EDIFICACIÓN
NO RESIDENCIAL
En edificación
no residencial tampoco se percibe que el empeoramiento de las expectativas
económicas esté disuadiendo a inversores y promotores. Hay
unanimidad en que 2019 volverá a ser otro año de intensa
actividad inmobiliaria, pese a que ya hace tiempo que se agotaron las grandes
ofertas que incitaron a los inversores más madrugadores a darle
una segunda oportunidad a España. El stock no residencial de gama
alta escasea, lo cual explica la aceleración en la puesta en marcha
de nuevos proyectos que se ha venido produciendo en los dos últimos
años y que además afecta, con mayor o menor intensidad, a
todos los nichos de este mercado. Esta cartera de proyectos, que de momento
aún continúa aumentando, pone las bases para no temer por
el futuro a corto plazo de la producción, para la que se prevén
avances del 6% en 2019, y entorno al 4% en 2020 y 2021.
SUBSECTOR DE
LA VIVIENDA
En el mercado
de la vivienda, la nueva ley hipotecaria ha cerrado un episodio de incertidumbre
normativa. Como además se ha pospuesto la subida de los tipos de
interés, se allana el terreno para que la demanda continúe
tan sólida como en 2018. Sin embargo, es una demanda que se concentra
en aquellas ciudades que crean empleo, con lo que la mayor parte de las
nuevas promociones arrancan en unas zonas muy concretas. Esta actividad
tan focalizada estresa las cadenas de producción en estos puntos
y provoca déficits de suelo, cuellos de botella administrativos
y aumento de costes. Mientras tanto, una parte significativa del país
continúa ajena a este rebrote, lo cual permite pensar que el mercado
aún no ha alcanzado su velocidad de crucero y podrá prolongar
su ciclo de crecimiento dos años más, en torno al 9,5% en
2019 y entorno al 6% en 2020. La proyección 2021 (0,5%) refleja
las dudas que nos plantea dar por supuesto de que la demanda se vaya a
extender a la totalidad del país, o que el enfriamiento económico
no acabe pasando factura más a medio plazo.
En precios,
de forma agregada, se producirán subidas moderadas. Los incrementos
variarán dependiendo de la ubicación. Mientras en las principales
ciudades, como Madrid o Barcelona, los crecimientos serán ya menores;
en las ciudades secundarias, como por ejemplo Valencia, serán más
fuertes.
Existen mercados
donde la demanda sigue siendo sólida y así se prevé
que continúe, como serían Madrid, Barcelona, País
Vasco, Málaga o Valencia.
En 2018 hubo
un crecimiento en el número de viviendas vendidas del 10% con respecto
al año anterior, hasta superar las 500.000 unidades, aunque únicamente
el 20% corresponde a vivienda de nueva planta. Este dato está todavía
muy alejado de los niveles precrisis, donde se llegaron a promover al año
hasta 750.000 unidades nuevas.
Sólo
un 10% de las transacciones de vivienda corresponden a obra nueva. En lo
que respecta a obra nueva, pese a que se está registrando un claro
aumento del número de visados, aún los niveles de producción
se sitúan en cifras muy bajas (aproximadamente un 10%) respecto
al total de operaciones realizadas en 2018.
MOODY’S ALERTA:
LOS PRIMEROS SÍNTOMAS DE RIESGOS HAN LLEGADO AL MERCADO INMOBILIARIO
La escalada
de precios de la vivienda en los últimos años ha provocado
que algunas de las prácticas más peligrosas previas a la
crisis hayan vuelto a detectarse. Un informe de la agencia de calificación
de riesgos Moody’s sobre el sector inmobiliario español alerta de
en las nuevas hipotecas el porcentaje de deuda sobre el valor de los inmuebles,
que financian las entidades financieras tocó máximo histórico
el último trimestre de 2018.
Esta situación
se produce al mismo tiempo que el ahorro de las familias está en
mínimos, lo que históricos ha puesto en alerta a los analistas
de la agencia. “Deben servir como alerta temprana para detectar los riesgos
que pueden acechar al mercado hipotecario español”, ha asegurado
José de León, vicepresidente de Moody’s España.
La escalada
de los precios de la vivienda hace que los bancos se relajen más
a la hora de ofrecer mayor porcentaje de financiación de la vivienda,
pensando que la subida futura del precio puede compensar ese riego. En
el último trimestre de 2018 esta ratio, que en el sector se denomina
loan to value, alcanzó el 66,5%, el dato más alto desde que
se tienen registros. En el primer trimestre de 2019, se ha reducido al
64,6%. “Pero no hay que confiarse porque eso no significa que haya cambiado
la tendencia advierte”, De León.
Algo más
de tranquilidad ofrece el hecho de que a pesar de que la media esté
en máximos, o que algunas entidades financieras hayan sido más
laxas a la hora de acercar la hipoteca al precio real de la vivenda, lo
cierto es que el porcentaje de hipotecas que financian el 80% o más
del precio de la vivienda todavía está en el 13%, frente
al 18% que representaba en 2007. “Esto es importante porque se considera
que los préstamos por encima de ese 80% son los que más riesgo
de impago conllevan”, explican los analistas de la agencia de calificación.
Las reformas
introducidas tras el estallido de la burbuja, con mayores exigencias para
dar crédito y la política macroprudencial del Banco Central
Europeo ha servido para contener el posible riesgo. “El perfil de las personas
que han obtenido una hipoteca en los últimos años están
mejor preparadas para afrontar posibles problemas que puedan surgir en
los próximos años”, explican en Moody’s.
Pese a estas
advertencias, el riesgo de estar ante una nueva burbuja inmobiliaria está
descartado. “Estamos ante un mercado inmobiliario que va a dos velocidades.
Madrid y Cataluña con crecimientos de precios del 10% y del 8% respectivamente
están tirando de la media nacional que está en el 6%, pero
hay otras zonas con subidas apenas del 1% o incluso menos”, explica Miguel
López, analista de Moody’s en Madrid.
Las previsiones
de la agencia de calificación es que ese crecimiento se modere y
se estabilice entorno al 2% o 3% en los próximos tres años.
Los movimientos migratorios que continuarán llevando población
a las grandes ciudades serán el principal motor del crecimiento
de los precios.
Esa subida
de precios es considera como una buena noticia por los analistas de Moody’s.
Más del 60% de los préstamos de vivienda en España
están financiados a través de cédulas hipotecarias
y bonos de titulación hipotecaria. La tendencia de subida de precios
hace que los inversores internacionales que compran esos productos financieros
tengan una motivación de rentabilidad para seguir haciéndolo.
Si el precio bajara podrían buscar rentabilidad para sus inversiones
en otros lugares y las entidades financieras españolas podrían
tener un problema.
Por otro lado,
una subida desmesurada de los precios de la vivienda unida a un posible
repunte de los tipos de interés podría devolver a los españoles
al escenario de dificultad de acceso a la vivienda que ya se vivió
en los peores momentos de la crisis financiera. En la actualidad, la tasa
de esfuerzo que tiene que hacer una familia para pagar el primer año
de un crédito hipotecarios está por debajo entre el 17 y
8% por debajo de los peores momentos de la crisis en todas las comunidades
autónomas. “Si el precio de la vivienda sube un 20% en los próximos
años y los tipos de interés llegan al 1,5%, sin que se modifiquen
los ingresos familiares la proporción de ingresos de los hogares
destinada a pagar la hipoteca podría volver a la situación
de riesgo de los niveles precrisis”, advierte el informe de Moody’s.
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