Italia declaró
el estado de emergencia en Venecia después de que las mareas altas
de 1.87m acompañadas de fuertes vientos envolvieron más del
80% de la ciudad italiana, un sitio del patrimonio mundial de la Unesco,
causando estragos en ella y causando un duro golpe al turismo.
El Acqua Alta
más alta en 53 años cobró la vida de dos residentes,
volcó las góndolas y un vaporetto vacío (autobús
público), inundó restaurantes y tiendas y provocó
cortes de energía.
Peor fue el
daño causado a los hitos históricos como la famosa Basílica
de San Marcos. Su cripta se inundó por completo y surgieron temores
de daños estructurales en las columnas de la basílica. Al
culpar al cambio climático por el desastre, el alcalde de Venecia,
Luigi Brugnaro, dijo que el daño a la ciudad ascendería a
"cientos de millones de euros" y apeló emocionalmente al gobierno
para salvar una de las ciudades más bellas del mundo.
El primer ministro
de Italia, Giuseppe Conte, se reunió con Brugnaro, el gobernador
del Véneto, Luca Zaia, y la ministra de Infraestructura, Paola De
Micheli. Conte describió la inundación como "un golpe al
corazón de nuestro país" y dijo que su gobierno actuaría
rápidamente para proporcionar fondos y recursos bajo los poderes
especiales otorgados por el estado de emergencia.
Dijo que el
gobierno "aceleraría" la construcción de defensas estructurales
para la ciudad de la laguna que se hunde, que se compone de más
de 100 islas. Lo que quiso decir fue el famoso proyecto Mose (su nombre
alude a la historia bíblica de Moisés separando el Mar Rojo):
un sistema de barrera hidráulica para cerrar la laguna en caso de
aumento del nivel del mar y tormentas de invierno.
MOSE, la palabra
italiana para Moisés, es, de hecho, un acrónimo de Modulo
Sperimentale Elettromeccanico (Módulo Electromecánico Experimental).
El proyecto tiene como objetivo evitar inundaciones mediante la instalación
de 78 puertas móviles en tres entradas: Lido, Malamocco y Chioggia,
que separarán la Laguna de Venecia del Mar Adriático.
De Micheli
reconoció que no se esperaba que el proyecto de defensa contra inundaciones
de Mose estuviera operativo hasta fines de 2021, pero esperaba que al menos
algunas de las defensas funcionarían para entonces.
El trabajo
en el proyecto, realizado por Consorzio Venezia Nuova, comenzó en
2003 después de mucho retraso. Desde entonces ha estado plagado
de acusaciones de corrupción y soborno que llevaron a la renuncia,
en 2014, del ex alcalde de Venecia, Giorgio Orsoni. Fue acusado de participar
en la malversación de alrededor de € 20 millones en fondos
públicos destinados a defensas contra inundaciones.
El proyecto
Mose ya ha costado miles de millones de euros. Los venecianos esperan que
estos y futuros fondos adquiridos por el gobierno no se vayan por el desagüe.
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