Carlos Lamela
destacó la necesidad de reinventar nuestras ciudades y nuestra edificación
para conseguir un futuro esperanzador donde tenga cabida una masiva inmigración
proveniente de zonas más desfavorecidas y fomentando de esta manera
una integración responsable y más equitativa. Por otra parte,
puso en entredicho el enfoque ostentoso de grandes proyectos de smartcities
alejados de la realizad social sin tener en cuenta la realidad del entorno
cercano.
José
María Ezquiaga nos ilustró sobre el enorme potencial de la
información, destacando que el nuevo urbanismo tiene que basarse
en datos empíricos y conocimiento, generando así información
válida para crear propósitos edificantes en el ciudadano.
Dentro de esta reflexión apeló a una ética de lo público
para poder garantizar el buen uso de la información
Reyes Perez
trasmitió optimismo afirmando que existe espíritu general
para que las cosas cambien, ya que en momentos de crisis afloran nuevas
y buenas ideas debido a una mayor disponibilidad de tiempo para pensar.
Confió en que aparecerán nuevos actores para pensar la nueva
ciudad, lo que permitirá socializar más las ideas entre empresas,
ciudadanos y administración y generar así ciudades sostenibles,
competitivas e integradoras, en las que triunfen los espacios de usos mixtos
y en las que se difuminen los límites.
Cesar Frías
hizo especial mención a la necesidad de flexibilizar las normativa
urbanísticas como palanca de cambio para un nuevo urbanismo realmente
innovador que posibilite repensar las distintas escalas proyectuales de
viviendas, urbanizaciones y poblaciones. Habló sobre la necesidad
de planeamientos urbanísticos que impulsen medidas para promover
la sostenibilidad frente al cambio climático. Llamó la atención
su afirmación sobre que las ciudades estaban mejor diseñadas
cuando las diseñaban las personas en base a necesidades, que hoy
cuando las diseñan los arquitectos atados a normativas.
José
Luis Bescansa centró su exposición en la importancia de las
escales urbanas, donde hay que tener en cuenta las interrelaciones del
flujo humano como son el transporte, la familia o el trabajo. Afirmó
que la ciudad ha fracasado tal y como la conocemos, ya que la evolución
de la ciudad no ha estado controlada por el usuario y las instituciones
públicas, tanto como por la propia industria, por lo que en la actualidad
se hace necesaria la eliminación de variables innecesarias con el
fin de recuperar la ciudad para el individuo.
Pablo Olalquiaga
nos comentó que existe una buena base para el cambio, ya que en
el ideario del arquitecto se habla de espacios polivalentes de usos diversos,
de espacios comunes iluminados y ventilados entre otras propuestas y elementos
que configuren una ciudad más amable que se acerque a la idea de
la “Ciudad de los 15 minutos”, aunque la normativa, el mercado, la demanda
y la voluntad política tienen un peso importante que dificulta e
interrumpe las posibilidades para mejorar la ciudad y para que los espacios
sean más humanos. |