Las bajas
tasas de interés han alentado a los inversores a buscar rendimientos
fuera de los activos "tradicionales", como los bonos del gobierno, y pasar
a nuevas clases de activos, incluida la vivienda, argumenta el informe.
El informe,
elaborado por Daniela Gabor, profesora de Economía y Macrofinanzas
de la University of West of England, y Sebastian Kohl, investigador del
Instituto Max Planck alemán, subraya que el fondo estadounidense
Blackstone posee unos 700.000 millones de dólares en activos inmobiliarios
en Europa o que en los últimos años, los fondos inmobiliarios
han aumentado mucho su protagonismo en este mercado, con el consiguiente
aumento de demanda y, probablemente, de precios. Si en 2010 eran 350.000
millones de euros lo invertido por estos vehículos financieros,
en 2021 ha aumentado hasta el billón.
Según
indica Kim van Sparrentak, un eurodiputado verde que encargó el
estudio, dijo: “Este estudio muestra cómo los grandes inversores
están jugando al Monopoly con nuestras casas, centrándose
solo en las ganancias, en lugar de proporcionar un lugar para vivir”. “La
UE debe reconocer que la crisis de la vivienda no se trata solo de construir
más viviendas y que debe desempeñar su papel para garantizar
una vivienda asequible como un derecho fundamental. En lugar de abordar
este problema, las normas de la UE en realidad están facilitando
esta tendencia. Necesitamos regulaciones estrictas para evitar que los
grandes inversores se apoderen de nuestro stock de viviendas”.
|