Nuevos inversores,
nuevos vehículos El modelo de inversión inmobiliaria en España
ha cambiado mucho respecto a los momentos previos a la explosión
de la burbuja inmobiliaria.
La confianza
de los inversores en el mercado inmobiliario español y el rápido
ascenso de las Socimis es una situación que no se veía desde
antes de la crisis financiera. En la actualidad, predomina una inversión
profesionalizada liderada por fondos de inversión internacionales
y Socimis. También los family office están tomando posiciones
en el sector inmobiliario español.
Actualmente,
los inversores buscan activos que estén en zonas bien situadas,
que sean edificios un poco singulares y, en el caso concreto de reconversión,
que sean edificios que puedan estar en funcionamiento con rapidez y que
tengan una gran capacidad de renta rápida. Para el caso de centros
comerciales ocurre algo similar, siendo más atractivos aquellos
activos que estén ubicados en zonas estratégicas, donde las
comunicaciones y los accesos sean buenos, y al mismo tiempo tengan inquilinos
estables y solventes.
LAS SOCIMIS
APUESTAN POR EL SECTOR TERCIARIO
De las casi
medio centenar de sociedades de inversión inmobiliaria que ya hay
en bolsa, la mayoría apuesta por concentrar su inversión
fundamentalmente en el sector terciario español, debido a que ven
más oportunidades en centros comerciales, oficinas logísticas
y hoteles que en residencial.
Entre las veinte
Socimis españolas que tienen mayor valor de sus activos, únicamente
cuatro de ellas se especializan en el sector residencial. A pesar de ser
el más abundante en España, el activo residencial es uno
de los activos con menor demanda para los inversores extranjeros e institucionales,
ya que su gestión suele ser complicada debido a la legislación
actual, pudiendo llegar a reducir las inversiones hasta el 3% de rentabilidad.
Si bien la
inversión en momentos previos a la explosión de la burbuja
inmobiliaria era mayoritariamente residencial, actualmente la mayoría
de las transacciones corresponden al sector terciario. Así, el 89%
de las transacciones realizadas en 2015 correspondieron al sector terciario,
fundamentalmente oficinas, con cerca del 40% destinados al alquiler frente
a la inversión residencial anterior.
Las family
office, que también están tomando posiciones en el sector
inmobiliario español, se decantan por locales comerciales en zonas
prime.
ESPECIALIZACIÓN
Y CONSOLIDACIÓN COMO VÍAS DE RENTABILIDAD
Las Socimis
comienzan a centrar su actividad en un negocio concreto, que les haga más
eficaces en un nicho y que siga haciéndolas atractivas para los
inversores.
Las Socimis
tienden a especializarse, tanto a nivel de activo como a nivel geográfico,
debido a que es precisamente lo que buscan los fondos inversores; la especialización
permite a los gestores conocer mejor el mercado y también permite
realizar comparaciones con otras empresas similares. Por otro lado, la
consolidación es otra de las vías por la que las Socimis
pueden ser más rentables: una OPA permite actualizar un valor que
seguramente alcanzarán los activos en un futuro.
Además,
ganar tamaño permite aumentar la rentabilidad porque reduce el peso
de los costes fijos.
Entre las grandes
Socimis, Merlin por un lado se ha centrado en la obtención de una
importante cartera de oficinas y edificios singulares en detrimento de
sus activos hoteleros, y por otro ha especializado su filial, Testa Residencial,
en viviendas.
Hispania quiere
concentrar toda su inversión en el sector hotelero, al que ha favorecido
la recuperación del turismo en los últimos años, y
está en proceso para vender sus activos de oficinas y viviendas.
Colonial, cuya estrategia se decanta por el mercado de oficinas, suponiendo
un 94% del total de su negocio, ha anunciado que venderá la cartera
de activos logísticos y comerciales de Axiare, si triunfa su OPA.
Por su parte, Lar se centra en centros comerciales y activos logísticos,
General de Galerías Comerciales está especializada en complejos
comerciales y Uro destina la totalidad de sus activos al arrendamiento
de oficinas comerciales.
Las Socimis
más pequeñas también buscan las ventajas de la especialización
invirtiendo en activos alternativos, dirigidos a clientes especializados,
como residencias de la tercera edad, viviendas turísticas y residencias
de estudiantes, como es el caso de la Socimi Student Properties Spain,
que ofrecen además rentabilidades más altas que oficinas
o centros comerciales.
EL INFORME
Los seis grandes
servicers de España gestionan activos por valor de 220.000 millones,
según un informe de Axis Corporate, en el que se indica que sociedades
de gestión inmobiliaria despuntan como protagonistas en el mercado
español.
El informe,
de la consultora Axis Corporate, indica que el panorama inmobiliario ha
experimentado importantes cambios tras la crisis económica española.
Las entidades financieras que contaban en sus balances con activos no productivos,
como hipotecas en distinto grado de morosidad, decidieron venderlos para
sanear sus cuentas. Los fondos de inversión internacionales adquirieron
estas carteras de inmuebles y préstamos y las pusieron en manos
de sus servicers.
