La edificación
no residencial de nueva planta se encuentra en una situación diferente
en comparación a la vivienda. Con respecto a su pasado inmediato,
mientras la vivienda ha experimentado un periodo de alta actividad que
ahora es preciso corregir, el no residencial deja atrás unos años
de crecimiento mucho más moderado, como consecuencia de una demanda
menor (sobre todo la demanda pública) y que ha podido abastecerse
en buena parte con stock ya construido. Y con respecto a su futuro inmediato,
los promotores ya están observando con escepticismo como se empiezan
a degradar los indicadores de confianza de algunos sectores como la industria
y el comercio. La previsión parte de la base de que no hay excesos
de oferta de superficie de nueva planta y que por tanto aún hay
margen para crecer, pero a ritmos modestos, por debajo de los de la economía
durante todo el periodo desde 2018 (1,7%) a 2021 (1,4%). Los nichos de
mercado que concentran las mejores perspectivas son los edificios destinados
a sanidad (síntoma de que la promoción pública despierta
en algunos países) y los destinados a comercio (un posible efecto
colateral del incremento generalizado del turismo). En la línea
de informes anteriores, se espera estancamiento en la construcción
de oficinas como consecuencia del mal momento promotor en el Reino Unido.
La ingeniería
civil podría suplir en parte el vacío creado por el estancamiento
de la vivienda de nueva planta. La producción proveniente de la
construcción de infraestructuras ha crecido significativamente en
2018 (5,0%) y se espera un 2019 bastante parecido (4,5%) en la medida que
la recuperación económica está trasladando (con un
decalaje temporal) a los presupuestos públicos, y los fondos estructurales
europeos vuelven a estar de nuevo operativos, sobre todo en los países
del Este. Otro síntoma de que Europa está recobrando su predisposición
a invertir, es que el Plan Juncker superase a mediados del 2018 su objetivo
inicial de 315.000 MEUR y que se extendiese hasta el 2020 con un objetivo
ampliado a 500.000 MEUR. El impulso tomado por la ingeniería civil
europea continuará más a medio plazo, ligeramente matizado
a la baja debido al enfriamiento macroeconómico, pero incluso así
acabará convirtiéndose en el mercado más expansivo
de todo el sector en 2020 (3,2%) y 2021 (2,5%). La mayor parte de este
crecimiento provendrá de las infraestructuras de transporte, con
una aportación sustancial desde el nicho del ferrocarril. Las compañías
eléctricas siguen sin recuperar el ritmo constructor de los pasados
años, aunque la subida de los precios de la energía podría
contribuir a que replanteasen sus estrategias inversoras.
SITUACIÓN
Y PREVISIONES EN ESPAÑA
EL EXCESO DE
DEPENDENCIA DE LA VIVIENDA DE NUEVA PLANTA PUEDE PASAR FACTURA AL SECTOR
La economía
española también se resiente de la ralentización económica
global y entra en una fase de menor crecimiento. Con el consumo y las exportaciones
perdiendo tracción, y con los famosos “vientos de cola” extinguiéndose
(precios del petróleo) o en vías de hacerlo (finalización
del QE), ya no se puede seguir manteniendo el vigoroso ritmo de crecimiento
del trienio 2015-17. La previsión contempla una desaceleración
suave del PIB desde el 2,6% del 2018 al 2,0% del 2021.
Tras observar
indicios de fatiga en bastantes indicadores económicos, cabe preguntarse
si el sector construcción puede verse arrastrado. Obviamente, la
construcción no es inmune al enfriamiento económico, pero
hasta ahora apenas se percibe reacción alguna: el empleo en construcción
continúa creciendo más que el resto de sectores, y mientras
los índices de confianza del comercio y la industria se degradan
en lo que llevamos de 2018, los de la construcción aún resisten.
El crecimiento a corto plazo parece no estar amenazado y hay suficiente
cartera de proyectos para esperar avances de producción del 5,7%
en 2018 y el 4,5% en 2019. El panorama a medio plazo es más incierto,
puesto que para 2020-2021 ya no se contará con el efecto tractor
de las elecciones municipales del 2019 y podrían haber quedado ya
cubiertos los vacíos de oferta de vivienda que tanto han contribuido
a sacar al sector de su letargo. En ausencia de otros nichos de mercado
que tomen el relevo, el conjunto del sector se ralentizaría al 3%
(2020) y al 1% (2021).
Si el sector
construcción español lleva cuatro años en positivo
es consecuencia principalmente de la recuperación de la edificación
residencial. La demanda de vivienda no presenta por el momento síntomas
de tocar techo y se espera que tanto 2018 como 2019 sean años de
crecimiento robusto (11% y 8,5%, respectivamente). Sin embargo, hay razones
para desconfiar de que el mercado continúe creciendo a semejante
ritmo, ignorando factores como la escalada de precios en las zonas de más
demanda, y riesgos como el encarecimiento del crédito y el progresivo
agotamiento del ciclo de oportunidad inversora. Tras el precedente de la
década pasada, en el que el sector reaccionó muy tarde ante
el cambio de signo del entorno, es complicado prever en qué momento
puede llegar la inflexión, pero cuando menos podemos anticipar que
el repliegue no debería ser traumático, puesto que en este
episodio promotor las cantidades absolutas de nueva vivienda han sido extremadamente
modestas. Como primer tanteo, planteamos un escenario en el que 2020 aún
permanece en la zona positiva (3,5%) pero 2021 ya no (-3%).
