Desafortunadamente,
los riesgos aparentemente están integrados en los sistemas de ciudades
conectadas. Por ejemplo, existen vulnerabilidades inherentes a los sistemas
operativos utilizados en los dispositivos IoT comunes en las ciudades inteligentes.
La llegada
de 5G se suma a esto, ofreciendo no solo dispositivos IoT nuevas y mejores
formas de conectarse a la red, sino también cibercriminales.
Para garantizar
que cosechen los beneficios de crear ciudades inteligentes sin poner en
riesgo la seguridad de la infraestructura, los datos y los ciudadanos,
los gestores de la ciudad deben adoptar un enfoque de ciberseguridad primero.
Los gestores
de la ciudad también deberían buscar implementar procesos
robustos e invertir en las tecnologías adecuadas. Dicha tecnología
debería ofrecer una visibilidad total de lo que se está ejecutando
en la red de una ciudad, ya que esto es vital para mantenerla segura. Después
de todo, no puedes proteger algo si no sabes que está ahí.
Como tal, los equipos de seguridad necesitan conocer cada detalle sobre
todo en sus redes, desde la marca y el modelo de un dispositivo hasta la
dirección IP, el cronograma de parches y el nivel de riesgo.
Armados con
esta información, los profesionales de seguridad podrán ver
dónde están las vulnerabilidades en sus redes y tomar medidas
para eliminarlas. En entornos OT e IoT, esto solo se puede lograr a través
de soluciones especializadas que puedan reconocer los protocolos de comunicación
únicos utilizados en las redes de producción.
También
es necesario saber cómo deben comportarse todos los activos de la
red cuando funcionan normalmente. Esto permitirá detectar y actuar
sobre cualquier actividad inusual. Para que sea eficaz, la supervisión
automatizada debe ejecutarse de forma continua las 24 horas, los 7 días
de la semana, proporcionando a los equipos de seguridad alertas contextualizadas
que tienen prioridad sobre la urgencia con la que deben actuar. De esta
forma, los equipos de seguridad tendrán toda la información
necesaria que necesitan para enfrentar los riesgos potenciales en orden
de gravedad, reduciendo el número de horas desperdiciadas en la
investigación de riesgos de bajo nivel o incluso falsos positivos.
Para 2025,
Frost and Sullivan, una compañía de investigación
de mercado, ha pronosticado que habrá al menos 26 ciudades inteligentes
importantes en todo el mundo.
Recopilar datos
e implicar a todos los ciudadanos para exponer los problemas técnicos
y las necesidades de la sociedad suele ser un proceso extenso. De hecho,
preferirían adoptar tecnologías básicas y planes maestros
genéricos, en lugar de cuestionar los problemas que enfrentan los
ciudadanos y generar un diseño basado en soluciones.
La tecnología
de ciudad inteligente no consiste necesariamente en vehículos autónomos
y drones. De hecho, puede tomar iniciativas más simples, como sensores
de calidad del aire cerca de autopistas, sensores de agua en desagües
pluviales o cámaras que pueden recopilar datos sobre la cantidad
de personas en un lugar público para comprender mejor sus hábitos
comunes.
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