Se prevé
que en los próximos años se produzca a nivel global un incremento
importante en el despliegue de las energías renovables marinas.
Según
las previsiones de IRENA para cumplir con los objetivos del Acuerdo de
París, la potencia total de Eólica Marina necesaria a nivel
mundial deberá ser de 228 GW en 2030 y de 1.000 GW en 2050. Según
la Agencia Internacional de la
Energía
(AIE), la eólica marina supondrá la mitad de la generación
eólica en Europa en 2040.
Por su parte,
la ”Estrategia sobre las Energías Renovables Marinas” de la Comisión
Europea prevé un despliegue desde los 12 GW de Eólica Marina
y 13 MW de Energías del Mar, actualmente instaladas, hasta al menos
60 GW de Eólica Marina y 1 GW de Energías del Mar en 2030,
con vistas a alcanzar los 300 GW y 40 GW, respectivamente, en 2050.
En cuanto a
la aportación energética en España, el Plan Nacional
Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 prevé una
capacidad de 50 GW de potencia eólica instalada en 2030 teniendo
en cuenta tanto eólica terrestre como marina.
Esta cifra,
representa casi duplicar los 25,7 GW eólicos actuales, para lo que
será necesario movilizar inversiones estimadas superiores a los
30.000 millones de euros en el periodo 2021-2030, además de las
asociadas a la repotenciación de los parques eólicos existentes.
En relación
con las Energías del Mar, según la visión de Ocean
Energy Systems de la Agencia Internacional de la Energía (OES-IEA),
en el mundo existe el potencial para desarrollar 300 GW de energía
de las olas y de corrientes para el año 2050.
La Unión
Europea, por su parte, ha establecido un ambicioso objetivo de alcanzar
los 40 GW de capacidad instalada en energía de las corrientes y
undimotriz para 2050. Para ello, la evolución necesaria de la potencia
instalada acumulada debería ser 1 GW en 2025 y 10 GW al 2030 para
poder alcanzar en 2050 los 40 GW en Europa. El objetivo que se establece
en el PNIEC para otras tecnologías renovables, entre las que se
encuentran las energías del mar, es de 80 MW para el año
2030, pudiendo variar esta horquilla en función del desarrollo tecnológico
como se ha mencionado anteriormente.
En relación
con la protección ambiental del medio marino, el Gobierno ha establecido
como una prioridad alcanzar el objetivo del 30% de superficie marina protegida
en 2030 en línea con la Estrategia de Biodiversidad de la Unión
Europea.
Actualmente,
España cuenta con poco más del 12% de su superficie marina
protegida, por lo que es imprescindible seguir reforzando este marco de
protección, continuando con el desarrollo y aplicación de
los planes de gestión correspondientes a las áreas protegidas,
y asegurando que el conjunto de actividades y usos del medio marino se
desarrollan de modo compatible con este objetivo.
En España,
todo desarrollo energético en aguas territoriales requiere, además
de las autorizaciones sustantivas preceptivas, de los correspondientes
títulos de ocupación de un ámbito espacial de elevado
carácter estratégico como es el dominio público marítimo-terrestre.
La Administración tiene la obligación de asegurar la integridad
y adecuada conservación de este espacio, así como un uso
ordenado y racional del mismo, por lo que el desarrollo de las energías
renovables en el entorno marítimo deberá desarrollarse de
acuerdo con la planificación y ordenación de los espacios
marinos, teniendo en cuenta la compatibilidad de los distintos usos, así
como los objetivos y compromisos en materia de protección del mar
y de la biodiversidad.
El Gobierno
español ha aprobado una Hoja de ruta eólica marina que tiene
como objetivo instalar hasta 3 GW de energía eólica marina
flotante en aguas españolas para 2030. Para ayudar a lograrlo, el
Gobierno español se ha comprometido a invertir al menos 200 millones
de euros en investigación e innovación. La hoja de ruta también
tiene como objetivo mejorar aún más la circularidad de la
energía eólica marina y hacerla más compatible con
otras actividades marítimas.
