Descarta con
rotundidad que se vaya a producir una nueva burbuja inmobiliaria, fundamentalmente
porque las entidades financieras no dan las hipotecas en las condiciones
en las que las concedió en la época del «boom».
No obstante, hace una advertencia muy importante. «Si no se deja
construir y no se pone suelo a disposición del sector privado sí
puede haber escalada de los precios. El suelo es la materia prima».
En esta cuestión tiene mucho que ver la normativa urbanística
que durante esta legislatura ha puesto en marcha la Generalitat. La nueva
Ley de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje (Lotup) «va
a ser más restrictiva en cuanto a la generación de suelo».
Zamora afirma
que muchos ayuntamientos tienen pendiente modificar su plan general de
ordenación urbana y que la Lotup, que está en tramitación
parlamentaria, no favorece la puesta en marcha de terrenos. «Si se
vuelve a reactivar la construcción de viviendas y no tenemos suficiente
suelo, subirá el precio y lo acabará pagando quien compre
la vivienda. Es la ley de la oferta y la demanda».
En este sentido,
apunta a que no se están dando facilidades porque los suelos los
tienen las entidades financieras. Además, si consigues el suelo,
los plazos de alargan en el tiempo.
En estos momentos,
en la ciudad de Valencia hay 2.000 viviendas a la espera de licencia para
comenzar a construirse. Sin embargo, los trámites burocráticos,
como ocurre en general en las Administraciones, hace que su puesta en marcha
se retrase más de lo deseable.
Cuando un empresario
decide iniciar un proyecto tarda de seis a siete meses en tenerlo redactado.
«Hay que hacer un estudio de mercado, ver qué tipología
hay que poner en marcha... Luego tienes que ejecutarlo y esperar la licencia.
Desde que inicias hasta que la terminas puedes tardar unos cuatro años».
La tramitación de licencias municipales tarda mínimo un año.
«Cuando acabas de construir aún debes tener la de ocupación
y tarda otro año más».
Lamenta que
la Administración no se haya modernizado para agilizar estos procedimientos.
«Para muchas cosas estamos en tiempos de los romanos... Dejas el
expediente y bajan a recogerlo con un carrito de Mercadona. Nosotros podemos
entregar todo esto digitalizado, ¿por qué no se ha adaptado
la Administración?»
Bajo su punto
de vista, los trámites se dilatan de manera innecesaria. «Cada
vez que se encuentra un reparo en el expediente, este queda paralizado
y hasta que no lo resuelves, no siguen estudiándolo. ¿Por
qué no se informan de todos los reparos a la vez?» Admite
que en muchas ocasiones faltan funcionarios para hacer este trabajo porque
con la crisis no se cubrieron las jubilaciones.
VPO, COSA DEL
PASADO
Zamora explica
que el alto precio del suelo impide también hacer viviendas protegidas
en régimen de compra. «Además, los bancos no dan financiación
para estas operaciones».
La Generalitat
se ha encargado de promover viviendas protegidas en régimen de alquiler
y por tanto, las de compra prácticamente han desaparecido. «
Antes había convenios para que cada banco se comprometiese a avalar
una determinada cantidad de VPO». Aunque lo cierto es que considera
que hoy en día tampoco tiene demasiado sentido por las dificultades
que existen cuando uno necesita cambiar de vivienda. «Soy más
partidario de desgravaciones por adquisición de vivienda que por
ayudas directa. Esto sí que lo nota el bolsillo».
Otro de los
llamamientos que Fevec hace a la Generalitat es que apueste por la colaboración
público- privada. Zamora lamenta que en los planes para acabar con
los barracones les hayan dejado a un lado.
Insiste en
que los constructores pueden hacerse cargo de construir nuevos colegios
bajo la fórmula de concesión. «Para esto los bancos
sí nos financian. Nosotros podemos ofrecer a la Generalitat una
concesión a 25 años, con fórmulas como el alquiler
con opción a compra. Ellos no se endeudan porque van pagando poco
a poco y los niños pueden tener un colegio nuevo».
Sin embargo,
el plan que ha puesto en marcha la Conselleria de Educación, llamado
Edificant, ha confiado en los Ayuntamientos para impulsar la construcción
de nuevos colegios.
Zamora considera
que es un error porque defiende que las empresas privadas siguen siendo
más eficientes que la iniciativa pública. Insiste en que
sería una forma de dinamizar a un sector como el de la construcción
del que dependen miles de puestos de trabajo.
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