La gravedad
y la duración de la recesión dependen, por supuesto, de cuánto
tiempo se tarde en controlar la propagación del virus y, posteriormente,
de la naturaleza del papel que desempeñan las autoridades económicas.
Además
está por ver el límite de los avales extraordinarios que
concede el estado para garantizar que la banca preste a las empresas. Todo
lo que baje del 80% de garantía del préstamo supondrá
un freno para la banca.
LOS IMPACTOS
ECONÓMICOS PARA LA CONSTRUCCIÓN ACTUALMENTE NO ESTÁN
CLAROS.
Por un lado,
es probable que la actividad de construcción se vea severamente
restringida en el próximo período a corto plazo. Es probable
que el trabajo de obra se desacelere si no cesa de forma temporal en todo
el país, ya que los trabajadores son enviados a casa para limitar
la propagación del virus.
Por otro lado,
un esfuerzo coordinado para combatir la propagación del virus podría
conducir a un aumento de construcción de instalaciones hospitalarias.
Se trataría de construir nuevos hospitales y reequipar edificios
existentes para fines de atención al paciente.
Para mitigar
los efectos, el gobierno ha permitido que las obras continúen abiertas,
lo que es problemático por los problemas de transporte de los empleados
y algunos problemas de suministro de momento muy puntuales. Es una medida
diferente a la italiana, que ha cerrado la industria, pero tiene importantes
consecuencias económicas para las constructoras, empezando por el
empleo.
Sin embargo,
hay ayuntamientos que están cerrando obras sin que tengan una clara
competencia al respecto en un estado de alarma en el que todas las competencias
son estatales. Estas obras paralizadas por los ayuntamientos entrarán
en la causa mayor y las constructoras afectadas tendrán derecho
a ERTEs bonificados, lo que ampliará el coste estatal.
Según
nos indican fuentes del sector, mejor están las obras a medio gas,
salvo que haya infectados, al cierre total. El cierre total de las obras
suponen ventajas para los ERTEs, pero si vemos el efecto que esta medida
ha ocasionado en otros sectores como los hoteles o los centros comerciales,
el efecto económico es letal en un sector tan representativo para
la economía española como es el de la construcción.
Las constructoras
están tomando todas las medidas posibles, fijando turnos en el tajo,
concentrando horarios de trabajo, etc., pero cuando viene el inspector
municipal a la obra pide medios de protección que no es posible
comprar en el mercado. Si no hay un criterio homogéneo en toda España
sobre los supuestos de cierre de obra por falta de seguridad contra el
coronavirus, cada ayuntamiento o cada inspector sanitario actuará
según su criterio.
En conclusión,
que desde el gobierno se tiene que clarificar de inmediato el protocolo
de seguridad de las obras contra el coronavirus e imponer sus medidas a
los ayuntamientos. La solución es encontrar un equilibro entre la
seguridad sanitaria de las obras y la subsistencia del sector.
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