Potenciará
el liderazgo industrial español en las energías renovables,
con vistas a generar empleo estable, sostenible y de calidad
Fija un objetivo
de 3 GW de eólica flotante en 2030, el 40% de la meta europea de
disponer de 7 GW instalados de esta tecnología renovable
Cuenta ya con
una primera dotación de 200 millones para reforzar las plataformas
de ensayo y ofrecer los mejores bancos de pruebas de nuevas tecnologías
El Consejo
de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica
y el Reto Demográfico, ha aprobado la Hoja de ruta para el Desarrollo
de la Eólica marina y de las energías del mar en España,
una estrategia para potenciar el liderazgo español en el desarrollo
tecnológico y de la I+D de las distintas fuentes limpias que aprovechan
los recursos naturales marinos, con especial atención a la eólica.
También garantiza el despliegue ordenado de las instalaciones en
las aguas territoriales, de modo que sea respetuoso con el medio ambiente,
compatible con otros usos y actividades y se aproveche para mejorar el
conocimiento del medio marino.
La Estrategia
contiene 20 líneas de actuación con el objetivo de alcanzar
entre 1 y 3 GW de potencia de eólica marina flotante en 2030 –hasta
el 40% del objetivo de la UE para el final de la década– y hasta
60 MW de otras energías del mar en fase precomercial, como las de
las olas o las mareas. Entre otras medidas, se habilitarán al menos
200 millones de euros hasta 2023 y se evaluarán las necesidades
de la infraestructura portuaria, donde se deben invertir de 500 a 1.000
millones para cubrir las nuevas necesidades logísticas.
España
es una potencia eólica, tanto en fabricación de equipos –dispone
del 90% de la cadena de valor– como en producción de electricidad
–este año es la primera fuente de generación–, pero la eólica
marina apenas se ha desarrollado por la elevada profundidad de las aguas
territoriales para proyectos con cimentación fija, inviable a partir
de 50 metros de profundidad.
Sin embargo,
España es líder en soluciones flotantes para los aerogeneradores:
de las 27 identificadas a escala global, siete son españolas. También
es el socio europeo con más instalaciones de I+D para eólica
flotante y las otras energías del mar, como la Plataforma Oceánica
de Canarias (PLOCAN) y la Plataforma de Energía Marina de Vizcaya
(BiMEP) o la Zona experimental de aprovechamiento de energías marinas
de Punta Langosteira (A Coruña), el segundo banco de pruebas del
mundo para la energía de las olas.
CUATRO GRANDES
OBJETIVOS
Partiendo de
esta fortaleza industrial y tecnológica, la Hoja de ruta persigue
cuatro grandes objetivos con vistas a 2030:
1.-
Establecerse como polo de referencia europeo de I+D para el diseño,
escalado y demostración de nuevas tecnologías, reforzando
las plataformas de ensayo y ofreciendo el mejor entorno y el más
rápido para probar nuevos prototipos. A tal fin se activarán
al menos 200 millones de fondos públicos hasta 2023 para I+D en
el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia
(PRTR).
2.- Ser referente
internacional en capacidades industriales, generando cadena de valor y
empleo de calidad en todo el ciclo de vida de las tecnologías, optimizando
las condiciones logísticas y acompañando a la iniciativa
empresarial, siempre con una perspectiva de economía circular. Se
incidirá en las sinergias con sectores ya punteros en nuestro país,
como el naval, el siderúrgico o la experiencia en la energía
eólica terrestre.
3.- Integrar
la sostenibilidad como pilar central del desarrollo de las energías
renovables en el mar. Además de un despliegue ordenado gracias a
los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo, ahora en información
pública, se aprovechará el despliegue de estas tecnologías
para incorporar sistemas de monitorización del medio marino, facilitando
su conservación y mejorando el conocimiento de las interacciones
y afecciones de las distintas actividades.
4.- Desplegar
de un modo ordenado las instalaciones, eólicas en particular, con
una regulación clara y previsible, sobre tres elementos clave: ordenación
espacial, conexión a red y modelo de negocio, que adquieren especial
relevancia por la ubicación de las plantas en dominio público,
la gran inversión inicial que precisan y su elevada generación
eléctrica.
OTROS MECANISMO
DE APOYO
Para facilitar
la aplicación de la Hoja de Ruta, además de los citados 200
millones para I+D, hay numerosos programas de financiación, tanto
europeos como nacionales. Entre los segundos destacan los instrumentos
gestionados por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial
(CDTI) y el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la
Energía (IDAE), pudiendo incorporarse otros, como la emisión
de bonos verdes.
