Bezanilla
ha sido el encargado de abrir las comparecencias sobre este proyecto de
ley, que se desarrollarán en ocho sesiones hasta el 4 de diciembre
y por las que pasarán más de una veintena de expertos. En
la de este martes, además de él, han dado su parecer sobre
el texto el secretario de la Comisión Regional de Ordenación
del Territorio (CROTU), Emilio Misas, y el comisario de Aguas adjunto de
la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, Jorge
Rodríguez.
Bezanilla ha
defendido que la nueva ley debe impulsar los PGOU de los ayuntamientos
y conseguir una mayor flexibilización y sencillez en la tramitación
de los documentos de planeamiento. Apuesta por la simplificación
de los instrumentos de planeamiento y también cree que en los planes
generales solo deberían determinar el suelo urbano y el rústico,
mientras que el urbanizable debería verse como una "fase de transformación
del suelo rústico a urbano".
En su opinión,
que un PGOU determine que suelo debe ser urbanizable "quizás es
aventurar algo que hasta dentro de 20 años no va a pasar". Solo
pone como excepción, aquellos casos en los que exista ya ese suelo
en transformación para una actuación.
PSIR Y SUELO
RÚSTICO
Bezanilla ha
analizado la figura del PSIR y la construcción en suelo rústico.
En cuanto a
los PSIR, cree que solo deberían usarse para actuaciones que "realmente"
tengan "interés general regional", y que no se puedan desarrollar
de otra manera, y en las que haya una "excepcionalidad manifiesta". A su
juicio, para crear un polígono industrial o para construir un edificio
para sede del Gobierno de Cantabria no debería usarse esta figura.
Ha criticado
que el PSIR se ha convertido en una "figura omnipotente" con la que el
Gobierno "puede hacer lo que quiera", "donde quiera" y con "la intención
de sobreponerse a cualquier normativa, incluso sectorial", algo que, a
su juicio, es una "prueba manifiesta del fracaso del planeamiento y de
la falta de confianza del legislador en el planeamiento".
Y en cuanto
al suelo rústico, Bezanilla ha opinado que la ley que se está
tramitando "cambia radicalmente" el criterio de la de norma de 2001. "Antes
lo protegía y ahora no", ha opinado el director general de Urbanismo
de Santander, que considera que se debería promover actuar dentro
de los propios núcleos rurales y no fuera de sus bordes.
"Creo que los
núcleos y los asentamientos rurales de Cantabria ahora mismo no
tienen un nivel de colmatación que haga imposible que se pueda actuar
dentro de ellos", ha opinado Bezanilla.
En este sentido,
considera que los problemas de despoblamiento de un núcleo rural
existente, "no se resuelve construyendo fuera de él porque el núcleo
seguirá estando vacío". Además, ha apuntado que la
ley estatal de sostenibiidad del medio rural establece que lo que hay que
hacer es "desincentivar" el urbanismo disperso, particular en zonas rurales
periurbanas, y apuesta por el fomento de la reutilización y rehabilitación
de edificios ya existentes y por preservar la arquitectura rural tradicional.
El secretario
de la CROTU y jefe del Servicio de Urbanismo y Tramitación de Expedientes
en la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo
(CROTU) de Cantabria, Emilio Misas, se ha mostrado en desacuerdo con algunas
de las observaciones sobre estas dos "cuestiones políticas" de un
proyecto de ley eminentemente "técnico" y "continuista" respecto
a la "magnífica" norma de 2001.
Así,
frente a quienes consideran que con el nuevo texto "se liberaliza" la construcción
en suelo rústico y se es "más permisivo", ha opinado que
ocurre "todo lo contrario".
"Ahora mismo
puedes construir en suelo rústico a 200 metros de suelo urbano en
un ayuntamiento que tenga plan general o normas subsidiarias. En el proyecto
de ley esos 200 metros se reducen ya a 100", ha aseverado Misas, que, además,
ha señalado que se establece un periodo transitorio.
Cuestionado
por los grupos, desde la modificación de 2012 de la ley del suelo
de 2001 respecto a las construcciones en suelo rústico, ha señalado
que se han concedido 1.425 autorizaciones relativas a viviendas en suelo
rústico, de las que el 84% son en municipios que no son pequeños.
Principalmente
se han otorgado en Piélagos, Valdáliga, Santa María
de Cayón, Ribamontán al Monte, Hermandad de Campoo de Suso
o Marina de Cudeyo o Voto, entre otros, un número que no ve "exagerado".
Y en relación
a los PSIR, ha defendido que el proyecto de ley en tramitación introduce
aspectos dirigidos a atender la problemática que se ha venido sucediendo
en los últimos 20 años con esta figura con el objetivo de
prever "unas pautas exclusivamente técnicas". Así, ha destacado
que el nuevo texto "da mayor importancia" la declaración del interés
regional por parte del Gobierno de Cantabria y se establecen plazos de
caducidad para esta figura.
Sostiene que
el nuevo texto tampoco introduce "ninguna innovación respecto a
la regulación" que los PSIR tienen en la actualidad. Misas ha defendido
que se ha intentado hacer una nueva ley del suelo "puramente técnica",
que sirva en el "día a día" de los acuerdos que tiene que
adoptar la CROTU.
Considera que
la nueva ley intenta dar "agilidad" en la tramitación de los planes
generales de los ayuntamientos, que suponen a los municipios un gasto de
dinero y de tiempo de años, y se busca "simplificar los trámites"
dentro de lo posible.
Así,
una de las novedades es que se intenta que los ayuntamientos, sepan desde
el inicio "por dónde no pueden ir". Así, a diferencia de
lo que ocurre ahora, la CROTU se pronunciará antes de la aprobación
inicial de los PGOUs sobre las dos cuestiones que más "discrepancias"
crean con los ayuntamientos, como son la clasificación de suelo
urbano y el crecimiento previsto en el PGOU.
Además,
el proyecto de ley introduce "sentido común y cordura" en lo que
respecta a los edificios fuera de ordenación.
Ha resaltado
que la nueva ley atribuye competencias a la CROTU para aprobar definitivamente
modificaciones puntuales de planes generales de ayuntamientos de menos
de 5.000 habitantes, algo que -ha dicho- "no es algo que la CROTU o el
Gobierno desee", sino que, según ha explicado, son los propios ayuntamientos
los que lo demandan.
Concluyó
diciendo que el proyecto de ley recoge buena parte de las observaciones
hechas en 2017 a un borrador que se remitió al organismo en cuestiones
que afectan a sus competencias.
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