Durante 2021,
los rendimientos de los bonos europeos aumentaron ligeramente en previsión
de un seguro cambio de política del BCE, aunque parece probable
para los próximos meses es que el Banco mantendrá su enfoque
en 'condiciones financieras favorables', permitiendo que los rendimientos
de los bonos aumenten muy gradualmente a medida que la economía
se recupere.
Dado que la
mayoría de los bonos gubernamentales de la eurozona aún muestran
rendimientos negativos o cercanos a cero, es probable que fluya más
capital hacia los mercados inmobiliarios. Además, la propiedad todavía
ofrece una buena cobertura contra la inflación. Esto podría
significar una mayor compresión del rendimiento en el segmento inmobiliario
principal.
Pero en España
ya hay señales de alerta. La prima de riesgo en España cotiza
en los 81 puntos. Su valor ha aumentado 2 puntos desde la jornada anterior.
La prima de
riesgo cotizó en los 81. Su valor ha aumentado 2, 2 desde la jornada
previa.
En los últimos
doce meses la prima de riesgo en España ha aumentado 23 puntos y
en lo que va de año ha subido 7 puntos
Si revisamos
el histórico de la cotización de la prima de riesgo en España
desde 1991,vemos que alcanzó su precio máximo, 668, el 7
de octubre de 1992 y su precio mínimo, -6, el 26 de noviembre de
2004.
La presión
a la baja del bono alemán, el activo de referencia en Europa, ha
elevado de forma significativa las primas de riesgo, incluida la española.
Los precios
del bono alemán en el mercado secundario no presentaban cifras tan
bajas desde hace algo más de tres años, hasta el punto de
que la rentabilidad del bund está ya abandona el terreno negativo
en el que ha permanecido de forma ininterrumpida desde abril de 2019.
España
es especialmente sensible a esa potencial subida de tipos por su elevado
nivel de endeudamiento. La deuda pública alcanza los 1,43 billones
de euros (122,1% del PIB) y en el 2022 vencen 140.000 millones, a los que
hay que añadir los que hay que emitir para financiar el déficit
previsto (unos 59.000 millones, el 5% del PIB). Una subida de 100 puntos
básicos en el coste de emisión sería un sobrecoste
de 2.000 millones de euros en un solo año.
Otro elemento
de preocupación es el elevado nivel de endeudamiento externo. En
términos netos, la posición internacional de inversión
es negativa equivalente al 77,3% del PIB (909.000 millones de euros), y
en términos brutos son 2,32 billones (197,4% del PIB). De esa deuda
externa, el 30% es pública. Con semejante nivel de deuda externa,
una pequeña subida de tipos implica un empobrecimiento, ya que tendremos
que destinar una mayor parte de nuestra renta a pagar a no residentes.
Es de suponer
que la Comisión Europea no tarde en pedir a España un plan
de saneamiento de las finanzas públicas poscovid que sea creíble
y tranquilice a los inversores (lo que exige reformas como la de las pensiones).
Si al aumento de los tipos de interés del BCE se añadiera
un aumento de la prima de riesgo que exige el inversor para confiar en
nuestra economía, la recuperación se pondría cuesta
arriba por el endurecimiento en las condiciones de acceso a la financiación
en una economía tan endeudada con el exterior.
Para España
el mayor riesgo sigue siendo la elevada deuda pública y la necesidad
de emitir y refinanciarla. El Tesoro se financió en 2021 a tipos
negativos, pero 2022 será diferente.
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