Sin embargo,
pronto aparecieron problemas. Venezuela, pronto se encontró enfrentando
dificultades económicas después del colapso de los precios
mundiales del petróleo y abandonó los proyectos poco después
de abrir el camino ya que no podía cumplir con los compromisos financieros
con la compañía china.
“La experiencia
de China con trenes de alta velocidad indica que las rutas más viables
son aquellas que conectan áreas metropolitanas y tienen un suministro
de electricidad estable. Esas condiciones no existían en Venezuela”,
escribió Haibin Niu, investigador del Centro de Políticas
BRICS, en Building Development For a New Era.
Más
comercialmente viable que la línea de Venezuela dada la capacidad
fiscal del gobierno y la mayor cantidad de usuarios potenciales, México
realizó una licitación en 2014 para construir un tren de
alta velocidad de 210 kilómetros desde la Ciudad de México
hasta el punto turístico emergente Querétaro.
El proyecto
fue adjudicado a China Railway Construction Corporation Limited (CRCC)
y sus socios locales. Pero el gobierno de Enrique Peña Nieto pronto
canceló el contrato en medio de denuncias de irregularidades.
La verdadera
razón fue que el público y la oposición cuestionaron
la falta de transparencia de la licitación.
Otro proyecto
pospuesto es el tren Bioceánico, una idea que se debatió
por primera vez a principios de siglo para conectar la costa atlántica
de Brasil con la costa del Pacífico de Perú. Representantes
chinos acordaron en 2015 con los gobiernos de la región desarrollar
estudios de factibilidad para realizar la inversión.
China Railway
Eryuan Engineering Group (CREEC), la compañía china detrás
de la iniciativa, dijo en 2017 que el proyecto era factible, después
de llevar a cabo un estudio de US $ 50 millones. Sin embargo, el operador
ferroviario estatal brasileño Valec advirtió sobre el impacto
del proyecto.
Las comunidades
indígenas y los grupos ecologistas están preocupados de que
las rutas bajo consideración dividirían los territorios comunales
vírgenes.
En Argentina,
sin involucrarse en la construcción, el Banco de Desarrollo de China
otorgó un préstamo de US $ 2.100 millones en 2013 para la
renovación de parte del tren y locomotoras Belgrano Cargas. La sucursal
tiene importancia estratégica porque se conecta con el corazón
agrícola.
Hoy, 19 países
de América Latina y el Caribe respaldan oficialmente la iniciativa
de China Belt and Road (BRI), que podría desbloquear más
financiación para satisfacer las necesidades de infraestructura.
El BRI apunta
a expandir la inversión extranjera de China reviviendo viejas y
estableciendo nuevas rutas terrestres y marítimas.
América
Latina tiene necesidades y demandas y China tiene la posibilidad de satisfacerlas.
La iniciativa Belt and Road será central en las infraestructuras
iberoamericanas.
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