El mercado
no residencial también tiene motivos para seguir creciendo (su recuperación
no se ha iniciado tan pronto como en la vivienda) pero también para
sentirse amenazado (es más sensible al deterioro económico
y menos proclive al riesgo). La previsión intenta conciliar ambos
extremos, y plantea un escenario de crecimiento cada vez menor (del 4%
de 2018 al 2,5% de 2021) pero sin que se asome al descenso como la vivienda,
teniendo en cuenta que hay nichos de mercado cuyo potencial aún
no se ha agotado, como las oficinas y la logística. No está
claro si los recientes anuncios de incremento de la fiscalidad a las empresas
se materializarán y, en caso de que lo hagan, si tendrán
un efecto disuasivo sobre la inversión.
El año
2019 marca un antes y un después para la ingeniería civil.
Las elecciones municipales y autonómicas de la próxima primavera
han proporcionado un alivio temporal a este subsector, evitando que el
2017 fuese un año perdido y favoreciendo que en 2018 se recuperase
algo de producción. El problema de los próximos años
no es tan solo la recaída de la obra municipal, sino que la obra
dependiente del gobierno central se ve comprometida por varios flancos.
Por una parte, el precario equilibrio del presupuesto público podría
ser la antesala de nuevos sacrificios de inversión en obra pública
para poder cuadrar las cuentas. Además, sigue sin estar claro qué
hará el Estado con las autopistas quebradas y con las autopistas
cuyos contratos de concesión expirarán en breve; pero si
acaba asumiendo su gestión, esto mermará su capacidad de
inversión. Hay también incertidumbre sobre el desenlace del
programa público-privado de construcción de carreteras (PIC),
pero apostamos porque se perciban sus efectos en 2020 (3,5%) y 2021 (4,5%).
Eso sí, antes habrá que superar un 2019 en clave de estancamiento
(1,5%).
RESUMEN DE
PRENSA
El informe
Euroconstruc que elabora en España el Institut de Tecnologia de
la Construcció de Catalunya (ITEC), prevé que este año
la promoción de vivienda crezca un 11%, ralentizándose respecto
al crecimiento del 16,3% que alcanzó el año pasado, y que
la desaceleración continúe hasta bajar un 3% en el 2021.
“Hay
razones para desconfiar de que el mercado continúe creciendo, ignorando
factores como la escalada de precios en las zonas de más demanda,
y riesgos como el encarecimiento del crédito y el progresivo agotamiento
del ciclo de oportunidad inversora”, señala el estudio.
Josep Ramón
Fontana, responsable de mercados del ITEC, reconoce que en estos momentos
no se vislumbran dificultades en el sector, que goza de un buen flujo de
proyectos y con el sentimiento de las empresas muy positivo. Sin embargo,
a su juicio, la recuperación inmobiliaria “se está basando
en factores que habían de ser temporales, para arrancar el sector,
como es el fuerte peso de los inversores en las compras. Pero la demanda
que debe fundar un mercado sano, la de las familias, no ha tomado el relevo,
porque su capacidad financiera no ha vuelto a los niveles anteriores a
la crisis”. A su juicio, los inversores son una demanda temporal, y volátil
porque con facilidad pueden optar por trasladarse a otro sector o otro
país.
Fontana destaca
también el peligro de que se creen burbujas locales, por la concentración
de la demanda, y de la construcción en áreas que atraen población
y se han recuperado de la crisis, como las grandes capitales de Madrid
y Barcelona, donde se están disparando los precios. “El sector parece
convencido de que otras zonas geográficas irán incorporándose
a la recuperación –añade–, pero por ahora la demanda en esas
zonas aún no ha arrancado, y tampoco la promoción”.
Los factores
políticos también inciden. Así, el ITEC ha mejorado
las previsiones que realizó el año pasado, al comprobar como
la crisis política independentista no ha tenido el impacto que se
temía. En Catalunya, sin embargo, ahora pesa la incertidumbre del
nuevo plan general metropolitano que obliga a destinar el 30% de una promoción
a vivienda social. “Parece que ha provocado que se acelere la petición
de licencias, pero pasado este primer momento podría producir en
el futuro otros efectos”, avanzó.
Fontana recordó
que EuroConstruct prevé una desaceleración de la actividad
promotora en toda Europa, en buena parte por el cambio de ciclo en los
tipos de interés. “En España consideramos que la desaceleración
llegará también, aunque un año más tarde”,
señaló que no descartó que la dureza de la crisis
inmobiliaria que ha sufrido España hasta hace poco permita al sector
“simplemente hacer una parada temporal, para coger aire”.
La promoción
inmobiliaria representa el 32% de la producción del sector de la
construcción (frente al 21% de media europea), seguida por la rehabilitación,
que aporta el 30%, por debajo del 42% de la media europea. “La rehabilitación
no acaba de arrancar en España, reconoció Fontana, porque
las finanzas de las familias no están muy boyantes y porque las
políticas de ayudas públicas no son suficientemente eficaces”,
aseguró. La obra nueva no residencial crece también moderadamente
(un 4% este año y el próximo), porque la pujanza de las oficinas
y el sector logístico se ve lastrada por el parón en la construcción
de equipamientos públicos sanitarios, educativos o similares.
|