El Colegio
de Ingenieros de Caminos de la Comunidad Valenciana ha hecho púbico
un comunicado, tras las inundaciones de la comarca de la Vega Baja, para
reclamar que es necesario que exista una mayor coordinación entre
las administraciones para tratar de prevenir catástrofes como la
que todavía mantiene en vilo a la provincia tras 5.000 rescates.
Los ingenieros,
en una nota que firma Andrés Rico, representante en Alicante, advierten
de que "desviamos y estrechamos los cauces, realizamos desarrollos urbanísticos
desmesurados, construimos en zonas y áreas donde el riesgo de inundación
es muy elevado, implantamos industrias en ramblas y territorios con elevado
riesgo. No tenemos bien reflejado con estudios pormenorizados los graves
problemas que pueden provocar estos fenómenos extraordinarios en
los PGOU de muchos municipios, hacemos caso omiso a las recomendaciones
de los profesionales expertos en materia de inundación y, por supuesto,
asistimos a un grave problema administrativo en nuestra comunidad y nuestro
país que agrava más si cabe la situación: la excesiva
burocracia".
Los ingenieros
subrayan que son diversos los factores los que han desencadenado las inundaciones,
entre los que destacan el desbordamiento de la rambla de Abanilla, que
ha provocado la inundación de Redován, el polígono
de Puente Alto en Orihuela y la huerta. Además, las crecidas en
la rambla Salada y la rambla de la Algüeda, -afectando a Granja de
Rocamora, Cox, Albatera, San Isidro-, unido al caudal proveniente del río
Segura y que ha presentado desbordamientos desde el Valle de Ricote en
Murcia hasta Orihuela. Por último, la desgraciada rotura, entre
otras, del encauzamiento del río Segura a su paso por Almoradí,
ha generado los daños e inundaciones más que destacables
en todos los municipios aguas abajo desde Orihuela hasta la desembocadura
del río en Guardamar.
"Mención
especial queremos hacer desde nuestro Colegio al Canal de Santomera. La
presa ha ayudado a absorber 19 hm3 que de otra forma hubieran desembocado
en el río Segura, habiendo desaguado por fondo y de forma controlada
caudales escasamente comprendidos entre los 10 y 15 m3/s, por lo que no
ha sido la causante de la inundación, sino que nos ha ayudado a
contener y laminar el agua. Sin embargo, debemos analizar cuidadosamente
el fallo de los muros de contención del encauzamiento del río
Segura en Almoradí", subaya el Colegio en su comunicado.
"Los profesionales
de todo tipo en la Administración que trabajan en materia de inundabilidad
se encuentran desbordados puesto que no disponen de recursos humanos para
atender el elevado número de expedientes que deben de resolver.
Las competencias, que parecen estar claramente delimitadas, generan controversias
entre la administración autonómica y las Confederaciones
Hidrográficas, donde esos profesionales tampoco dan abasto. Estamos
ante un problema de base en el que para tomar decisiones necesitamos muchos
años", añade el comunicado firmado por Andrés Rico.
El Colegio
sostiene que el que se ponga remedio solo con obras y estudios de emergencia
tras las desgracias acaecidas de poco sirve. "Insistimos, se debe planificar
y prevenir con una mirada a largo plazo. La tecnología de la que
disponemos en materia de predicción meteorológica, cada vez
más fiable gracias a AEMET, y la velocidad de comunicación
de las redes sociales han permitido evitar la pérdida de un mayor
número de vidas humanas. Esta velocidad es la que le pedimos a nuestra
administración y a nuestros representantes políticos para
poder hacer frente a estos problemas. Colaboremos todos juntos porque nuestra
gente, nuestra tierra y la naturaleza nos necesitan".
EN ESPAÑA
HAY 50.000 CONSTRUCCIONES SOBRE CAUCES Y ZONAS DE RIESGO DE INUNDACIÓN
QUE INCUMPLEN LA NORMATIVA
El principal
problema, según Santiago Barajas, responsable de Ecologistas en
Acción en materia de agua, es que se ha permitido construir sobre
cauces y zonas de riesgo de inundación, en contra de la normativa.
"Estimamos que, en todo el país, hay del orden de 50.000 construcciones
sobre cauces y zonas de riesgo, y la mayoría son viviendas", aduce
Barajas, quien alega llevar 25 años reclamando que no se permita
ni una construcción más y que se eliminen las existentes,
tal y como exige el artículo 28 del Plan Hidrológico Nacional.
