En los ensayos
anteriores, los investigadores intentaron convertir los desechos de alimentos
en cemento mezclando plásticos para unir los materiales. Sin embargo,
después de meses de fallos, descubrieron que la unión se
puede lograr ajustando la temperatura y la presión. Utilizaron un
proceso de tres pasos para hacer el cemento: secado, pulverización
y compresión.
Este proceso
se llevó a cabo haciendo uso de mezcladores y compresores simples
que se pueden comprar disponibles en línea.
En la fase
de experimentos, Sakai y Machida hicieron un tipo de cemento usando hojas
de té, cáscaras de naranja y cebolla, posos de café,
repollo chino y sobras. Con sabores, diferentes especias, los colores,
el aroma y el sabor del cemento se pueden hacer diferentes y atractivos.
Para comer el cemento, es necesario romperlo y hervirlo. El cemento se
puede recubrir con laca japonesa para impermeabilizarlo y protegerlo de
plagas y roedores.
En 2019, Japón
produjo alrededor de 5,7 millones de toneladas de desperdicios de alimentos
comestibles, que el gobierno tiene la intención de reducir a alrededor
de 2,7 millones de toneladas para fines de esta década.
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