Esta es una
de las principales conclusiones del estudio realizado por el Clúster
de la Edificación, a través de su Grupo de Trabajo de “Estandarización
y componentes industrializados en la edificación”, formado por representantes
de empresas como Aedas Homes, Acciona, Almar, CIP, CNSTL, Italsan, Danosa
y Sika.
Para José
María Quirós, coordinador de este grupo y delegado de Industrialización
de Aedas Homes, las causas que motivan esta falta de modernización
han sido “la gran bolsa de mano de obra que habitualmente ha tenido el
sector, así como un cierto inmovilismo por parte de los actores
intervinientes en el proceso constructivo tradicional. Estos dos factores
han hecho poco atractivo lanzarse a la aventura de industrializar el sector
con unos primeros pasos que siempre son costosos y, a veces, faltos de
resultados”.
Sin embargo,
la realidad del sector ha cambiado mucho y la mano de obra actual es escasa
y poco cualificada, lo que ha generado tensiones alcistas en los costes,
prolongación de los plazos de construcción y problemas postventa
por la calidad del producto resultante.
“Y no solo
eso”, asegura Quirós. “Por si fuera poco, la construcción
tradicional es responsable de una gran porcentaje de residuos inertes,
así como de la generación de gases de efecto invernadero,
de la ineficiencia en el uso de energías y los elevados consumos
de agua. En aras de mejorar decididamente la sostenibilidad de nuestro
sector, parece obvio que no podemos seguir construyendo de esa manera”,
explica el portavoz del Grupo de Trabajo de Elementos Industrializables
para ensamblar en obra.
La solución
pasa, para el Clúster, por una rápida industrialización
del sector con procesos de producción digitalizados, realizados
en fábricas, con resultados de calidad y costes más reducidos.
Para ello se puede optar por fabricar viviendas por módulos utilizando
procesos industriales dentro de una nave o industrializar ensamblando componentes.
Se trata de
evolucionar hacia una forma de construir consistente en ensamblar “in situ”
en la propia parcela distintos componentes cada vez más complejos
en su composición.
El proceso
es sencillo y comienza por el montaje de la estructura (prefabricada de
hormigón, metálica o de madera). A continuación, se
incorporarían las fachadas con el aislamiento integrado, el acabado
y la carpintería exteriores; para posteriormente incorporar los
baños industrializados, cocinas, patinillos, núcleos de escalera,
chimeneas armarios y un largo etcétera hasta terminar las viviendas.
“De todos estos
componentes, algunos como los baños tienen ya un alto grado de desarrollo
y existe bastante oferta en el mercado, aunque todavía les queda
el último paso, que es la mecanización o robotización
en su fabricación”, detalla José María Quirós.
“Otros de estos componentes, como las estructuras y las fachadas, tienen
también un notable grado de desarrollo, pero su uso, a día
de hoy, supone un sobrecoste que sólo conseguiremos reducir generando
la demanda suficiente que permita minorar los precios a base de perfeccionar
los procesos de fabricación y conseguir los ahorros que permite
la economía de escala”.
Este proceso
de mejora tiene que pasar, según el Clúster de la Edificación,
por seguir apoyando a los fabricantes para el desarrollo de nuevos componentes
y estandarizar, en la medida de lo posible, los distintos componentes.
“De la misma forma que las cocinas se diseñan en base a unos módulos
de ancho estándar, deberíamos hacer con el resto de los componentes
con la suficiente flexibilidad para permitir una buena arquitectura”, aclara
Quirós.
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