Si comparamos
la evolución del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), un fondo
de emergencia de la UE creado tras la crisis financiera de 2008, resulta
que Grecia, uno de sus destinatarios, redujo su sector público en
un 25 por ciento entre 2009 y 2017.
Y según
un estudio realizado por el propio MEDE en 2020, una de las consecuencias
no deseadas fue un aumento en el desempleo, seguido de una fuga de cerebros,
de alrededor del 10 por ciento de la fuerza laboral entre 2009 y 2017.
Según
el economista estadounidense Joseph Stiglitz, ganador del premio Nobel,
las reglas de la UE fueron una "calamidad".
Después
de recibir la presión política de los gobiernos de Alemania
y Holanda tras la crisis financiera de 2008, Grecia, Italia, España
y Portugal se encuentraban entre los países que más recortaron
el gasto público.
Según
Stiglitz, estas "políticas de austeridad" dieron lugar a otra crisis,
la crisis del euro de 2010, que provocó un retraso en la recuperación
económica en el norte y un estancamiento económico persistente
o incluso una contracción en los países del sur.
Volviendo a
los datos, en 2000, el nivel de vida medio de Italia era prácticamente
igual al de Alemania (98,6 por ciento de su PIB per cápita). Sin
embargo, en 2019, la renta per cápita italiana era más de
un 20 por ciento inferior a la de Alemania. Para algunos economistas, una
explicación para esto es que el valor del euro refleja la fortaleza
promedio de todas las economías de la eurozona. Esto significa que
la moneda común es demasiado barata para Alemania (lo que impulsa
las exportaciones alemanas) y demasiado cara para Italia.
Pero los países
frugales dicen que no es solo una cuestión de dinero o de datos,
sino qué hacer con el dinero. Y ponen el ejemplo de Grecia que ha
recibido mucho dinero, pero esto no contribuyó a la consecución
de objetivos sostenibles.
Así
que para evitar que esto se repita exigen reformas antes de dar dinero
del fondo covid a países como España e Italia.
Y utilizando
su leguaje transparente dicen: "si países como Italia saben que
no regalamos dinero, la dinámica política cambia. Italia
solo debería recibir un margen fiscal adicional si realizan reformas
del mercado laboral. Cada cinco años, tendrían que demostrar
que habían cumplido su promesa, momento en el que el país
"será recompensado" con el acceso a nuevos fondos o la reestructuración
de la deuda”.
A la contra
los que sostienen que la austeridad fiscal ha ejercido presión sobre
la demanda interna y, como consecuencia, el crecimiento económico.
De hecho, la política de austeridad de Italia llevó al desmantelamiento
del sistema de salud, que resultó fatal durante la crisis del Covid-19.
Así
que Italia ha respondido con un presupuesto fundamentalmente expansivo
y considera que el crecimiento es la salida al problema de la elevada deuda
pública.
A modo de conclusión,
las dos posiciones tienen sus argumentos, pero el destino de los fondos
europeos y los presupuestos nacionales no deberían pasar por alto
la necesaria financiación de infraestructuras por su efecto multiplicador
y modernizador.
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