La Hoja de
Ruta aprovecha la Agenda Sectorial de la Industria Eólica, que forma
parte de la Estrategia de Política Industrial de España 2030
y se incardina en el Componente 7 del PRTR, dedicado al despliegue e integración
de las energías renovables.
EL CONTEXTO
DE LA UNIÓN EUROPEA
Ya en 2012,
la Comisión Europea adoptó la Estrategia de Crecimiento Azul,
que abarcaba todas las actividades económicas que dependen del mar
y reconocía la importancia de los mares y océanos como motores
de la economía europea, por su gran potencial para la innovación,
el crecimiento, y la utilización sostenible de los recursos marinos.
Esta estrategia consideraba la energía de origen marino (la denominada
“Energía Azul”) como uno de los ámbitos prioritarios para
proporcionar un crecimiento sostenible, apuntando que en 2030 la energía
eólica marina podría suministrar el 14% de la demanda eléctrica
en la Unión Europea, superando a la eólica terrestre en capacidad
de instalación anual y estimando un potencial de 300.000 puestos
de trabajo asociados en la UE para 2030.
El Pacto Verde
Europeo contiene la visión estratégica europea a largo plazo
con el objetivo de alcanzar una economía competitiva, inclusiva
y climáticamente neutra en 2050 y reconoce que “la economía
azul sostenible tendrá que desempeñar un papel crucial” para
lograr este objetivo. Incluye en sus previsiones de desarrollo que “será
fundamental aumentar la producción de energía eólica
marina”, y que deberán desarrollarse medidas que permitan “gestionar
de forma más sostenible el espacio marítimo, especialmente
para facilitar el acceso al creciente potencial de las energías
renovables marinas”.
Entre los principales
elementos de la estrategia europea se encuentra el fomento de los mecanismos
de cooperación regional, incluyendo la promoción de una cadena
de suministro paneuropea y la mejora de la ordenación del espacio
marítimo para un despliegue a gran escala de las energías
renovables marinas y para el uso sostenible del espacio marino europeo
y sus recursos. Además, la estrategia contempla que “será
necesario integrar los objetivos de desarrollo de las energías renovables
marinas en los planes nacionales de ordenación del espacio marítimo”
y que la Comisión propondrá un marco en relación con
el Reglamento (UE) n.º 347/2013 relativo a las infraestructuras energéticas
transeuropeas (Reglamento RTE-E) revisado para la planificación
de la red marítima a largo plazo.
En esta estrategia,
la Comisión estima que se requerirá una inversión
de casi 800.000 millones de euros de aquí a 2050 para alcanzar los
objetivos propuestos. A fin de contribuir a generar y liberar tal inversión,
se establece la necesidad de proporcionar un marco jurídico claro
y de apoyo a nivel europeo, así como de movilizar todos los fondos
necesarios para fomentar el desarrollo del sector. Asimismo, la estrategia
anima a los Estados Miembros a aprovechar las distintas líneas de
financiación disponibles para mantener y desarrollar el liderazgo
europeo en tecnología e innovación, así como para
garantizar una cadena de suministro reforzada, subrayando la necesidad
de mejorar la capacidad de fabricación y las infraestructuras portuarias.
La estrategia
europea da continuidad y concreta los escenarios contenidos en la visión
estratégica a largo plazo que expuso la Comisión Europea
en su Comunicación de noviembre de 2018 titulada «Un planeta
limpio para todos», que preveían un aumento en la potencia
en servicio de energía eólica marina en Europa de los 22
GW a finales de 2018 a alrededor de 240-440 GW en 2050. Esta Comunicación
también identificaba que las restantes energías renovables
marinas podrían igualmente desempeñar un papel relevante,
en función de su senda de evolución tecnológica.
Para el aprovechamiento
de este potencial, el marco europeo contiene diversos instrumentos imprescindibles:
La Directiva
2018/2001/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de diciembre de
2018, relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes
renovables, establece el marco común para el aumento del consumo
de energía renovable, contemplando un marco normativo facilitador
y una serie de buenas prácticas que deberán desplegar los
Estados Miembros y que se consideran muy positivas para la evolución
del sector.
