El COVID-19
ha obligado a los gobiernos a poner al mundo en una pausa sin precedentes,
durante al menos tres meses, para aplanar la curva de contagio. El reto
para 2020-21 será defender el crecimiento a toda costa para aplanar
la curva de recesión. Y es que lo que se espera es una fuerte recesión
mundial en el primer semestre de 2020 en la gran mayoría de las
economías desarrolladas y emergentes, seguida de una recuperación
en forma de U.
Desde los 1.100
millones de euros del BCE hasta las provisiones de liquidez de 1.500 millones
de dólares de la Reserva Federal, hasta las respuestas fiscales
favorables a las empresas en todo el mundo que proporcionan un alivio del
crecimiento de 0.5-1.2pp según el país, el objetivo ha sido
capear la crisis de flujo de efectivo y evitar una crisis de liquidez más
severa.
Sin embargo,
el coste de la contención podría equivaler a un shock del
20-30% para cada economía durante un mes.
Los gobiernos
se han centrado en mitigar la gravedad de la crisis de flujo de caja, evitando
una crisis de liquidez más severa. Las políticas fiscales
se diseñaron para: (i) aliviar las presiones de flujo de caja de
las empresas a través de líneas de crédito y garantías
públicas, así como el aplazamiento de gastos (impuestos,
intereses, servicios públicos, etc.) y (ii) apoyar los ingresos
del hogar fortaleciendo las ayudas.
En los Estados
Unidos, la Casa Blanca ha aprobado un paquete fiscal por valor de USD2bn
(cerca del 10% del PIB), que incluye pagos en efectivo a los hogares, permiso
por enfermedad con sueldo garantizado, ayuda alimentaria, garantías
de préstamos corporativos, ayudas a préstamos, exenciones
de impuestos sobre la renta y gasto sanitario.
TODAS ESTAS
AYUDAS AUMENTARÁN EL DÉFICIT FISCAL Y LA CARGA DE LA DEUDA
PÚBLICA.
Los diferenciales
sobre la deuda soberana de aquellas economías con fundamentos más
débiles ya han aumentado, lo que encarece la financiación
de gastos adicionales.
Brasil y Argentina
tienen menos espacio para el estímulo fiscal, mientras que el resto
de Iberoamérica tiene cierto margen de maniobra. Sin embargo, los
países con un margen de maniobra limitado pueden solicitar ayuda
del FMI y el Banco Mundial, que han anunciado que estarán listos
con el apoyo para los países afectados por COVID-19 por valor de
USD50 mil millones y USD 12 mil millones, respectivamente.
Esta sería
la solución en Iberoamérica, las grandes infraestructuras
generadoras de miles de puestos de trabajo.
En un esfuerzo
por preservar los empleos y evitar daños a la economía por
más tiempo, los gobiernos de toda la zona euro han ampliado y facilitado
el acceso ayudas laborales cuyo coste podría alcanzar los 120.000
millones de euros.
Dado que la
crisis económica es muy aguda pero de naturaleza temporal, se espera
que la tasa de desempleo en la Eurozona aumente solo 1pp a poco más
del 8% con hasta 1.5 millones de empleos perdidos en los próximos
12 meses. La pérdida de empleo afectará en particular a los
trabajadores con contratos temporales, así como a los trabajadores
autónomos.
LOS DATOS DEL
FMI
El Fondo Monetario
Internacional (FMI) ha actualizado sus estimaciones macroeconómicas
para España y las ha empeorado de forma significativa como resultado
del impacto del coronavirus Covid-19, de forma que ahora espera que cierre
2020 con un paro del 20,8% y una caída del producto interior bruto
(PIB) del 8%.
Se trata de
los peores datos macro registrados por España en muchos años.
De confirmarse la contracción del 8% de la economía, sería
el peor dato registrado en toda la serie histórica del Instituto
Nacional de Estadística, que comenzó en 1970, y, probablemente,
la mayor contracción experimentada en el país desde la Guerra
Civil.
En el informe
bianual del FMI 'Perspectiva Económica Mundial', el organismo ha
revisado en 9,6 puntos porcentuales a la baja la previsión del PIB
para España para 2020. En 2021, el crecimiento será del 4,1%,
lo que supone una corrección al alza de 2,7 puntos con respecto
a las estimaciones de enero.
"Es una crisis
como ninguna otra", ha asegurado la economista jefa del FMI, Gita Gopinath,
quien ha alertado de que, a la magnitud del 'shock', hay que sumar la incertidumbre
sobre su duración o intensidad.
"Es muy probable
que la economía global experimente su peor recesión desde
la Gran Depresión [de los años 30], sobrepasando la vista
durante la crisis financiera global de hace una década. Se prevé
que la Gran Reclusión, como se podría llamar, disminuirá
el crecimiento global de forma dramática", ha agregado Gopinath.
