En la Universidad
de Swinburne (Australia) han conseguido producir un hormigón más
sostenible que el tradicional y que puede llegar a doblarse. Se trata de
un nuevo material, que cuenta con una patente, que han desarrollando empleando
productos de desechos industriales, en concreto han empleado cenizas de
centrales térmicas de carbón a las que han añadido
pequeñas fibras poliméricas.
El hormigón
es el segundo elemento más empleado del mundo tras el agua, dicen
desde la universidad. Pero en su producción se consume mucha energía
y se genera una gran huella de carbono debido a la calcinación de
la piedra caliza para producir su ingrediente clave, el cemento.
Con este nuevo
sistema, los investigadores han logrado un producto más sostenible:
emplea aproximadamente un 36% menos de energía y emite hasta un
76% menos de dióxido de carbono, en comparación con el hormigón
convencional.
Además,
las fibras poliméricas le proporcionan elasticidad, tanta que incluso
puede doblarse al aplicar fuerza sobre él, como ocurriría
en caso de huranes, terremotos o el impacto de una explosión, explican
en la publicación en Construction and Building Materials.
Esta funcionalidad
le convierte así en un material ideal para construir en zonas propensas
a terremotos o huracanes, porque es 400 veces más flexible que el
hormigón tradicional, aunque tiene una resistencia similar.
|