Sin embargo,
al FMI le preocupa el incremento del valor de los inmuebles. Uno de los
motivos principales de esta preocupación es el esfuerzo que este
hecho supone para las familias. A día de hoy, la tasa de ahorro
se encuentra en mínimos históricos. El FMI apunta que
en la variable que relaciona costes de la vivienda y rentas familiares,
España estaba a cierre de 2017 a niveles de 2003 La relación
entre costes y rentas familiares a cierre de 2017 estaba a niveles de mediados
de 2003, según el informe.
Sin embargo,
para el FMI cualquier prevención es poca. “Si bien las desviaciones
en las valoraciones de las casas no son por ahora significativas y la situación
financiera de los hogares ha mejorado desde 2012, las presiones persistentes
sobre la demanda en el mercado inmobiliario podrían elevar los riesgos
para la estabilidad financiera”, destaca el organismo. Para atajar este
problema, el FMI propone que los organismos supervisores españoles
puedan actuar en el mercado limitando la concesión de hipotecas,
atendiendo al valor de la vivienda, la renta del comprador y los plazos
de vencimiento de los créditos inmobiliarios. En este sentido, el
presidente Sánchez ya está ultimando un decreto para que
el Banco de España se pueda ocupar de esta tarea. “Es crítico
que el Banco de España disponga de un conjunto de herramientas completo
para poder actuar rápidamente si emerge una descorrelación
en los precios”, asegura el FMI.
Según
detalle el País, el Fondo Monetario Internacional reclama a España
que empiece a seguir con atención la evolución de los precios
inmobiliarios. Con datos de cierre de 2017, el organismo detecta las primeras
señales de una “ligera sobrevaloración”, si bien destaca
que todavía se está lejos de una nueva burbuja. “Aunque aún
no hay evidencia clara de una desviación significativa, las autoridades
necesitan estar vigilantes”, dice el Fondo. Por ese motivo, pide a los
supervisores españoles que amplíen las herramientas de las
que disponen para atajar los riesgos financieros y controlar la concesión
de crédito. Estos instrumentos deben estar ya “listos para ser empleados”,
concluye en una clara referencia a la autoridad para frenar burbujas que
ultiman el Ministerio de Economía y el Banco de España.
La situación
de la economía española dista ahora mucho de la efervescencia
propia de una nueva burbuja especulativa de deuda. El encarecimiento de
la vivienda no se ve acompañado de un incremento del crédito.
El endeudamiento privado no sube y el saldo con el exterior es positivo.
España se halla muy lejos de aquellos momentos en los que se pedía
prestados al extranjero unos 100.000 millones de euros al año, fundamentalmente
destinados a la compra de vivienda a precios disparados. No obstante, el
valor de los inmuebles preocupa. En primer lugar, porque tan pronto como
los precios repuntan con fuerza, el propietario se cree más rico
y deja de ahorrar. En la actualidad la tasa de ahorro se sitúa en
mínimos históricos tras haber tocado máximos durante
lo peor de la crisis.
Conforme se
vayan afianzando estos escenarios alcistas, se corre el peligro de que
la revalorización pueda conducir a una confianza excesiva en el
valor del ladrillo y, por tanto, a una espiral de relajación en
la concesión del crédito y en los criterios para construir.
“Nunca se debe infravalorar la velocidad con la que toman impulso estos
procesos”, explica un alto cargo de la Administración.
De ahí
que el Fondo Monetario Internacional realice en su informe anual sobre
España un análisis sobre el sector inmobiliario nacional.
Bajo el título de La evolución del mercado de la vivienda,
¿un motivo ya para la preocupación?, los economistas del
organismo elaboran dos estimaciones distintas para intentar medir desviaciones
de los precios.
En una de ellas,
el Fondo hace cálculos que incluyen la trayectoria de los ingresos
per cápita, de la población en edad de trabajar, de los tipos
de interés, de la Bolsa, de los costes de la construcción
o de la relación entre el precio de la vivienda y los ingresos de
los hogares. En definitiva, trata de medir si la propiedad es asequible
y si su valor es coherente con la marcha de la economía. Con este
modelo, el FMI sostiene que se observa una “ligera sobrevaloración
en el cuarto trimestre de 2017”. No obstante, también señala
que estos resultados deben tomarse con precaución dadas las complejidades
de los cálculos.
La otra comparativa
se elabora a partir de medias históricas y examina, por un lado,
la relación entre los precios de la vivienda y las rentas de las
familias y, por otro, el coste de la vivienda con relación al del
alquiler. A la luz de estas variables, el Fondo concluye que a finales
de 2017 estas ratios se encuentran “aproximadamente en los mismos niveles
de mediados de 2003” y ligeramente por debajo de su media histórica.