"En la costa mediterránea, la voracidad urbanística que ha
imperado en la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos de siglo
XXI ha hecho que no se paren a pensar en los cauces antes de construir,
de forma que hay viviendas, incluso urbanizaciones caras, que están
en riesgo de inundación".
Barajas califica
de "dejación" la actitud con que el Ministerio para la Transición
Ecológica (Miteco) ha afrontado esta situación, en tanto
que los cauces dependen de las confederaciones hidrográficas. Denuncia
que el organismo no ha garantizado que se cumpla la regulación,
pero insiste en que "la culpa no sólo es del Miteco, sino también
de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos", a quienes
acusa de pensar en el corto plazo y de no tomar medidas (como la demolición
de las viviendas construidas sobre los cauces) por ser impopulares. "Pero
hay que gobernar pensando en el futuro de la gente", asevera.
Jorge Olcina,
catedrático de Geografía de la UA y presidente de la Asociación
de Geografía de España, señala que “se han seguido
ocupando áreas inundables durante décadas a pesar de la reiteración
e intensidad de las gotas frías mientras las administraciones no
han actuado con la diligencia necesaria”. Para explicarlo pone dos ejemplos:
Comunidad Valenciana y Murcia. En el primer caso, la administración
valenciana aprobó en el 2003 el Patricova, un plan de acción
territorial, que se modificó en el 2015, para evitar construir en
zonas inundables. “El problema es que en las décadas anteriores
no existía ese plan y se hicieron actuaciones que siguen generando
enormes problemas cuando se producen estos fenómenos climáticos”.
No es el caso de Murcia, apunta, donde no existe una plan similar al valenciano.
El problema se ha visto ahora en toda su magnitud –añade– en los
municipios del mar Menor como San Javier o Los Alcázares, que pagan
ahora dos décadas de imprevisión.
Pero, a pesar
del Patricova, Jorge Olcina recuerda que el 85% de los municipios valencianos
“no tiene un plan de evacuación en caso de inundaciones, a pesar
de que es su obligación”. Y se asombra al recordar que ni en la
Comunidad Valenciana ni en Murcia existen suficientes “mapas de riesgo”
para valorar las áreas geográficas que más sufren
con la gota fría. “Las ciudades del Mediterráneo deben ponerse
las pilas ante el cambio climático que viene, porque todo apunta
a que va a haber más crisis climáticas”, advierte.
ANTECEDENTES
11 de octubre de 2018
NOTICIA
ADAPTADA AL SISTEMA EDUCATIVO inmoley.com DE FORMACIÓN CONTINUA
PARA PROFESIONALES INMOBILIARIOS. ©
LAS INUNDACIONES
Y RIADAS EN EL URBANISMO DE BALEARES
¿Qué
guía práctica soluciona este tipo de casos?
La guía
práctica inmoley.com de Urbanismo de Baleares
Convertir
conocimiento en valor añadido > Herramienta práctica >Guías
prácticas
¿Qué
debe saber un profesional en un caso práctico como el de la noticia?
El estudio
ambiental estratégico de la Demarcación Hidrográfica
de Illes Balears, titulado “Plan de gestión del riesgo de inundación
(2015)” advertía del alto coste de las medidas preventivas (pág
74 y sig) y de la necesaria adopción de medidas de ordenación
territorial y urbanismo "ordenación territorial y urbanismo. Limitaciones
a los usos del suelo en la zona inundable. Criterios para considerar el
territorio no urbanizable. Criterios constructivos para edificaciones en
zona inundable. Medidas para adaptar el planeamiento urbanístico."
Ver informe
(217 págs)
En zonas
de alto riesgo por inundación o riadas hay que adaptar los usos
del suelo al peligro al que están sometidos, por ejemplo orientar
las calles en paralelo al flujo del río para evitar embalses, demolición
de viviendas en el curso, prohibir el almacenamiento de productos tóxicos
o peligrosos en los cauces, prohibir verjas en las ventanas de las plantas
bajas, exigir accesos por escalera a las plantas superiores desde la primera
planta para poder subir a zonas altas de la vivienda. La prevención
es la clave del Plan de gestión del riesgo de inundación
de la Demarcación Hidrográfica de las Islas Baleares (2016).
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