Se está
negociando una financiación de 100mn de euros del Banco Europeo
de Inversiones (BEI) junto con 100mn de euros del banco alemán de
desarrollo KfW y una donación de 17mn de euros de la Comisión
Europea. En total, 217 millones de euros.
El paquete
soberano propuesto apunta a infraestructura y, potencialmente, a áreas
asociadas, como la certificación del hidrógeno y la formación
de habilidades a nivel local, medidas diseñadas para fomentar la
participación privada y poder garantizar que toda la sociedad disfrute
de los beneficios.
La cooperación
está orientada ante todo a descarbonizar la matriz energética
de Chile y a aprovechar futuras oportunidades de exportación.
Chile se comprometió
a llegar a cero emisiones netas de carbono para 2050, para lo cual el uso
de hidrógeno verde, en áreas como el transporte pesado, es
una herramienta crítica.
Entre los planes
del gobierno figuraba la construcción, a través de la petrolera
estatal Enap, de infraestructura midstream que múltiples proyectos
podrían emplear.
El BEI ofrece
financiación tanto al sector público como al privado. En
términos de financiamiento al sector privado en la región,
el banco está en conversaciones con potenciales productores y compradores.
El banco europeo concedió hace poco un préstamo de US$300
millones a la eléctrica Enel Chile para proyectos eólicos
y solares que permitan proporcionar capacidad renovable adicional para
energizar electrolizadores.
Chile es visto
como el país más avanzado en la autopista del hidrógeno
verde de América Latina, en que lo acompañan Colombia y Brasil.
En 2020 Chile
publicó una estrategia sobre la fuente energética, y las
autoridades trabajan ahora en una hoja de ruta asociada. Además,
hay una planta piloto en construcción y unidades pequeñas
de prueba en operaciones, mientras que diversas compañías
avanzan en una cartera de proyectos en etapas tempranas, algunos de los
cuales han recibido subsidios de la agencia local de fomento, Corfo, para
poder destrabar la inversión privada. Los subsidios apuntan a la
adquisición de electrolizadores.
La estrategia
de Chile apunta a contar con 5GW de capacidad de electrólisis en
desarrollo para 2025 y producir hidrógeno verde, que es más
rentable, para 2030. Chile ya está coordinando acciones con operadores
portuarios europeos.
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