Por otra parte,
la Directiva 2014/89/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de
julio de 2014, por la que se establece un marco para la ordenación
del espacio marítimo, con vistas a fomentar el crecimiento sostenible
de las economías marítimas, el desarrollo sostenible de los
espacios marinos y el aprovechamiento sostenible de los recursos marinos,
entre los que se encuentran la Eólica Marina y las Energías
del Mar, de forma coherente con la protección de los valores ambientales
del entorno marino. La Hoja de Ruta para el desarrollo de la Eólica
Marina y de las Energías del Mar forma parte de la Agenda 2030 y
se enmarca dentro del objetivo 7 ODS de garantizar el acceso a una energía
asequible, segura, sostenible y moderna.
En cuanto a
los mecanismos para impulsar la innovación y desarrollo tecnológico,
claves en un sector como éste, destaca el vigente Plan Estratégico
Europeo en Tecnologías Energéticas (SET Plan), que contempla
el objetivo de consolidar el liderazgo global de la UE en energía
eólica marina, identificando el desarrollo de la eólica flotante
como una de las acciones prioritarias para alcanzar dicho objetivo estratégico.
El Anexo I de esta Hoja de Ruta detalla otros instrumentos adicionales
de impulso de la innovación relevantes en el marco europeo.
MARCO DE LA
HOJA DE RUTA
-
Plan Nacional
Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030.
-
Estrategia de
Descarbonización a Largo Plazo 2050.
-
Ley de Cambio
Climático y Transición Energética.
-
Estrategia de
Transición Justa.
-
Estrategia Pobreza
Energética.
El Plan Nacional
de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 prevé una penetración
de renovables de al menos el 42% sobre el consumo de energía final,
llegando al 74% en el caso del sector eléctrico. Para ello, establece
objetivos de eficiencia energética y una senda de despliegue de
unos 59 GW adicionales de generación renovable eléctrica
durante la década, de los que se prevé un incremento de 25,7
GW de potencia eólica y 80 MW de otras tecnologías, entre
las que se incluyen las energías marinas. En función del
desarrollo tecnológico y la evolución de costes de las distintas
tecnologías, así como su viabilidad y flexibilidad de implantación,
el peso relativo de estas tecnologías en el ‘mix’ español
podría ser incluso superior.
Adicionalmente,
el PNIEC plantea la transición energética en general y el
despliegue de renovables en particular como una oportunidad para el refuerzo
de la cadena de valor industrial y el desarrollo tecnológico nacional.
Asimismo, en
el caso de la eólica marina, destaca que la reducción de
sus costes de generación muestra ya un elevado potencial en España
con tecnología flotante en el horizonte 2030, por lo que los mecanismos
de impulso se deberán ir adaptando a sus niveles de competitividad
crecientes, con especial atención a su contribución a la
consolidación y competitividad del tejido industrial y a sus sinergias
con otros sectores estratégicos (construcción naval, astilleros,
ingeniería civil e industrias electrointensivas, entre otros).
Para ello,
el PNIEC contempla el desarrollo de una “Estrategia española para
el desarrollo de la eólica marina y las energías del mar”,
coordinada y alineada con los Planes de Ordenación del Espacio Marino,
cuyas conclusiones y objetivos podrán incorporarse en las revisiones
periódicas de este Plan.
La Estrategia
de Descarbonización a Largo Plazo 2050, dibuja la trayectoria de
transformación del sistema energético para los años
2030 a 2050, trazando la evolución del país hacia la neutralidad
climática antes de mediados de siglo. Para ello, la electrificación,
la eficiencia energética y el despliegue de energías renovables
permitirán reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
en al menos un 90%. Para lograrlo serán necesarias transformaciones
profundas de la estructura del sistema energético, entre las que
la Energía Eólica Marina y las Energías del Mar se
presentan como una alternativa complementaria al desarrollo de las energías
renovables terrestres.
La Ley 7/2021,
de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética
establece el marco institucional, así como las señales regulatorias
y económicas que proporcionen estabilidad y marquen la dirección
hacia la neutralidad climática en España.
Esta norma
da un impulso decidido al desarrollo de las energías renovables
en España, introduciendo en el marco legislativo objetivos de penetración
renovable, a la vez que establece un marco previsible para su despliegue
mediante la convocatoria de subastas, en las que la variable sobre la que
se oferta es el precio de retribución de la energía generada
y, a su vez, admitiendo la distinción entre tecnologías,
criterios de localización y de madurez tecnológica u otros
acordes con la normativa comunitaria.
