Es un indicador
muy usado por los analistas como medida para ver la capacidad de la empresa
para generar ganancias. Se encuentra muy de moda. De hecho, actualmente
en los mercados se utiliza más que el ROE, pese a que son muy similares.
¿Qué
diferencia hay entre el ROE y el ROCE?
Recordemos
que el ROE (Return on Equity) se obtiene de dividir el beneficio neto de
la compañía entre el patrimonio neto. Por tanto, la deuda
no entra en juego, cuando de hecho, el sentido común dice que una
empresa con deuda 0 tendrá peor rentabilidad para su patrimonio
que una que se beneficie del efecto apalancamiento de la deuda.
Si comparamos
el ROCE con el ROE podemos ver el impacto sobre la rentabilidad de la empresa
que tiene el efecto apalancamiento, ya que con el ROCE incluimos el endeudamiento
en el cálculo, mientras que en el ROE únicamente nos fijamos
en los fondos propios.
¿Cómo
se calcula?
La fórmula
para calcular el ROCE es la siguiente:
El EBIT lo
podemos definir como EBIT= Ventas netas – Costes de explotación
– Amortización.
Por su parte,
el capital empleado es menos claro, ya que dependiendo de la empresa o
del contexto se pueden utilizar diversos criterios. Los más habituales
son:
• Total de
activos menos deudas a corto plazo (pasivo corriente). Los analistas e
inversores a menudo calculan el ROCE en función del capital medio
empleado (haciendo el promedio de capital empleado entre la apertura y
el cierre del ejercicio, esta es la forma más habitual).
• Todos los
activos empleados por el negocio.
• Activos
fijos más el fondo de maniobra (o dicho de otro modo, Activo corriente
menos pasivo corriente).
• Para qué
sirve
• Los fondos
que están enfocando esta oportunidad son, en su mayoría,
una combinación de gestores/inversores con gran experiencia en el
diseño y gestión de viviendas en alquiler junto con proveedores
de capital, normalmente aseguradoras internacionales, con un coste de capital
muy bajo y con perspectivas de permanencia en la inversión de muy
largo plazo (10-15 años).
La principal
barrera en la concreción de estas oportunidades financieras, denominadas
“Build to Rent (BTR)” en los mercados europeos, es la asunción de
los riesgos de desviaciones en los costes de construcción sobre
promociones futuras y compromisos de desarrollo de carteras de 500-1500
unidades.
Estos acuerdos
requieren dos hitos (i) un marco general de compromiso sobre una cartera
determinada que establezca las fórmulas de financiación al
promotor, memoria de calidades y demás aspectos económicos
y (ii) fórmulas concretas de concreción de dicho acuerdo
sobre suelos con licencia, proyecto de ejecución de viviendas específicamente
diseñadas para el alquiler y un precio cerrado de los costes de
construcción como resultado de la licitación sobre dicho
proyecto hormigón y ejecutable inmediatamente.
Del acuerdo
general a la concreción por proyecto debe establecerse un margen
de seguridad para ambas partes que permita evitar la tensión de
obligar a alguna de las partes a ejecutar sus compromisos sobre proyectos
inviables derivados de la evolución al alza de los costes de construcción
en plazos dilatados de concesión de licencias.
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