El crecimiento
continúa, pero sigue dependiendo de la vivienda. El ejercicio 2019
se vivirá de manera diferente en España que en el resto de
Europa. Mientras que nuestros vecinos están entrando ya en una fase
donde costará más crecer y con bastante trabajos se podrá
conseguir el ritmo de la economía, en España todo apunta
a que se prolongará al menos un año más la racha de
crecimiento por encima del PIB que se inició en 2017.
El avance previsto
para 2019 (4,5%) es algo menor que el resultado estimado para 2018 (5,7%)
pero aún así todos dos ejercicios comparten un rasgo en común:
el crecimiento proviene mayoritariamente de la construcción de vivienda
de nueva planta residencial.
Efectivamente,
la edificación residencial volverá a ser la protagonista
de 2019. Ya que ya lleva acaparando este protagonismo desde 2016, parece
obvio hacerse la pregunta de cuánto tiempo más durará
su buena salud. De momento, no se perciben indicios de que la demanda se
esté debilitando: las ventas de vivienda van a buen ritmo y lo mismo
puede decirse de la concesión de hipotecas, con la incidencia de
que el sector bancario continúa enviando señales que la subida
de intereses no será ni inmediata ni traumática.
En consecuencia,
en España la maquinaria promotora vuelve a estar en marcha y para
2019 se espera que continúe acelerándose (8,5%) a un ritmo
similar al de los últimos años. Independientemente que se
alcance un nivel de producción que pueda calificarse o no de satisfactorio,
el hecho es que este mercado finalmente ha conseguido una inercia que puede
resultar muy valiosa en el caso de que la demanda residencial tocara techo,
tal como ocurre en la mayoría los mercados europeos. Es un escenario
hipotético, pero no descartable del todo a la vista de un par de
factores potencialmente conflictivos. Uno es el factor precio, que hasta
ahora se ha venido interpretado por lado positivo, como síntoma
de una demanda potente, pero que si continúa creciendo podría
convertirse en un obstáculo. Y el otro es el papel de la compra
por inversión, que llevamos años aceptando como complemento
temporal de la compra tradicional para uso, pero que en un momento dado
podría abandonar el mercado, sobre todo si la subida de precios
acaba reduciendo su rentabilidad. Si los compradores-inversores optan por
retirarse, pondrían a prueba hasta qué punto es sólida
la demanda de los compradores-usuarios.
El riesgo está
ahí, pero difícilmente podrá afectar a la producción
de 2019: recordamos el precedente de la década pasada y cuánto
tiempo tardó el sector a reaccionar ante el cambio de signo del
entorno. no residencial
Si se acabara
materializando el debilitamiento de la demanda de inversión también
sería preocupante para la edificación no residencial de nueva
planta, ya que una parte importante de los inversores, se ha canalizado
hacia activos como comercio, hoteles, oficinas y logística.
Como en el
caso de la vivienda, también se puede contar con el efecto colchón
de todos los proyectos que se han arrancado en los últimos meses,
a la vista de los que no debería haber dificultades para que la
producción constructiva lograra la previsión (4%).
REHABILITACIÓN
En el apartado
de rehabilitación, la previsión de crecimiento para 2019
(2,3%) es sustancialmente inferior a las de la edificación de nueva
planta. Por la parte de la rehabilitación residencial, la demanda
se ve favorecida por el repunte de las transacciones de vivienda, que muy
a menudo suelen venir acompañadas de rehabilitación. El problema
de fondo es que estas operaciones de rehabilitación siguen siendo
muy superficiales: el encarecimiento de la vivienda resta recursos a los
nuevos propietarios, y los propietarios antiguos siguen reacios a ir más
allá de las reparaciones más urgentes en un contexto en el
que las rentas familiares se recuperan con demasiada lentitud. Hay pocas
novedades de calado en el capítulo de estímulos a la rehabilitación
y no se espera demasiado del aumento de dotación anunciado por al
último Plan Estatal de Vivienda, ya que pone más énfasis
en las ayudas al alquiler que no en la rehabilitación propiamente
dicha.