La contracción
de España entre los países será la segunda mayor entre
las mayores economías europeas, solo por detrás de Italia
(-9,1%). Francia y Alemania experimentarán un descenso del 7,2%
y del 7%, respectivamente.
En el conjunto
de la zona euro, el PIB caerá un 7,5% y repuntará un 4,7%
en 2021. Por países, el mayor hundimiento será en Grecia,
cuyo PIB se contraerá un 10%. Por detrás se situarán
Italia, Letonia (-8,6%) y Lituania (-8,1%). En quinta posición estarán
tanto España como Eslovenia, con un -8%.
El desequilibrio
económico de España como consecuencia de la pandemia del
coronavirus también se extenderá a otras variables, como
la tasa de desempleo o la inflación.
En lo que respecta
al mercado laboral, España registrará una de las peores correcciones
de su entorno. Mientras que 2019 cerró una tasa de desempleo del
14,1%, en 2020 llegará a ser del 20,8%. En 2021 mejorará
la situación, pero aún así se mantendrá en
el 17,5%.
En Italia,
el paro crecerá del 10% en 2019, al 12,7% en 2020. En 2021 caerá
hasta el 10,5%. En Francia el paro alcanzará el 10,4%, casi dos
puntos más que el año pasado, y en Alemania apenas se elevará
en siete décimas, hasta el 3,9%.
La cifra más
elevada de la eurozona seguirá siendo la de Grecia, cuyo paro pasará
del 17,3% al 22,3%, mientras que la mayor alza en puntos porcentuales será
la de Portugal, cuya tasa escalará desde el 6,5% hasta el 13,9%.
En lo que respecta
a los precios, el FMI ha revisado los pronósticos de España
y espera que registre una deflación del -0,3% en 2020, mientras
que en 2021 volverá a una inflación del 0,7%.
En el conjunto
de la eurozona, los precios se elevarán en dos décimas este
año y en un punto porcentual en 2021. Italia registrará un
alza de precios del 0,2%, mientras que Francia y Alemania cerrarán
este año con una inflación de tres décimas cada uno.
Es probable
que las insolvencias globales aumenten en un + 14% en 2020, pero el intervencionismo
estatal podría evitar grandes quiebras, al menos por ahora. En cuanto
a la sensibilidad histórica a los ciclos económicos y las
intervenciones gubernamentales para apoyar a las empresas (aplazamientos
de impuestos, préstamos estatales y garantías), este sería
el cuarto año consecutivo de quiebras crecientes. Los estados parecen
decididos a evitar grandes insolvencias.
Cuanto más
dure el COVID-19, más podría transformarse el estrés
de liquidez actual en una crisis de deuda de pleno derecho que envuelva
a las empresas y los deudores familiares, sus prestamistas privados y las
autoridades públicas (tesorerías o bancos centrales) que
en última instancia respaldarán a estos últimos.
Una serie de
indicadores de mercado muestran que los inversores se preocupan por este
riesgo: los diferenciales corporativos se han ampliado y también
lo ha hecho el Libor-OIS.
Las tasas de
CDS se han disparado y también los rendimientos en papel comercial
Las crisis
de liquidez generalmente aparecen por primera vez en segmentos de mercado
periféricos, por ejemplo, los bonos del gobierno de pequeños
países del euro. La volatilidad de la propagación ha aumentado.
Para la zona
del euro, esto podría tener efectos igualmente perturbadores que
los aumentos de diferencial debido al riesgo fiscal, ya que para los soberanos
más pequeños implica el riesgo de perder el acceso al mercado.
Según
el FMI, en España la deuda pública saltará del 95,5%
del PIB en el que cerró en 2019 a un 113,4% este año, lo
que supone batir récords no vistos en más de un siglo, superando
el 101% alcanzando en 1909 y el 100,7% alcanzado en 2014 como consecuencia
de la crisis anterior.
La cifra equivaldría
a un aumento del endeudamiento del estado de unos 167.000 millones de euros
en un solo ejercicio, si se tuviera en cuenta como referencia el PIB de
2019, si bien hay que tener en cuenta que el FMI también prevé
que el tamaño de la economía española se reduzca un
8%.
Así,
el efecto de incremento de la tasa se produce tanto por el endeudamiento
extra en el que incurrirá el país para hacer frente a la
crisis sanitaria, económica y social como por la reducción
del tamaño del PIB con el que se mide la deuda.
Las cifras
se sitúan muy por encima de la media de Europa, que cerrará
el año con una deuda pública del 97%.
