La caída
de la actividad en construcción no sería el resultado directo
de la pandemia, ni consecuencia de las medidas para combatir la enfermedad,
como sucede en otros ámbitos. Tampoco de una situación estructural
del sector, puesto que, a diferencia de la crisis anterior, no hay sobreproducción
y las subidas puntuales en el precio de la vivienda de los últimos
meses reflejan precisamente la escasez de oferta. El riesgo de caída
en la construcción, como pronostican los datos del Ministerio de
Industria, estará asociado al contexto de incertidumbre actual y
a la falta de un marco de incentivos suficientes que promuevan la toma
de decisiones en la demanda.
Si el empleo
es el primero de los graves problemas que debemos afrontar, también
es necesaria y urgente la adaptación de nuestros pueblos, ciudades
y territorios a las necesidades del siglo XXI. La globalización,
la interconexión digital y las nuevas tecnologías, la crisis
climática y el incremento de las desigualdades nos había
situado, ya antes de la pandemia, en un mundo en transición donde
todo estaba cambiando para todos.
En las ciudades
se produce el 40% de emisiones contaminantes a la atmósfera y se
consume el 35% de la energía. Seguimos sin resolver muchas dificultades
de accesibilidad, hasta el punto de que más de 100.000 de personas
no pueden salir de sus casas por falta de ascensor. La organización
urbana especializada aumenta nuestra necesidad de desplazamientos hasta
un 50%, con las consecuentes dificultades para la movilidad y los problemas
de contaminación y pérdida de tiempo, calidad de vida y cohesión
de las comunidades. Nuestros edificios y viviendas aún no incorporan
las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías digitales y, sin
embargo, han perdido buena parte de los elementos de confort tradicionales,
como las terrazas.
El acceso a
la vivienda se ha configurado en los últimos años como una
de las mayores amenazas. En numerosas situaciones, los desajustes entre
la oferta y la demanda, con un parque público de alquiler que no
llega al 2,5%, muy por debajo de las tasas en Europa, han situado el precio
de la vivienda fuera del alcance de mucha familias y jóvenes. La
precariedad laboral y la tendencia social hacia el alquiler agravan la
situación en un mercado incapaz de dar respuestas rápidas
a cambios súbitos en la demanda.
Si tenemos
en cuenta que el 80% de los nuevos hogares se forman en viviendas ya existentes,
es imprescindible potenciar en las políticas de aumento del parque
de alquiler asequible el reciclaje para dicha función de parte de
los 25,5 millones de viviendas ya existentes, aprovechando las sinergias
de los procesos de renovación necesarios.
Afrontar la
pandemia y sus consecuencias exigirá utilizar los recursos y la
energía de toda una década. El esfuerzo será ingente
y no podemos orientarlo a volver hacia atrás, como si nada hubiera
sucedido, pues ya antes de la aparición del virus las necesidades
de cambio y los objetivos de transición ecológica y reequilibrio
económico y social eran tan acuciantes como difíciles de
alcanzar. La “resiliencia” para volver a una situación que ya era
insostenible sería un error. Ahora, necesitamos “transiliencia”.
Es decir, aprovechar la crisis para dar un salto hacia adelante con una
estrategia que fije la dirección hacia la que debemos ir, encontrando
una solución a los graves problemas señalados.
Para ello,
es preciso reactivar, de forma inmediata, el sector de la edificación,
especialmente en el ámbito de la renovación urbana hasta
hacerlo crecer a los niveles a los que se encuentran nuestros vecinos europeos.
La dirección está marcada en el Green Deal (Pacto Verde)
que orienta las estrategias de recuperación económica de
la Comisión Europea. Con ese rumbo y la mirada puesta en el cumplimiento
de la Agenda 2030, ahora, es necesaria una política pública,
consensuada con todos los agentes del sector y coordinada a todos los niveles
de la Administración, que se concrete en un nuevo Plan Nacional
de Vivienda, un Plan Nacional de Renovación Urbana y la futura Ley
de Arquitectura y Calidad del entorno construido, estableciendo el marco
favorable para impulsar las actuaciones y orientarlas a mejorar nuestra
calidad de vida.
En este sentido,
desde el CSCAE se han propuesto al Gobierno más de 40 medidas que
pretenden mitigar la pérdida masiva de empleo, afrontando los problemas
de acceso a la vivienda y la transformación integral que precisan
nuestros entornos urbanos para garantizar el bienestar individual y colectivo
de la población. Si tenemos en cuenta que el promedio de trabajadores
ocupados en rehabilitación en países europeos semejantes
al nuestro es del 3.9%, mientras que, en España, se reduce al 2,2%,
solo alcanzando esos niveles, se crearían 400.000 nuevos empleos
capaces de absorber pérdidas de ocupación de otros sectores.
