SEVILLA
Según
el periódico ABC, en el caso de Sevilla, entre la Hispalense, la
Pablo de Olavide y Loyola suman casi 75.000 estudiantes, mientras que en
residencias y colegios mayores apenas hay 3.000 plazas. «La oferta
está desestructurada y una parte importante se ubica en la zona
más céntrica de la ciudad», indica JLL.
Este hecho
explica algunos movimientos de compraventa inmobiliaria que se están
dando en la ciudad. Una de las últimas operaciones ha afectado al
de la conocida como casa de la Botella, en la esquina de la Avenida de
la Palmera y la calle Páez de Rivera.
Según
informa ABC, una empresa especializada en la gestión de residencias
ha comprado este edificio a la familia Beca Soto y ya ha presentado un
proyecto en la Gerencia de Urbanismo con la meta de levantar en esta parcela
un alojamiento para estudiantes.
La ventaja
de este enclave es su gran proximidad al campus de Reina Mercedes. JLL
indica que los nuevos espacios que se están promoviendo desarrollan
el concepto del «co-living», ajustado a un perfil de joven
«con un mayor apego a Internet y que ofrece una nueva manera de vivir,
trabajar y socializar». El chalé de la Botella se dedicaba
actualmente al alquiler para la celebración de eventos familiares
y empresariales.
El mercado
tradicional de arrendamiento de pisos compartidos se ha complicado en los
últimos años, debido entre otros factores al incremento de
los precios del alquiler.
JLL señala
que han surgido alternativas, como la plataforma Uniplaces, que gestionan
el alquiler de habitaciones en viviendas privadas. En cualquier caso, existe
un nicho de mercado en el alojamiento de estudiantes que ha propiciado
otras operaciones en Sevilla.
Una de las
más sonadas sucedió este verano, cuando un fondo se hizo
con las antiguas cocheras de Tussam en la avenida Ramón Carande
para hacer una gran residencia, tras desembolsar 26,7 millones de euros.
La adjudicación de estos 4.138 metros cuadrados no supone una adquisición
definitiva, sino un derecho de superficie por 78 años.
Muy cerca de
este emplazamiento, el Campus de Eusa albergará en sus inmediaciones
otra residencia de cuatro plantas con capacidad para más de 400
camas, distribuidas entre habitaciones dobles e individuales. Y será
otro fondo de inversión el que se encargue de este último
proyecto. Se trata de Corestate, que se hizo con un suelo de 2.200 metros
cuadrados.
Otras dos noticias
recientes revelan el interés de los fondos de inversión por
desarrollar este tipo de edificios. Temprano Capital –un gestor inmobiliario
fundado por dos profesionales británicos– ha adquirido el suelo
en la calle Genaro Parladé en el que se asienta el antiguo club
Antares, en alianza con el fondo americano WP Carey y con la empresaria
jerezana Helena Rivero (que hasta ahora poseía el 100% del proyecto).
Esta futura
residencia de estudiantes —que se encuentra actualmente en fase de desarrollo—
contará con 505 estudios en un edificio de 15.200 metros cuadrados.
Estos pequeños apartamentos tendrán un diseño de alta
calidad y acabados que incluyen una cocina completa, baños en suite,
conexiones inalámbricas de alta velocidad y televisión, indican
los promotores.
Por último,
un inversor local ha adquirido el primer edificio que ocupó Ceade
en el parque científico y tecnológico Cartuja, que desde
hace años ha estado desocupado (pertenecía a Altamira). Se
trata de un inmueble con una superficie que roza los 5.000 metros cuadrados,
distribuidos en un sótano y tres plantas. Uno de los posibles usos
podría ser una residencia de estudiantes, lo que «obligaría
a realizar una profunda reforma, con demoliciones, superposiciones de planta
y la creación de una nueva distribución para conseguir como
resultado un centro con unas cincuenta habitaciones».
El Plan General
de Ordenación Urbana de Sevilla prevé para el entorno de
la Cartuja el uso dotacional, con lo cual es posible jurídicamente
la construcción de una residencia de estudiantes. Esta iniciativa
está atrayendo el interés de algunos fondos de inversión
foráneos.
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