El primer ejemplo
de este tipo de subastas ha tenido lugar con éxito en enero de 2021.
Estas subastas se han anticipado a la aprobación de la ley de cambio
climático y, dada su urgencia, han sido habilitadas por el Real
Decreto-Ley 23/2020, de 23 de junio, por el que se aprueban medidas en
materia de energía y en otros ámbitos para la reactivación
económica.
La Estrategia
de Transición Justa tiene como objetivo primordial la optimización
de la transición ecológica para la generación de empleo
y para asegurar que personas y regiones implicadas puedan aprovechar y
beneficiarse de las oportunidades que surgen con la transición,
haciendo un esfuerzo especial para que nadie se quede atrás. La
estrategia plantea medidas e instrumentos para alcanzar este objetivo a
corto plazo como son los Convenios de Transición Justa cuyo objetivo
prioritario es el mantenimiento de empleo y la creación de actividad
en los territorios afectados mediante el acompañamiento a sectores
y colectivos en riesgo, la fijación de población, y la promoción
de una diversificación y especialización coherente con el
contexto socioeconómico.
La energía
eólica marina y las energías renovables marinas son un importante
activo para alcanzar los objetivos de esta estrategia, dado su potencial
para la generación de empleo de calidad, la dinamización
de industrias tradicionales en las regiones marítimas (industria
naval, industria de producción y transformación del metal,
industria de extracción y producción de materias primas e
industria energética) y para el aprovechamiento de las infraestructuras
y del conocimiento desarrollados tras años de experiencia en estos
ámbitos.
La Estrategia
Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024 es un instrumento,
dividido en cuatro ejes de actuación y 19 medidas, que ofrece por
primera vez una definición oficial sobre la pobreza energética,
establece indicadores para su seguimiento que determinan que, en la actualidad,
existen entre 8,1, y 3,5 millones de personas que cumplen algunos de los
criterios, y objetivos para su reducción a 2025: una meta del 50%
y, al menos, una disminución del 25%.
El marco estratégico
de energía y clima prevé el cumplimiento de los objetivos
energéticos y climáticos en plena consonancia con el resto
de prioridades ambientales. En relación con la protección
ambiental del medio marino, el Gobierno ha establecido como una prioridad
en la Declaración de Emergencia Climática y Ambiental, alcanzar
el objetivo del 30% de superficie marina protegida en 2030 mediante la
planificación, declaración y gestión efectiva de áreas
marinas protegidas, en línea con la Estrategia de Biodiversidad
de la Unión Europea, que también incorpora el objetivo de
protección del 30% de la superficie marina para 2030.
España
cuenta con poco más del 12% de su superficie marina protegida, convirtiéndose
en uno de los países que ha superado el umbral de cobertura comprometido
para 2020 con el Convenio de Diversidad Biológica (CBD), establecido
en el 10%. A nivel global, la cobertura actual media es del 7,4% y presenta
importantes vacíos de representatividad. Es imprescindible seguir
reforzando este marco de protección hasta alcanzar el 30% en 2030,
continuando con el desarrollo y aplicación de los planes de gestión
correspondientes a las áreas protegidas.
España
es uno de los países más ricos en biodiversidad marina de
la UE y de los que más ha avanzado en su conocimiento, con más
de 11.000 especies y una gran representación de hábitats
marinos de interés comunitario. En este contexto, España
quiere estar a la cabeza de los países que impulsen la protección
y conservación del océano, razón por la que forma
parte de los países adheridos a la Coalición de Alta Ambición
y a la Alianza Global de los Océanos, que abogan y defienden la
protección del 30% de la superficie marina mundial.
Con el objetivo
de hacer compatibles los usos y actividades en el espacio marítimo
entre sí y con los valores ambientales de este entorno, el Real
Decreto 363/2017 de 8 de abril, por el que se establece un marco para la
ordenación del espacio marítimo, supuso la transposición
de la Directiva 2014/89/UE a la normativa nacional, contemplando la elaboración
de cinco Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM),
uno para cada una de las cinco demarcaciones marinas10 (Figura 3), actualmente
en elaboración y sometidos a consulta pública desde el 7
de junio de 2021 .
Más
información en: https://www.miteco.gob.es/es/prensa/211210hreolicamarinayenergiasdelmarenespana_tcm30-533945.pdf
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