La rehabilitación
no residencial ha crecido en los últimos años gracias a la
intensa actividad inmobiliaria. Además, los inversores han dado
mucha preferencia a minimizar el riesgo, lo que ha concentrado la demanda
en activos en zonas consolidadas, que ha sido necesario adaptar a los nuevos
ocupantes. Ya que la oferta de este tipo se vuelve escasa, la rehabilitación
orientada al terciario contribuirá algo menos que en años
anteriores. Y si se confirman las previsiones que contemplan una disminución
del empuje del consumo y del turismo, el terciario comercial podría
optar por reducir la frecuencia con la que rehabilita sus espacios de venta.
INGENIERIA
CIVIL
Las mayores
incertidumbres para el sector construcción español en 2019
se centran en el apartado de la ingeniería civil. La próxima
primavera deberá estar terminada toda la obra que se ha promovido
incentivada principalmente por las elecciones locales y autonómicas,
los efectos de las cuales han proporcionado tranquilidad a este mercado
en 2017 y sobre todo en 2018. Esto provocará que el resto del año
el mercado quede prácticamente en manos de la obra promovida a escala
estatal. Aparentemente, esto no debería ser motivo de alarma; de
hecho, a la vista del repunte de la licitación pública de
los últimos meses es evidente que el gobierno es plenamente consciente
que el testimonio de la obra pública ha pasado a sus manos.
LA PRODUCCIÓN
DE VIVIENDAS EN 2018 INCREMENTA UN 28% EN CATALUÑA
Los visados
concedidos por los colegios de aparejadores en relación a la construcción
de nuevas viviendas en Cataluña han alcanzado la cantidad de 14.517
viviendas, incrementando desde los valores mínimos alcanzados hace
cinco año (2013), un 378% aunque en valores absolutos alcanza unas
11.000 unidades, cantidad todavía muy escasa para las necesidades
de un mercado con recorrido. Desde entonces, la producción de viviendas
ha seguido con una trayectoria al alza hasta incrementar anualmente en
este último ejercicio un 28%.
Esta evolución
positiva viene directamente relacionada con la de las cuatro provincias
de la comunidad con aumentos bastante significativos destacando las provincias
de Lleida y Tarragona (128,2% y 90,8% respectivamente). Las provincias
más productivas incrementen en un 37% Gironai en un 20,7% Barcelona.
En términos
absolutos, Cataluña ha cerrado el año con 14.517 viviendas
iniciadas, una cantidad que a pesar de ser muy escasa todavía -representa
el 11,4% del total de la producción del año 2006-, deja entrever
todavía las buenas perspectivas sobre todo en aquellas provincias
donde ya empieza a faltar la oferta. Este es el caso principalmente, de
la provincia de Barcelona. Por provincias, Barcelona continúa teniendo
el grueso de la obra iniciada en Cataluña, con 11.446 viviendas
(79% del total), seguida de Girona con 1.476 (10,2% del total),
Tarragona con
931 (6,4%) y Lleida, con 664 viviendas (4,6% del total de viviendas iniciadas
en Cataluña).
Las viviendas
terminadas en Cataluña han incrementado en su global un + 8,7% en
comparación con los acabados de un año antes, únicamente
por la aportación de la actividad en la provincia de Barcelona que
aumenta un 20,7% los viviendas terminadas anuales mientras que la resto
de las provincias de bajan considerablemente: 29,9% la provincia de Girona,
un 17,9% Lleida y un 10,1% Tarragona que arrastran el total. El resultado,
unos valores absolutos, es de 7.492 viviendas terminadas el 2018 de los
que la provincia de Barcelona aporta el 75%.
La ciudad de
Barcelona, que reacciona al ritmo de la provincia, asciende a 2.203 viviendas
iniciadas en el periodo de 2018, lo que representa un incremento del 60,5%
anual y del 20,4% de las viviendas terminadas logrando las 1.251 unidades.
