El objetivo
del mercado de carbono de Europa debería ser combatir el cambio
climático al menor coste posible en lugar de ser una bolsa especulativa
para los fondos de cobertura donde se está llevando a cabo una transferencia
de riqueza de los consumidores finales a los fondos de cobertura.
De momento,
los fondos especuladores siguen una variedad de estrategias: algunos pueden
usar apalancamiento y operar a corto plazo, mientras que otros tienen un
enfoque de compra y retención de varios años.
El resultado
es que el precio ha aumentado más de un tercio desde mediados de
octubre.
La industria
puede trabajar con un precio de carbono alto y estable, pero la volatilidad
excesiva causada por la especulación a corto plazo es potencialmente
negativa y perjudica a las inversiones bajas en carbono.
Desde Europa
se sostiene que la presencia de inversores financieros ayuda a garantizar
que el mercado sea lo suficientemente fuerte y líquido, de hecho
los precios altos reflejan que Europa finalmente se está tomando
en serio la reducción de emisiones: Europa se ha comprometido a
reducir la contaminación por carbono en al menos un 55% para 2030
en comparación con los niveles de 1990, y más sectores industriales
tendrán que comprar permisos de carbono. Y concluyen con que el
mercado del carbono necesita que se emplee más capital a fin de
reflejar mejor el verdadero coste social de las emisiones. La única
forma de atraer dinero institucional a gran escala es proporcionando un
mercado que brinde la oportunidad de obtener ganancias
Aunque ha aumentado
el número de fondos activos en el mercado de futuros, representan
menos del 10% de las posiciones abiertas en futuros EUA. A principios de
este mes, un informe preliminar de la Autoridad Europea de Valores y Mercados
(ESMA), encargado a instancias de varios gobiernos interesados, atribuyó
el aumento de los precios del carbono a los fundamentos económicos
y las decisiones políticas.
En comparación
con materias primas como el petróleo y los metales, el carbono sigue
siendo un mercado relativamente pequeño: alrededor de 210.000 millones
de euros de derechos de emisión cambiaron de manos en Europa el
año pasado.
Una sugerencia
para frenar la volatilidad excesiva sería introducir límites
a la posición de negociación, como los que se aplican a la
negociación de derivados de productos agrícolas. Otra es
la intervención política para limitar los precios o aumentar
el volumen de permisos.
Sin embargo,
el carbono debe seguir siendo un mercado creíble y, por lo tanto,
cualquier ajuste haría perder su credibilidad política.
La UE puede
intervenir si durante más de seis meses el precio supera tres veces
el precio medio de los derechos de emisión durante los dos años
anteriores. Entonces tendría que considerar si el precio está
impulsado por los fundamentos o la especulación.
|