La gestión
del fenómeno de la ocupación es compleja y según se
constata en el estudio del Institut Cerdà, es necesaria la involucración
de todos los grupos de interés, entre ellos: administración
(local y general), y ámbito legislativo, empresas de suministros
al hogar, asociaciones y plataformas ciudadanas, propietarios, cuerpos
de seguridad y estamento judicial.
Las consecuencias
de la ocupación ilegal suelen ser económicas pero también
inciden muchas otras variables: sociales, culturales, de cohesión,
físicas o estructurales. De este modo, la falta de estabilidad y
seguridad en la vivienda pueden ser fuente de situaciones de estrés
y ansiedad. Además, el acceso a servicios públicos es difícil
ante la falta de un título habilitante y se incrementan el riesgo
de exclusión social y la estigmatización de las personas
ocupantes.
El estudio
pone de relieve que las ocupaciones conflictivas, aunque solo suponen entre
el 10 y el 25% del total, generan impactos en su entorno inmediato e incrementan
factores como la inseguridad, el ruido, la actividad económica ilegal,
el deterioro del entorno urbano y su mobiliario, el impacto sobre los comercios
y negocios del entorno y la expulsión de los vecinos originarios.
Los municipios
entrevistados coindicen en que existe un impacto económico negativo
cuando aparecen ocupantes de carácter problemático, de entre
3.500 y 30.000 euros por vivienda. En el ámbito económico,
se estima que la ocupación ilegal supone una pérdida de valor
de los inmuebles ocupados de entre el 40 y el 60%.
Según
Carlos Cabrera, director general del Institut Cerdà, “la ocupación
ilegal, pese a haber sido una vía transitoria para el acceso a la
vivienda en situaciones de emergencia social, no es la solución
ni para la persona ni para la comunidad. Aunque la ocupación y sus
soluciones son un fenómeno complejo, existe un amplio consenso en
que la actual legislación no es efectiva y las posibles soluciones
afectan a todos los agentes involucrados. Sin embargo, no existe el mismo
consenso en cuáles son las causas ni las soluciones pero cualquier
solución pasa por la concertación e implicación de
todos los agentes”.
Esta es la
primera vez que públicamente se pretende analizar los efectos y
el alcance que el fenómeno de la ocupación ilegal tiene sobre
las personas y ciudades. Los datos recopilados para el estudio han sido
facilitados por ayuntamientos de Catalunya, la Comunidad de Madrid y otras
zonas de España.
LA OCUPACIÓN
DE VIVIENDA SOCIAL EN MADRID
Un total de
1.998 viviendas de la Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid
están ocupadas ilegalmente, lo que supone un 8,55 % de las 23.354
que configuran su parque urbanístico.
La cifra de
las viviendas ocupadas ilegalmente a fecha de 10 de julio de 2018 figura
en una respuesta del Gobierno regional a una pregunta escrita formulada
por el diputado socialista en la Asamblea de Madrid Daniel Viondi.
El socialista
ha recordado que en mayo la Agencia de Vivienda Social de la Comunidad
de Madrid contaba con 533 casas vacías del total de 23.354, un 2,28
%.
Así,
según ha señalado, el total de viviendas vacías y
ocupadas ilegalmente asciende a 2.531, el 10,84 % del conjunto de casas
con las que cuenta la Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid.
Viondi ha indicado
además que en la actualidad hay 7.400 "demandantes de especial necesidad"
y otros 40.000 solicitantes de vivienda social en la región.
"Cuando miles
familias especialmente necesitadas llevan años esperando una vivienda
social de la Comunidad de Madrid, cuando más crecen los precios
de alquiler en Madrid y la compra sigue siendo inaccesible, el gobierno
regional tiene 2.500 viviendas vacías o ocupadas ilegalmente", ha
declarado.
En su opinión,
el hecho de que haya cerca de 2.000 viviendas sociales ocupadas ilegalmente
es debido a la "ineficaz gestión" del Gobierno regional, que considera
que está demostrando que no tiene "ninguna sensibilidad social".
Viondi ha expuesto
que del total del patrimonio Ivima que son 23.354 viviendas, a fecha de
julio se encuentran 1.998 viviendas ocupadas ilegalmente (8,55%) y 533
están vacías (2,28%); mientras en la región "hay 7.400
demandantes de especial necesidad y de ellos 3.412 de espera para acceder
a una vivienda y otros 40.000 solicitantes más".
En diciembre
de 2007, los datos de vivienda ocupada recogen que en la Comunidad de Madrid
hay 3.850, un 79 por ciento vinculado a actividades delictivas y un 21
por ciento por motivos económicos y sociales.
IVIMA
“El grado de
preocupación es grande”, admite a la SER la directora de la Agencia
de Vivienda Social, Isabel Pinilla, “necesitamos la ayuda de la policía
para detectar el tráfico ilegal de viviendas, que existe. Hay gente
que está pendiente de que reparemos una vivienda para ocuparla inmediatamente,
aunque tenga puerta antivandálica”.
La AVS admite
la complejidad de la situación al que, por ahora, no le encuentran
solución. Conscientes del problema, han denunciado ya ante la policía
la ocupación de cada uno de esos 1.998 pisos de patrimonio público.
Lo hacen porque detrás de todos ellos hay un importante nivel de
conflictividad, “las ocupaciones se hacen con violencia, con máquinas
radiales que rompen las puertas. Hay un tráfico ilegal de ocupación
ilegal de viviendas”.
Ante esta situación,
la Agencia de Vivienda Social ha mantenido seis reuniones con la Delegación
del Gobierno. En la última visita, la Comunidad de Madrid entregó
un mapa con las zonas de mayor conflictividad. La peor situación
se vive ahora mismo “en las promociones del Ensanche de Vallecas”, pero
también tienen problemas serios se ocupación ilegal “en Móstoles
y Fuenlabrada”.
La directora
de la AVS avanza que desde 2015, por ahora, han conseguido desalojar 70
pisos ocupados de forma ilegal - siempre previa orden judicial-. No en
todos los casos las viviendas han sido ocupadas de forma vandálica.
Desde 2016, han tramitado 1.627 expedientes de viviendas ocupadas por familias
con problemas económicos. De todos ellos, la Agencia de Vivienda
Social ha resuelto 1.261 y ha regularizado la situación de 588 familias.
Los otros 673
casos que no han sido regularizadas se debe a que no cumplían los
requisitos “primero, tienen que demostrar que llevan ocupando la vivienda
antes de enero de 2016, tienen que estar dispuestos a pagar un alquiler,
por supuesto a dar de alta los suministros de agua, luz y gas. Otro requisito
es que no pueden haber sido adjudicatarios de vivienda pública con
anterioridad. Y por supuesto, que no sea una ocupación conflictiva”,
señala Isabel Pinilla.
Esta opción
es nueva. En 2015, el Gobierno madrileño, a través del entonces
Consejero de Vivienda, Pedro Rollán, se reformó la Ley para
que las personas que ocuparon alguna vivienda pública por su situación
de vulnerabilidad pudiesen quedarse en el piso de forme legal.
|