Con el apoyo
a la reactivación de la UE y la actuación rápida de
las administraciones públicas, tenemos el contexto adecuado para
situar la transformación de nuestras ciudades como un proyecto colectivo
capaz de afrontar, simultáneamente, tres graves retos: el desempleo,
la actualización de nuestro patrimonio construido y disponer de
una vivienda asequible y adecuada, claves en su conjunto para una vida
digna y un futuro mejor.
EL SECRETARIO
GENERAL DE AGENDA URBANA Y VIVIENDA, DAVID LUCAS PARRÓN, HA COMENTADO
AL RESPECTO QUE NO DETECTA "LA AUTOCRÍTICA DEL SECTOR PRIVADO" Y
HA ABOGADO POR "ANALIZAR LAS COSAS QUE SE HAN HECHO MAL" DESDE EL SECTOR
PRIVADO
El presidente
de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias (Seopan),
Julián Núñez, asegura que no hay “voluntad política
para entender” el modelo concesional y ha pedido que se escuche al sector
privado para salir de la crisis.
En su intervención
en el Observatorio 2030, organizado de forma telemática por el Consejo
Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE), Núñez
ha recalcado que “en muchos niveles de las Administración no se
quiere entender ni comprender” el modelo que propugna la patronal, basado
en la licitación pública y el modelo concesional.
Núñez
ha opinado que España tiene una “segunda oportunidad” para salir
de una crisis, y ha reiterado las “ventajas” que aporta su modelo, ya que
“no va a haber dinero público”.
El secretario
general de Agenda Urbana y Vivienda, David Lucas Parrón, ha comentado
al respecto que no detecta “la autocrítica del sector privado” y
ha abogado por “analizar las cosas que se han hecho mal” desde el sector
privado.
“España
necesita seguridad jurídica y soluciones a los retos”, ha dicho
Parrón en su intervención en la reunión de trabajo
telemática, titulada “El sector de la construcción: palanca
de la recuperación económica”.
El presidente
de Seopan, en referencia a las autopistas quebradas, ha querido aclarar
que “los casos puntuales que han fallado tampoco se han explicado, ya que
en ningún caso ha sido por el modelo, sino por otras circunstancias”.
Núñez
ha insistido como prioridad en el incremento de la oferta del transporte
público (metro, Cercanías y autobús) y ha añadido
que el transporte privado “es el que debe financiar” al público.
PRESIDENTE
DE LA ASOCIACIÓN DE PROMOTORES CONSTRUCTORES DE ESPAÑA (APCE),
JUAN ANTONIO GÓMEZ-PINTADO
En el capítulo
sobre vivienda, el presidente de la Asociación de Promotores Constructores
de España (APCE), Juan Antonio Gómez-Pintado, ha insistido
en la puesta en marcha de las medidas que incentiven la demanda.
Entre ellas,
ha señalado la reducción del IVA para la compra de primera
vivienda o la ampliación en un 20 % por parte del Estado,
vía avales del Instituto de Crédito oficial (ICO), de los
créditos que ya otorgan las entidades financieras a los jóvenes
que quieren acceder a una vivienda y carecen del ahorro suficiente.
Con este compromiso,
Gómez-Pintado ha calculado que se daría acceso a 330.000
viviendas, financiadas al 95 % hasta un total de 15.000 millones de euros
y sin que el Estado desembolse un solo euro.
Ha añadido
que se solventaría parte del problema de la vivienda y se generarían
unos 800.000 puestos de trabajo.
Sobre ese ámbito,
el secretario general de Agenda Urbana y Vivienda ha comentado que desde
la Administración se trata de incentivar el parque público
de viviendas, la habilitación de suelos para ello, las viviendas
públicas de alquiler con el “Plan 20.000” y la agilización
de licencias y trámites.
Sobre el “Plan
20.000”, ha explicado que se está avanzando en la parcelación
de unos terrenos en Valencia y otras actuaciones en Málaga y Baleares.
SECRETARIO
GENERAL DE AGENDA URBANA Y VIVIENDA, DAVID LUCAS PARRÓN
El secretario
general de Agenda Urbana y Vivienda, David Lucas Parrón, ha señalado
que, desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, se
está trabajando en diferentes propuestas para que la recuperación
económica sea duradera y la protección social, “un elemento
de referencia para que nadie se quede atrás”. En concreto, el derecho
a una vivienda digna a un precio asequible. En este sentido, ha subrayado
la necesidad de aumentar el parque público de vivienda, “inferior
a la media europea y que ha supuesto problemas de acceso a la vivienda
para muchos ciudadanos y ha podido tensionar los precios de alquiler por
falta de oferta”. Para ello, ha dicho: “Tenemos que activar suelos suficientes
y necesarios para hacer reservas para vivienda protegida y, sobre todo,
agilizando los planeamientos urbanos para que se puedan desarrollar lo
antes posible”.
