trimestre del año
marque un nuevo máximo histórico del 8,4%. “A pesar del debilitamiento
de la economía, las presiones inflacionarias siguen siendo fuertes,
pero después de alcanzar un nivel récord habrá una
caída”, subrayó Gentiloni.
Los inversores
se preguntan si algunos países de la zona euro pueden continuar
refinanciando sus deudas públicas, que se han disparado durante
la pandemia y se están volviendo más caras de refinanciar
a medida que el BCE se prepara para subir las tasas de interés.
La situación
de Italia se ha vuelto mucho más inestable.
El rendimiento
de referencia a 10 años de Italia subió a un máximo
del 3,5% el jueves y el diferencial sobre los bonos alemanes más
seguros se amplió a 227 puntos al cierre, habiéndose más
que duplicado desde principios de año.
Con todos estos
datos, la seguridad jurídica de un país no tiene precio para
seguir refinanciando la deuda pública y España debería
transmitir mensajes constantes a los inversores de la confianza en el sistema.
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