Si el objetivo
primordial es el crecimiento a largo plazo, entonces los grandes proyectos
como presas, corredores de transporte o redes de fibra óptica pueden
ser los más relevantes. Para el impacto en el empleo a corto plazo,
las mejoras en la eficiencia de los edificios y el mantenimiento de carreteras
son los más prometedores, porque requieren un bajo nivel de especialización
laboral y están geográficamente dispersos.
Los proyectos
de infraestructura deben coordinarse entre los diferentes niveles de gobierno
para garantizar que las acciones se refuercen mutuamente. En países
con sistemas autonómicos o federalistas, existe el riesgo de que
el gasto de las autonomías o regiones reduzca el gasto estatal.
Una mejor coordinación entre el gobiernos central y los autonómicos,
así como un mayor énfasis en la toma de decisiones podrían
ayudar a evitar una dinámica improductiva.
Los proyectos
de infraestructura podrían formar una parte importante del estímulo
fiscal, particularmente cuando las condiciones macroeconómicas son
favorables. Pero no todas las iniciativas serán igualmente efectivas.
Los gobiernos
deben ser inteligentes a la hora de identificar proyectos de infraestructuras
de alta calidad que puedan cumplir los objetivos de las políticas.
Estas son precauciones importantes a tener en cuenta a medida que los países
buscan paquetes de estímulo para apoyar la recuperación de
Covid.
¿POR
QUÉ DEBE LLEGAR PRONTO LA AYUDA EUROPEA A ESPAÑA?
Es urgente
que Europa ayude a España si ese país quiere evitar derivar
hacia otra ronda de crisis de la deuda soberana y del sistema bancario.
España
no sólo ha estado entre las mayores víctimas de COVID-19
en Europa Occidental, sino que su economía dependiente del turismo
ha demostrado ser particularmente vulnerable a los estragos de la pandemia.
Es muy probable que esto ponga a España en camino hacia otra ronda
de crisis de deuda soberana y sector bancario.
La economía
de España se encuentra entre las economías europeas más
vulnerables a la pandemia. Su sector turístico representa hasta
el 12 por ciento de su economía general. También tiene una
economía que está dominada por pequeñas y medianas
empresas y que tiene la mayor proporción de puestos de trabajo en
la OCDE que requieren contacto físico o proximidad a otros.
No es de extrañar,
entonces, que en el segundo trimestre de este año España
sufriera una caída del 18,5 por ciento intertrimestral en la producción.
Eso la convirtió, con mucho, en la economía de peor comportamiento
de la eurozona. Con el aparente inicio de una segunda ola, es probable
que este año la economía española se contraiga al
menos el 14 por ciento previsto por la OCDE. También es muy probable
que el paro español suba al 25 por ciento a finales de año.
La recesión
económica de España está destinada a causar graves
daños a las finanzas públicas del país. Eso, a su
vez, dificultará la recuperación de la economía mientras
está estancada en el euro. También dificultará que
el país salga de la deuda pública o de los problemas del
sector bancario.
España
ha entrado en recesión con las finanzas públicas desequilibradas.
Ahora, como resultado de la profunda recesión económica,
el déficit presupuestario de España se disparará a
entre el 11 y el 14 por ciento del PIB en 2020 y a entre el 7 y el 9 por
ciento del PIB en 2021. Eso pronto suscitará dudas sobre la sostenibilidad
de la deuda del país ya que se prevé que su relación
deuda pública / PIB se dispare al 120 por ciento para fin de año
y se mantenga en una senda ascendente a partir de entonces.
Las perspectivas
a largo plazo de España para revitalizar su economía y salir
de su problema de deuda se ven empañadas por su estancamiento en
el euro. Estar en el euro niega a España el uso de la depreciación
del tipo de cambio como compensación al ajuste presupuestario. Esto
significa que si España intentara abordar su problema de finanzas
públicas recurriendo a la austeridad presupuestaria, se arriesgaría
a profundizar su recesión económica. Sin embargo, si España
no reduce su déficit presupuestario, corre el riesgo de provocar
una crisis de deuda al dejar su deuda pública en una senda cada
vez mayor.
Las perspectivas
económicas de España son aún más graves por
el riesgo de que la misma profundidad de la recesión económica
desencadene otra ronda de crisis bancaria española. Podría
hacerlo haciendo que tanto los hogares como las empresas se vuelvan cada
vez más morosos en sus préstamos bancarios. Aumentando esta
posibilidad está la perspectiva de que la actual recesión
económica española resulte tres veces más profunda
que la que vivió el país durante la recesión de 2008.
Una desafortunada
secuela de la recesión de 2008 fue fragmentar la política
española y exacerbar las tensiones regionales.
Todo esto aumenta
la urgencia de que Europa ayude a España si quiere evitar derivar
hacia otra ronda de crisis de la deuda soberana y del sistema bancario.
La eurozona podría hacerlo avanzando más rápidamente
hacia la formación de una unión fiscal y bancaria. Sin embargo,
a juzgar por la fuerte renuencia hasta la fecha de los países miembros
del norte de la eurozona a avanzar en esa dirección lo hace imposible.
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