Si los miembros
de la próxima generación quieren convertirse en los futuros
líderes de la empresa, la familia puede decidir introducir políticas
de empleo que describan claramente las expectativas y los requisitos.
Esto evita
los problemas de que algunos miembros se sientan atrapados y deseen seguir
sus propios caminos profesionales, y otros tengan pasión por el
negocio pero carezcan de las habilidades que alguien de fuera podría
aportar al papel de liderazgo.
En lugar de
suponer que la próxima generación querrá seguir los
pasos de sus padres (lo que suele ser el caso), los sucesores deben pasar
algún tiempo en otros negocios o actividades para ver el mundo exterior
y probar su idoneidad.
Si bien los
beneficios de los valores y antecedentes familiares compartidos pueden
ser invaluables, trabajar con un extraño traerá más
amplitud y alcance.
Traer a un
experto ajeno a la familia puede parecer desalentador para algunas familias,
ya que pueden sentirse examinadas y desafiadas acerca de cómo se
han hecho las cosas históricamente.
Esto resalta
la importancia de asegurarse de que traigan a alguien que ha trabajado
con empresas familiares en el pasado y entienda la dinámica familiar.
En esto caso
conviene definir las responsabilidades para garantizar que cualquier miembro
(que no sea de la familia y ejerza roles de relevancia) cuente con la autoridad
necesaria para realizar el trabajo para el que se le contrató. De
lo contrario, es posible que no permanezcan a bordo por mucho tiempo.
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