La disputa
se remonta a 2007, cuando España introdujo una “tarifa” favorable
ligada a la inflación para la electricidad generada por instalaciones
de energía renovable. Se consideró que la iniciativa fue
un gran éxito en ese momento y se invirtieron miles de millones
de euros en instalaciones, que van desde plantas de energía recién
construidas hasta paneles solares instalados en los hogares de las personas.
El resultado fue casi inmediato: solo en 2008, España representó
la mitad de las nuevas instalaciones de energía solar del mundo
por potencia y el país cumplió el objetivo de la UE del 20
por ciento de producción a partir de fuentes de energía renovables
para 2020 en 2009.
Pero, tras
la crisis financiera de 2008, España cambió el esquema e
introdujo una nueva “tarifa” que fue significativamente menos generosa
para los inversores. Es importante destacar que la nueva tarifa también
se aplicó retroactivamente a las instalaciones realizadas entre
2007-2012. Las empresas demandaron al gobierno español por introducir
la nueva tarifa, pero los tribunales nacionales dictaminaron que los recortes
de subsidios eran legales según la ley española. Luego, los
inversores presentaron demandas de arbitraje de tratados internacionales
contra España por los recortes de tarifas de alimentación
en virtud del Tratado sobre la Carta de la Energía (ECT), que está
diseñado para proteger a los inversores extranjeros en activos energéticos.
La Carta de la Energía se estableció en 1994 y contiene una
cláusula que dice que el arbitraje internacional debe ser la forma
preferida para resolver tales disputas.
Alrededor de
50 empresas, en su mayoría grandes empresas energéticas en
Europa y más allá, presentaron demandas contra España
en virtud del TCE entre 2013 y 2020. Hasta el momento, España ha
perdido 25 de estas 50 reclamaciones y ha ganado solo cinco. Las empresas
que han iniciado acciones legales por los recortes de tarifas hasta el
momento incluyen Antin Infrastructure Services Luxembourg S.à.rl
y Antin Energia Termosolar BV ("Antin"), constituidas en Luxemburgo y los
Países Bajos, respectivamente. Estos invirtieron en instalaciones
de energías renovables en España que se beneficiaron del
plan de apoyo de 2007.
Un laudo arbitral
en 2018 determinó que España había infringido el Tratado
de la Carta de la Energía cuando modificó el esquema de apoyo
a las energías renovables de 2007 e introdujo un nuevo esquema de
apoyo en 2013 con montos de apoyo más bajos. El tribunal arbitral
ordenó a España indemnizar a Antin por las pérdidas
sufridas como consecuencia de las modificaciones del régimen de
2007. La indemnización asciende a 101 millones de euros. En otro
caso similar, España ordenó pagar 41 millones de euros al
inversor solar alemán SolEs Badajoz GmbH por recortar retroactivamente
las primas a largo plazo para sus proyectos de energía renovable.
La empresa afirmó que tenía una garantía de 25 años
bajo el sistema tarifario de 2007 que luego fue abolido. SolEs Badajoz
es solo una de varias empresas que ganó una disputa contra España
que se enfrenta a un estimado de 1 €.
Los casos se
han presentado ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas
a Inversiones (CIADI), que es un sistema de "estándar de oro" administrado
por el Banco Mundial. Se cree que España tiene más laudos
arbitrales del CIADI impagos que cualquier otro país del mundo y
se une a las filas de Argentina, Venezuela y Rusia como morosos de las
deudas adjudicadas por los tribunales finales. Por otra parte, la Comisión
Europea abrió una "investigación en profundidad" para evaluar
si tales laudos arbitrales se ajustan a las normas de la UE sobre ayudas
estatales.
Una fuente
de la comisión dijo: “En esta etapa, la opinión preliminar
de la Comisión es que el laudo arbitral constituiría ayuda
estatal”. Sin embargo, aquellos que invirtieron en energía renovable
bajo el esquema español advirtieron a la UE que, al respaldar tentativamente
a Madrid en su postura, Bruselas corre el riesgo de dañar sus propios
objetivos de cero emisiones netas. Un inversor le dijo a este sitio: "Si
la Comisión intenta obstaculizar estos premios, será perjudicial
para la inversión en energía renovable y reducirá
la seguridad jurídica dentro de la UE".
El gobierno
español, en su defensa, argumentó anteriormente que la caída
del costo de los paneles solares significaba que la industria renovable
podía hacer frente a niveles reducidos de apoyo.
Una década
después de que España comenzara a reducir sus arreglos originales
de tarifas de alimentación, esta larga disputa legal no muestra
signos de disminuir. Pero muchos argumentan que es vital resolver la disputa
y que España pague los laudos arbitrales para restaurar la confianza
de los inversores en el país y, quizás aún más
importante, proteger el tan publicitado Acuerdo Verde de la UE.
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