En consecuencia, “indica que no hay sobrevaloración”. No obstante,
el único aviso del Banco de España alertando de una sobrevaloración
en el mercado de la vivienda la hizo en 2003, con el gobernador Jaime Caruana
al frente. Sin embargo, nunca más se alertó y en ningún
momento se tomaron medidas con el fuste suficiente como para corregirlo.
Dados los precedentes,
poco importa que el endeudamiento aún esté disminuyendo en
proporción al PIB. El Fondo defiende que es hora de empezar a prevenir
y preparar herramientas con las que evitar una acumulación de desequilibrios.
“Si bien las desviaciones en las valoraciones de las casas no son por ahora
significativas y la situación financiera de los hogares ha mejorado
desde 2012, las presiones persistentes sobre la demanda en el mercado inmobiliario
podrían elevar los riesgos para la estabilidad financiera”, advierte.
En su opinión,
los bancos se hallan todavía “altamente expuestos al sector inmobiliario”
y, por tanto, las herramientas macroprudenciales, aquellas que permiten
controlar los riesgos financieros, deberían ampliarse para embridar
dicha exposición.
Es decir, los
supervisores españoles deberían adquirir nuevos poderes para
poder limitar la concesión de hipotecas, en función del valor
de la vivienda, la renta del prestatario o los plazos del crédito.
De hecho, el Gobierno de Pedro Sánchez está preparando un
decreto para dotar al Banco de España de estas capacidades.
“La urgencia
para mejorar los instrumentos macroprudenciales ha aumentado. (...) Es
crítico que el Banco de España disponga de un conjunto de
herramientas completo para poder actuar rápidamente si emerge una
descorrelación en los precios”, afirma. El Fondo pide mecanismos
que aseguren que la información se comparte entre los supervisores
y que sus actuaciones se coordinan. Y valora positivamente que España
ya esté organizando una autoridad para vigilar la formación
de burbujas encargada en principio de estas tareas.
El propio FMI
destaca, no obstante, que el ciclo financiero todavía no presenta
visos de una burbuja de deuda. Por una parte, el endeudamiento privado
ha seguido descendiendo. Solo en 2017 cayó un 10%, resalta. Y la
balanza con el exterior, el verdadero termómetro de si se generan
o no desequilibrios económicos, es positiva, si bien en los últimos
meses se ha deteriorado con rapidez. Por otra parte, algunos expertos recuerdan
que hay menos financiación para las titulizaciones que propiciaron
el crecimiento desmedido de las hipotecas. Como apunta el Fondo, las vulnerabilidades
más bien se concentran en la elevada acumulación de deuda
pública y externa.
Además,
el FMI subraya que esta vez la recuperación de los precios inmobiliarios
no está ligada a una bonanza en la construcción, que fue
lo que realmente canalizó el endeudamiento desaforado, sobre todo
con el exterior. La actividad del ladrillo aún representa en el
PIB la mitad de lo que era antes de la crisis, dice. Y la mayoría
de las compras se dan en la vivienda usada, no en obra nueva. A pesar de
que en algunas ciudades los precios causan alarma, se trata de subidas
muy focalizadas en municipios y zonas donde la demanda está muy
concentrada: “Entre 2014 y 2017 los precios se han aumentado un 15%, impulsados
por las rápidas recuperaciones de ciudades como Madrid y Barcelona”,
apunta el informe.
Entre las recomendaciones
que hace el Fondo, insta a que haya un saneamiento de los balances de las
empresas de la construcción, en algunos casos todavía dañados
por la crisis y con altas tasas de morosidad. Anima a fomentar la contratación
de hipotecas a tipo fijo para proteger a los endeudados de futuras alzas
en los tipos de interés. Pide asegurar que se utilizan bien los
criterios de acceso a la vivienda social y los subsidios al alquiler. Y
considera que se precisa mejorar la regulación de los desarrollos
urbanísticos para romper con las restricciones que existen en la
oferta. Después de que el Gobierno de Sánchez haya anunciado
medidas para domeñar la escalada de los alquileres, el Fondo las
critica: “Cualquier nueva iniciativa diseñada con el fin de reducir
las presiones de los precios del alquiler debería evitar causar
efectos negativos en la oferta, lo que tendría un impacto adverso
en los arrendatarios con ingresos bajos”.
AUTORIDAD DE
RIESGOS SISTÉMICOS
El FMI lleva
años reclamando a España que forme una autoridad de riesgos
sistémicos, esto es: un organismo que se ocupe de vigilar los riesgos
financieros para evitar la formación de desequilibrios y, en última
instancia, burbujas. El Fondo ve un primer indicio de ligero calentamiento
en el mercado de la vivienda. Eso no es una burbuja. Pero sí que
es una primera señal que se debe monitorizar y por la que es necesario
que se orqueste cuanto antes esa autoridad.
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