Lucas Parrón
ha destacado, igualmente, el impulso a la vivienda pública de alquiler
a través de instrumentos, como el Plan 20.000, y ha calificado de
“imprescindible” la colaboración público-privada. En este
sentido, ha recordado que el parque público de vivienda en alquiler
no llega al 2,5%, mientras que la media en Europa se sitúa en torno
al 15% y, tomando como referencia los datos del Plan Nacional Integrado
de Energía y Clima (PNIEC), ha señalado que 10 millones de
inmuebles necesitan una rehabilitación energética y que,
sin embargo, la cifra actual “es muy pequeña”: 31.000 solo el año
pasado. “El reto es mayúsculo y se necesitan muchos recursos económicos”,
ha recalcado el secretario general, que ha anunciado que su departamento
intensificará la acción pública en coordinación
con el sector para implementar y desarrollar la Agenda Urbana Española
con el fin de “modificar comportamientos y que mejore la calidad de vida
de los ciudadanos”. Asimismo, ha abogado por la agilización de la
tramitación de licencias, ayudando a los ayuntamientos para que
hagan un mejor uso de las tecnologías disponibles o reduciendo los
procesos administrativos.
DATOS
El presidente
del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE),
Lluís Comerón, ha destacado la importancia de acometer la
renovación energética de esos 10 millones de viviendas, pero
ha advertido de que las necesidades de rehabilitación no se limitan
únicamente a una adecuación medioambiental. El 50% de los
25,5 millones de inmuebles que conforman el parque residencial en nuestro
país tiene problemas de accesibilidad. No está adaptado a
las necesidades de una población cada vez más envejecida
–ha lamentado Comerón– . Y, además, es precisa una adecuación
funcional generalizada porque “nuestras vidas son distintas a las de las
generaciones anteriores y antes de la epidemia ya no encajaban con nuestras
demandas”.
Con datos de
otros países europeos similares al nuestro, como Portugal, Francia
o Italia, donde la tasa de ocupación en rehabilitación, con
un 3,9%, dobla prácticamente a la de España, que se sitúa
en el 2,2%, Comerón se ha mostrado convencido del potencial de la
renovación urbana como motor económico. Solo alcanzando ese
porcentaje, se crearían 400.000 empleos, puesto que –como ha explicado–
la rehabilitación es un sector muy intensivo en mano de obra y,
por cada millón de euros invertidos, se generan entre 18 y 54 empleos
en función de la obra. Y, además, la Administración
ahorraría dinero en prestaciones por desempleo: “De los 12.000 millones
de inversiones al año que nos llevarían a acercarnos a nuestros
vecinos europeos, un tercio (4.000 millones) retornaría a las arcas
públicas en ahorro en prestaciones por desempleo, sin tener en cuenta
el ahorro en coste personal y social”. Por eso, reivindicando “acciones
de máxima urgencia para que el sector no pare”, ha subrayado: “Hay
que cambiar el ritmo de rehabilitación del PNIEC, pensado para otro
momento y con otras perspectivas”.
El presidente
de la Asociación de Promotores y Constructores de España
(APCE), Juan Antonio Gómez-Pintado, ha resaltado el valor de los
espacios que habitamos y la importancia de que estén bien diseñados,
y ha expuesto cuatro líneas de actuación en materia de vivienda
que son complementarias y generarían 1,2 millones de empleos en
total. La primera es estimular la compraventa, un ámbito en el que
sería necesaria la colaboración de las administraciones públicas,
el Estado a través del ICO y/o entidades financieras, y la iniciativa
privada, los promotores.
En este sentido,
APCE pide al Estado un compromiso de aval para que aquellos que no hayan
tenido capacidad de ahorro, pero sí dispongan de capacidad de pago,
puedan comprar una vivienda. “De esta forma, solventaríamos un problema
estructural”, ha valorado.
Otra medida
que ha considerado “fundamental” es estimular la vivienda en alquiler con
un IVA “superreducido” y seguridad jurídica, porque –ha explicado–
“inversores internacionales tienen interés en invertir en nuestro
país, pero consideran que no hay suficiente transparencia o falta
de seguridad jurídica”. También ha abogado por modificar
la Ley de Propiedad Horizontal para estimular la rehabilitación
de viviendas y edificios. Por último, en materia de formación,
ha abogado por un programa de formación profesional dual que haga
atractivo el trabajo en el sector, que vive un proceso de envejecimiento
de las plantillas.
El presidente
de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras
(SEOPAN), Julián Núñez, ha considerado urgente que
“todos nuestros políticos aparquen las diferencias y se centren
en nuestro futuro inmediato”. Esto es, en apoyar a las empresas. En materia
de infraestructuras, ha lamentado: “Hemos perdido una década como
consecuencia de la crisis anterior. Se dejaron de invertir más de
220.000 millones de euros”.
En estos momentos,
las necesidades de inversión para garantizar el cumplimiento de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 serían
necesarios 157.000 millones. Esta inversión tendría generaría
más de 2,3 millones de empleos y tendría un retorno fiscal
del 49%, equivalente a 7.000 millones de euros. “Esto requiere revisar
el modelo de financiación y recuperar la colaboración pública-privada
y el modelo concesional”, ha apuntado.
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