Esto supone
que entre 2007 y 2013 el IBI ha aumentado un 10% anual.
El IBI es el
tributo principal de los ayuntamientos españoles porque representa
al 28,2% de todos los ingresos municipales.
En la mayoría
de capitales, los ingresos por IBI representan más de un 60% de
los ingresos impositivos, llegando a suponer en algunos casos el 78,4%
de los ingresos del conjunto de impuestos locales.
El IBI grava
el valor de los bienes inmuebles con independencia de su producto o de
la renta que de ellos se deriva. Para calcular el IBI, hay que tener en
cuenta el valor catastral del inmueble (rústico o urbano) y el gravamen
que le aplica cada ayuntamiento, siempre dentro de unos límites.
Hay dos formas de subir el IBI: subiendo el valor catastral o los tipos.
Y han subido los dos.
Esto implica
una doble o triple imposición que sufren los propietarios de vivienda.
Y es que, además del IBI, Hacienda también les puede exigir
por tener esa casa pagar el Impuesto de Patrimonio, la imputación
de rentas inmobiliarias en el IRPF o Sucesiones y Donaciones, si se da
el caso. Por ejemplo, con el Impuesto de Patrimonio, que cobran algunas
Comunidades Autónomas, o con las rentas de segunda residencia en
el IRPF.
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