Cabe decir, que la ciudad de Barcelona representa casi el 20% del total
de producción de la provincia.
Por comarcas,
destacar las más productivas la del Barcelonès (3.589 iniciados),
Vallès Occidental (2.514 viviendas), el Barcelona (2.353) y el Maresme
(1.020 unidades), todas pertenecen a la provincia de Barcelona; en cuanto
a los incrementos interanuales significativos destacan, Pallars Sobirà
(de 3 viviendas iniciadas en 2017 en 35 el 2018), seguida de la Conca de
Barberà (de 4 a 37) y Alt Penedès (de 51 a 335 viviendas
iniciadas al cierre de 2018) mientras que muestran signos negativos en
relación con el año anterior las comarcas del Alt Camp, Alt
Urgell, Alta Ribagorça, Anoia, Bages, Berguedà, Cerdanya,
Garraf, Noguera, Osona, el Ripollès, el Solsonès y el Urgell,
siendo más significativas las disminuciones de aquellas comarcas
más productivas como la del Garraf (De 495 en 2017 en 459 en 2018)
o la comarca de Osona (de 251 a 194 viviendas iniciadas en 2018).
CRECIMIENTO
DE LAS VENTAS DE VIVIENDAS NUEVAS Y USADAS 2018
Las ventas
de viviendas aumentan un 10,1% interanual en España a lo largo del
año 2018, mostrando incrementos de dos dígitos por el empuje
tanto de las compraventas de viviendas usadas como los nuevos aunque a
nivel estatal ya comienzan a ser más notorios los incrementos de
las transacciones de obra nueva (+ 11,1% ventas de viviendas nuevas y +
9,9% las de los usados). En Cataluña, el incremento disfrutado ha
sido más moderado, con 80.820 viviendas vendidas a lo largo del
año presentan un aumento del 4,6% favorecido también por
el empuje de las ventas de vivienda nueva.
De la cantidad
total de las ventas en Cataluña, el 84,9% corresponde a viviendas
de segunda mano y el 15,1% restante a las viviendas de obra nueva, con
unos incrementos anuales del 2,8% las ventas de las viviendas usadas mientras
que el comportamiento de la demanda de las viviendas de obra nueva continúa
ganando cada vez más fuerza y muestra incrementos muy por encima
de la evolución del indicador de la vivienda usadas con un + 16,1%
interanual, aunque en valores absolutos esté lejos de los cantidades
mostradas en épocas de bonanza.
De las 80.820
compraventas registradas dentro del ejercicio, 12.217 correspondían
a viviendas nuevas y 68.603 compraventas de viviendas usados. Todas las
provincias de Cataluña en su total de compraventas, incrementan
por encima del 30%, destacando el aumento del 55,3% en la provincia de
Lleida mientras que en valores absolutos destaca la provincia de Barcelona
con 55.295 operaciones. Por tipologías todas ellas incrementan en
las operaciones de segunda mano, destacando el incremento de las operaciones
de segunda mano en la provincia de Lleida (+ 8,2%); en cuanto a las ventas
de obra nueva únicamente muestra una disminución Tarragona
(-12,6%) contrariamente con la evolución positiva de la provincia
de Lleida (+ 57,2%) seguida de Barcelona (+ 20,3%). Como se puede observar,
cada vez las disminuciones son menores, con perspectivas de mejora del
mercado de obra nueva que ya se han visto reflejadas en este 2.018. Alt
Penedès (de 51 a 335 viviendas iniciadas al cierre de 2018) mientras
que muestran signos negativos en relación con el año anterior
las comarcas del Alt Camp, Alt Urgell, Alta Ribagorça, Anoia, Bages,
Berguedà, Cerdanya, Garraf, Noguera, Osona, el Ripollès,
el Solsonès y el Urgell, siendo más significativas las disminuciones
de aquellas comarcas más productivas como la del Garraf (De 495
en 2017 en 459 en 2018) o la comarca de Osona (de 251 a 194 viviendas iniciadas
en 2018).
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