Se prevé
que los impuestos temporales sobre bancos y grupos energéticos,
que se aplicarán en 2023 y 2024, recauden un total de 7.000 millones
de euros: 1.500 millones de euros al año del sector financiero y
2.000 millones de euros al año de los servicios públicos.
Hungría
introdujo una medida similar a la de España en mayo. En Polonia,
cuyo gobierno introdujo un impuesto sobre los activos bancarios en 2016,
el líder del partido gobernante Ley y Justicia advirtió a
principios de este mes que los bancos podrían verse afectados por
un nuevo impuesto sobre las ganancias inesperadas si maltrataban a sus
clientes.
El gobierno
español no explicó cómo se aplicarían los nuevos
gravámenes a bancos y grupos energéticos, advierte expresamente
el Financial Times. No menciona el artículo que en cuanto a las
energéticas, otros gobiernos europeos también respondieron,
incluido Francia, que está analizando cómo podría
extender un escudo de tarifas energéticas el próximo año
para los hogares más pobres.
Según
Blomberg en relación a los bancos, “Esto no se esperaba en absoluto
y es otro aspecto negativo para los bancos en un momento en que se avecina
el riesgo de recesión”, dijo por teléfono el analista de
KBW Daragh Quinn. “Los márgenes de los bancos españoles disminuyeron
con las tasas de interés negativas y ahora que ese negocio estaba
a punto de recuperarse a medida que suben las tasas, el gobierno participa.
Sin embargo, no hay mucho que puedan hacer”.
Según
Reuters, Sánchez dijo que el gobierno impondría el impuesto
a "los grandes bancos porque ya estaban comenzando a beneficiarse de las
(esperadas) subidas de tipos de interés".
El portavoz
de la asociación bancaria española AEB, José Luis
Martínez, dijo que "la posible subida de tipos de interés
del Banco Central Europeo no aseguraba necesariamente una mejora de la
rentabilidad de los bancos, ni se traducía en beneficios extraordinarios,
sino que respondía a la subida en la inflación y puede llevar
a una menor actividad económica".
Insiste Reuters
en que el gobierno no proporcionó ningún detalle sobre las
tarifas previstas o cómo funcionarían los gravámenes,
diciendo que solo se aplicarían a empresas con una facturación
de al menos 1.000 millones de euros.
Martínez
agregó que el sector no ha sido consultado ni informado, a pesar
de mantener un diálogo permanente con el gobierno.
Los analistas
dijeron que los bancos ya estaban bajo presión por los temores de
una recesión y la posibilidad de que cualquier aumento de las tasas
no sea tan significativo como se esperaba.
"El impacto
en la banca española ha sido inmediato porque no se esperaba esta
medida y ha venido como una tormenta", dijo Nuria Álvarez, analista
de la corredora madrileña Renta 4.
Artículo
comentado
|