La gestión
moderna de los residuos debe permitir satisfacer las múltiples necesidades
que se derivan de la conciencia generalizada de la población sobre
los principales problemas ambientales, desde el desarrollo científico
y tecnológico, hasta las importantes cuestiones ecológicas
de carácter global vinculadas a los recursos limitados, con el cambio
climático, con el aumento de la contaminación, con el desarrollo
demográfico y con el agotamiento de las materias primas y fuentes
de energía no renovables.
Entre estas
necesidades ciertamente podemos incluir:
•
la búsqueda de los objetivos primarios de la salud y la protección
del medio ambiente,
• la reducción
del volumen y cantidad de residuos producidos (especialmente en zonas de
alta concentración demográfica),
• minimización
de emisiones y reducción del potencial contaminante de los residuos
tanto a escala local (contaminación de aguas, suelos, olores, etc.)
como a escala global (emisiones de gases de efecto invernadero, etc.),
• separación
en origen de residuos y reutilización de fracciones aprovechables,
• maximizar
la recuperación de recursos materiales y energéticos a partir
de residuos,
• gestión
sostenible de los residuos del reciclaje con el control de contaminantes
y sustancias peligrosas que pueden acumularse en el tiempo,
• la combinación
integrada de diferentes tecnologías (selección y tratamiento
mecánico de fracciones aprovechables, tratamiento térmico
de fracciones combustibles, tratamiento biológico de fracciones
biodegradables, vertedero sostenible de residuos, con cierre de ciclo material),
• la minimización
de riesgos para la salud,
• la minimización
de los impactos ambientales, sociales y económicos con miras al
desarrollo sostenible.
El cumplimiento
de las necesidades enumeradas requiere la adopción de estrategias
de gestión integrada de residuos organizadas sobre una base jerárquica
como la definida por la Unión Europea en la Directiva 2008/98/CE,
dividida en cinco etapas integradas:
•
prevención,
• preparación
para la reutilización,
• reciclaje,
• recuperación
de energía,
• desecho.
El principal resultado
de la aplicación del sistema debe ser el de la reducción
progresiva de la cantidad de residuos destinados a disposición final,
favoreciendo la reducción de la producción, preparación
para la reutilización, actividades posteriores de recuperación
de materia y energía. Cabe señalar que ninguna actividad
tiene un “impacto cero” por lo que es necesario pensar desde el punto de
vista de un sistema de gestión y no de una única unidad de
tratamiento.
ECONOMÍA
CIRCULAR: ENTRA EN VIGOR LA NUEVA NORMATIVA SOBRE RESIDUOS INERTES
Ha entrado
en vigor la primera intervención importante que quería el
Ministerio italiano de Transición Ecológica para el desarrollo
circular del sector de la construcción, la nueva normativa sobre
la calificación de residuos inertes de la construcción y
demolición actividades La disposición también identifica
una vía administrativa innovadora, una especie de "bono" para tener
en cuenta la aplicación específica y la complejidad de un
sector que afecta a las pequeñas, medianas y grandes empresas.
Esta representación,
por lo tanto, clasifica los diferentes componentes del sistema de gestión
de residuos con un enfoque que tiende a satisfacer una opinión pública,
muchas veces sesgada debido a la mala gestión pasada de los residuos
sólidos y asociada a los síndromes NIMBY ("Not in My BackYard",
es decir, "Not en mi patio”) o BANANA (“No construir absolutamente nada
en ninguna parte cerca de nadie”, es decir, “No construyas nada en ninguna
parte cerca de nadie”).
A pesar del
énfasis negativo que se suele dar a las dos últimas etapas
de la pirámide, la incineración y el vertedero, estos sistemas
siguen ocupando un lugar importante en el panorama internacional, ofreciendo
un importante papel final en el cierre del ciclo de la materia. Este aspecto
está, de hecho, bien representado por el concepto de devolver a
la tierra el material que se tomó de ella para producir los bienes
que luego se convirtieron, al final de su uso, en residuos (Back to Earth
Alternatives, BEA) y en que se encuadra dentro de la valorización
de áridos que, a través de la producción de materiales
de construcción, implica una devolución al suelo en forma
de productos de construcción.
La creciente
preocupación por el uso de los recursos no renovables, con el consiguiente
agotamiento de las reservas disponibles, con la implicación y concienciación
de los productores de residuos, desde los ciudadanos hasta las industrias,
para reducir la cantidad y mejorar su calidad, ha hecho que sea necesario
explotar los recursos contenidos en los residuos.
En este sentido,
se han introducido las operaciones técnicas de "Reciclado de materiales"
cuyo objetivo es recuperar y transformar las fracciones aprovechables presentes
tanto en las acumulaciones ("minería urbana") como en los flujos
antrópicos (fracciones diferenciadas de residuos urbanos, aceites
agotados, lodos, residuos viarios, residuos del tratamiento térmico,
etc.) en materiales cualificados para la fabricación de nuevos productos
y la “Recuperación de recursos” que incluye, además de los
recursos materiales, también los energéticos, constituidos
tanto por productos de alto contenido energético (biocombustibles)
como por el calor generado por combustión de alta eficiencia energética.
Estos conceptos
ahora se incluyen en el más general de Economía Circular
/ Economía Circular, un principio introducido en Europa en 2015
con un plan de acción específico (COM 2015, 12/02/2015) que,
rechazando la economía basada en take-make-waste (literalmente tomar,
descartar), sanciona la transición a una gestión circular
de las diferentes fases de vida de un producto, considerando un insumo
de recursos vírgenes necesarios y una inevitable salida de residuos
destinados a disposición final. El objetivo es mantener el valor
de los productos durante más tiempo (alargamiento del ciclo de vida),
ahorrando recursos renovables, minimizando la producción de residuos,
generando crecimiento económico y de empleo.
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