A menudo,
los mayores beneficios de gestión se pueden obtener en el control
de datos. Por ejemplo, los datos a menudo se pierden o se atribuyen incorrectamente
a medida que un proyecto pasa de una etapa a la otra: del diseño
a la construcción y luego de la construcción a las operaciones,
por ejemplo.
Si no se transmiten
datos importantes, se pierde eficiencia en cada etapa. A nivel operativo,
esto puede dificultar la detección de conflictos, provocando dificultades
entre diferentes proveedores y equipos. También puede complicar
la gestión financiera al dificultar la detección tanto del
desperdicio potencial como de las eficiencias potenciales.
Un estudio
reciente de Atkins y KPMG, basado en análisis de proyectos reales,
encontró que el retorno de la inversión (ROI) demostró
que por cada dólar o euro invertido, la constructora logró
una eficiencia, ya sea en ganancias de productividad o en reducción
de costes de materiales, con un valor hasta seis veces mayor.
La inteligencia
artificial (IA) ya está ayudando a las constructoras a coordinar
las máquinas que operan en las obras, acelerando el tiempo de finalización
y reduciendo los costes de funcionamiento. Esta técnica se ha copiado
de las grandes explotaciones mineras.
Pero estas
ganancias solo son posibles si los datos que ingresan al sistema están
limpios, completos y sin errores. Si está incompleto, mal formateado
o contiene errores, lo mejor que puede esperar es que los resultados no
alcancen lo esperado. En el peor de los casos, puede incluso introducir
errores o ineficiencias en el sistema.
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