El informe
de Axis Corporate apunta cómo los seis principales servicers españoles
gestionan ya activos por valor de 220.000 millones de euros. Altamira,
Servihabitat, Haya, Anticipa Real Estate, Aliseda y Solvia acumulan por
sí solos el 80% de la gestión de carteras procedentes de
entidades financieras, y la posición vendedora de la banca indica
que este papel protagonista debería ir a más en los próximos
meses, señalan los autores del estudio.
Altamira cuenta
con una cuota de mercado del 22% y algo más de 54.000 millones en
activos bajo gestión, muchos de ellos procedentes de la cartera
de Banco Santander.
Por su parte,
Anticipa Real Estate y Aliseda, los dos servicers españoles pertenecientes
a Blackstone, suman activos valorados en más de 35.000 millones
de euros, lo que supone una cuota de mercado del 14%. En 2017, este fondo
fue uno de los grandes protagonistas del sector al hacerse con el 51% de
la cartera de Banco Popular.
Servihabitat,
que Caixabank traspasó a Lone Star en junio de 2018, gestiona bienes
por valor de 41.100 millones (17% del mercado), procedentes tanto de la
banca como de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la
Reestructuración Bancaria (Sareb).
En manos del
fondo Cerberus, Haya Real Estate posee activos valorados en algo más
de 39.400 millones (16%). En los últimos años ha firmado
contratos de gestión con diversos actores del sector financiero
español.
Solvia, el
servicer de Banc Sabadell, gestiona bienes inmuebles que suman 31.000 millones
de euros (13% del mercado). Estos activos provienen tanto de la cartera
inmobiliaria del banco como de otras sociedades españolas.
El informe
indica que la irrupción del sector de los servicers en el mercado
español se ha producido a la par que la recuperación de su
economía. Pero según Axis Corporate, la etapa actual viene
marcada por una diferenciación en las estrategias para aportar un
valor añadido al cliente; una necesidad debido a la existencia de
"múltiples actores, cada vez más profesionalizados".
Un ejemplo
de ello es la especialización en la gestión de alquileres,
aportando soluciones innovadoras al cliente más allá de los
canales tradicionales. En esta línea viene trabajando desde hace
años Anticipa Real Estate, que cuenta con un portal a través
del cual el inquilino puede efectuar de forma digital desde la visita virtual
del inmueble hasta el pago de los primeros recibos, pasando por la firma
del contrato.
Otra línea
de actuación de los servicers es una mayor internacionalización
en la gestión de activos, una apuesta que han ido concretando sociedades
como Altamira, responsable de un portfolio que incluye viviendas en Portugal
o Chipre, más allá de los inmuebles en suelo español.
Una tercera estrategia es la creación de una red de oficinas propias
que acerquen al consumidor la oferta de servicios y productos de la marca.
Desde 2015
la importancia de las sociedades de gestión inmobiliaria no ha dejado
de crecer, dentro de un proceso de consolidación que ha dado como
resultado un panorama en el que en torno al 80% de los activos procedentes
de entidades financieras están en manos de seis players.
Lejos de frenarse,
los expertos auguran que en los próximos meses las adquisiciones
y fusiones entre diferentes actores continuarán, señala José
Masip, socio de Real Estate de Axis Corporate y uno de los autores del
informe. Ello se debe a que España representa a día de hoy
uno de los mercados más competitivos de la zona euro.
Factores como
el continuado incremento del precio de la vivienda -cercano al 10% en tasa
interanual, según los datos del Colegio de Registradores correspondientes
al primer trimestre del año-, la alta rentabilidad del alquiler
frente a otras alternativas de inversión y el todavía muy
amplio stock de viviendas disponibles en el país ejemplifican las
ventajas competitivas de España frente a otros mercados, al tiempo
que justifican el apetito de los inversores por hacerse con una mayor cuota
de mercado.
Otro elemento
relevante para entender el panorama inmobiliario español actual
y el protagonismo de los servicers es la posición vendedora que
mantiene la banca, según el informe. Así lo demuestran operaciones
como la mencionada venta de Servihabitat por parte de Caixabank el pasado
verano a cambio de 7.000 millones.
En el ejercicio
previo (2017) la banca española se deshizo de inmuebles por un valor
de más de 50.000 millones. Entre las operaciones más relevantes
destacaron la compra de una gran parte de la cartera del Popular por Blackstone
(10.000 millones) y la venta al fondo Cerberus del 80% de los activos inmobiliarios
de BBVA (4.000 millones).
Dos grandes
motivos explican esta tendencia. Por un lado, la recuperación del
mercado inmobiliario y la mejora de la rentabilidad son acicates claros
para que las entidades vayan dando salida a parte de sus créditos
e inmuebles. Y por el otro, la presión regulatoria desde Frankfurt
(Banco Central Europeo) y Bruselas (Comisión Europea) obliga a la
banca a desprenderse de sus activos improductivos.
En este sentido,
la ratio de morosidad de los bancos españoles se situaba en 2016
en el 5,7%, seis décimas por encima de la media europea. Hay que
tener en cuenta que esta tasa ha experimentado una clara mejora en los
últimos años de la mano de la estabilización del sector
financiero nacional. Ello permite a España situarse hoy lejos de
países como Grecia, Portugal o Italia, todos ellos con ratios de
morosidad superiores a los dos dígitos.
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