De esta forma,
la crisis del coronavirus se llevará por delante en sólo
un año el ajuste fiscal y el desendeudamiento que tanto le ha costado
ejecutar a España en la última década. De hecho, el
déficit volverá casi a niveles de 2012, cuando se situó
en el 10,5%, y la deuda alcanzará cotas que no se habían
visto hasta ahora. En la crisis anterior se llegó a sobrepasar la
barrera del 100% del PIB en 2014, pero lejos de la previsión que
el Fondo tiene para este 2020.
El endeudamiento
mundial se disparará hasta el 122% debido especialmente a Estados
Unidos, que acaba de aprobar un paquete de incentivos de 2,2 billones de
dólares que disparará su deuda pública este año
por encima del 130%. La mayor economía del mundo contaba ya con
ratios históricos de endeudamiento, que en 2019 ya superaron el
100% del PIB.
El FMI asume
que un "considerable" aumento los déficits este año es no
sólo necesario sino apropiado para muchos países, aunque
alerta de que algunos de ellos parten de una situación muy vulnerable.
La deuda pública global fue del 83% del PIB en 2019 y se disparará
al 96,4% este año.
"La situación
es más preocupante para los mercados emergentes y las economías
en desarrollo que enfrentan múltiples conmociones que incluyen la
pandemia, un empeoramiento abrupto de las condiciones financieras, debilidad
de demanda externa y, para los países exportadores de productos
básicos, precios más bajos", resume el FMI.
El FMI recuerda
que los esfuerzos deberán priorizar los gastos sanitarios, los servicios
públicos clave como transporte, energía, comunicaciones y
la protección social.
El endeudamiento
mundial se disparará hasta el 122% debido especialmente a Estados
Unidos, que acaba de aprobar un paquete de incentivos de 2,2 billones de
dólares que disparará su deuda pública este año
por encima del 130%. La mayor economía del mundo contaba ya con
ratios históricos de endeudamiento, que en 2019 ya superaron el
100% del PIB.
LAS INFRAESTRUCTURAS
COMO SOLUCIÓN
Nuestros sistemas
de infraestructura requieren una inversión generacional, también
lo requieren nuestros trabajadores de infraestructura. Contratar, capacitar
y retener a una nueva generación de trabajadores de infraestructura
ayudará a impulsar nuestra recuperación y creará un
sistema de infraestructura más fuerte y resistente para el futuro.
Sin duda, la
infraestructura no es la prioridad inmediata. Deben prevalecer las preocupaciones
sobre el acceso a la atención médica, el seguro de desempleo
y otra asistencia pública. Pero eso no significa que los gobiernos
deban pasar por alto las inversiones fundamentales que pueden ayudar a
la economía a recuperar su impulso, incluida nuestra fuerza laboral
de infraestructura.
Más
allá de proteger a los trabajadores esenciales en este momento,
existe una enorme preocupación sobre quién ocupará
estos trabajos en los próximos meses y años.
LAS INFRAESTRUCTURAS
COMO INVERSIÓN EUROPEA
Los planes
de infraestructura deben contar con la ayuda europea.
El pasado mes,
la Comisión Europea (CE) aprobó un paquete de inversión
por valor de más de 1.400 millones de euros para 14 grandes proyectos
de infraestructura en Croacia, la República Checa, Hungría,
Polonia, Portugal, Rumania y España.
El FEDER invertirá
265 millones de euros para mejorar más de 178 km de los 715 km de
la sección Madrid - Lisboa del Corredor Atlántico TEN-T,
centrándose en la región española de Extremadura,
en la frontera con Portugal. Esta sección del corredor actualmente
no está electrificada. El trabajo beneficiará a los servicios
de carga y pasajeros de larga distancia.
"En tiempos
tan difíciles para nuestro continente, es crucial que la política
de cohesión siga desempeñando su papel de apoyo a la economía
en beneficio de nuestros ciudadanos", dice la comisionada de cohesión
y reformas, Sra. Elisa Ferreira. “Las principales adopciones de proyectos
de hoy muestran que la financiación de la UE, y la política
de cohesión en particular, ofrece resultados concretos, ayudando
a las regiones y ciudades a ser más seguras, más limpias
y más cómodas para las personas y las empresas. Muchos de
los proyectos aprobados también ayudan a cumplir los objetivos del
Acuerdo Verde Europeo ".
UN MACROPLAN
DE VIVIENDA SOCIAL
Si España
presenta un plan consensuado de construcción de vivienda social,
Europa lo valorará y ayudará a su financiación.
Es más
una cuestión de voluntad que de coste porque el suelo lo tienen
los ayuntamientos y lo podrían aportar en régimen de derecho
de superficie. La colaboración público privada financiaría
las operaciones, que podrían contar con avales estatales, y los
grandes fondos inmobiliarios estarían interesados en participar
en régimen de Build to rent.
No es momento
de ideologías. Es momento de generar empleo como sea.
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