Lo esencial
del plan de negocios es el punto final. Eso no significa el final del plan
de negocios, sino que se trata de reformular las expectativas sobre cómo
llegar allí.
Un plan de
negocios perfecto no garantiza el éxito. Aunque parezca perfecto
sobre el papel, puede que no se ajuste a la realidad del mercado.
La clave es
mantenerse resistente a través de los tiempos difíciles.
Es increíblemente difícil separar las emociones de los negocios.
El estrés y los problemas de salud son comunes, y los eventos inesperados
pueden ser particularmente difíciles de manejar.
Los verdaderos
emprendedores, los que no ocultan que se han arruinado unas cuantas veces
antes, tratan de evitar pensar en emociones negativas y emplean su tiempo
en comenzar a planificar sus próximos pasos lo antes posible.
Otra clave
es contar con personal que esté a la altura de las circunstancias,
que sean flexibles y se adapten a los cambios de ciclo.
Tener un buen
equipo es crucial cuando se enfrentan contratiempos.
Y para eso
hay que haber delegado. Si el personal es de confianza, la delegación
siempre es productiva y el empleado responde a la confianza con mejor servicio.
En conclusión,
planificar con anticipación, pero ser flexible. Por eso es tan difícil
equilibrar el compromiso con un plan de negocios y la necesidad de estar
abierto a nuevas oportunidades.
Ser demasiado
rígido en la aplicación del plan de negocios es un error.
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