La aceleración
del precio de la vivienda ha despertado nuevos temores sobre la sostenibilidad
del mercado y la gestación de una burbuja similar a la que estalló
hace una década. Lo cierto es que el sector está sumido en
una vigorosa recuperación. La compraventa se incrementa a tasas
elevadas, superiores al 13% en el último año. Los índices
de precios elaborados por los registradores también apuntan a un
fuerte encarecimiento, a un ritmo anual cercano al 10% que recuerda los
crecimientos precrisis.
Sin embargo,
antes de aventurar conjeturas de política económica, y así
evitar respuestas erróneas, conviene identificar el origen de las
tendencias en curso. En primer lugar, la inflación no es generalizada,
sino que se concentra en el centro de las grandes urbes y algunos de los
destinos turísticos más frecuentados del litoral mediterráneo.
Además, no se vislumbra un boom del ladrillo ni una vorágine
de crédito hipotecario, cuyo saldo vivo sigue cayendo. En el último
año, se promovieron cerca de 90.000 viviendas, 10 veces menos que
en la cima de la burbuja y también por debajo de lo que requiere
el crecimiento vegetativo del mercado. En cualquier caso, la mayoría
de países de nuestro entorno sufre procesos inflacionistas aún
más acusados.
Ahora bien,
incluso si la situación difiere de la época del boom del
ladrillo, también han aparecido síntomas preocupantes de
insostenibilidad. El alza de los alquileres es el principal escollo. Para
muchas familias, y la inmensa mayoría de jóvenes que se incorporan
al mercado laboral y quieren independizarse, la vivienda en alquiler se
ha convertido en la única opción. Ante una mayor demanda,
los inversores, en busca de alternativas a los rendimientos casi nulos
que ofrece la compra de títulos de deuda, han respondido comprando
vivienda destinada al alquiler. La inversión extranjera en este
segmento de mercado se ha mostrado especialmente dinámica, atraída
por los precios en comparación con otros países, el auge
del alquiler turístico y la exención del impuesto de sociedades
sobre las corporaciones inmobiliarias (las Socimis). La compra de vivienda
por inversores, nacionales y extranjeros, presiona sobre el precio, y desplaza
más demanda hacia el segmento del alquiler, provocando más
inversión. Así se retroalimentan el incremento de los alquileres
y el precio de la vivienda.
Ese bucle inflacionista,
que se parece bastante a una burbuja, perjudica a los colectivos más
vulnerables y aumenta el riesgo de impago de alquileres (un riesgo que
ha empezado a materializarse con un repunte de los lanzamientos por impago
registrados desde 2016). También genera riesgos para la economía.
El aumento de tipos que se espera conforme se normalice la política
monetaria gravará las hipotecas a tipo variable, acrecentando los
riesgos de morosidad. Cerca del 70% de las nuevas hipotecas es a tipo variable
o mixto. Un aumento de tipos de interés también ejercería
un efecto moderador sobre la compra de vivienda y los precios, tanto por
encarecimiento de las condiciones de financiación como por el ajuste
de las carteras de inversión internacional, que se desplazarían
hacia otros activos. Todo ello se notará en la cuenta de resultados
de los inversores y de las entidades que los financian.
Por lo tanto,
parece justificada una acción preventiva orientada a contener la
tendencia inflacionista, mediante una ampliación del parque inmobiliario
de alquiler social, un ajuste sobre la fiscalidad para las viviendas que
se ofertan al alquiler y una normalización del impuesto de sociedades
sobre las Socimis. Además, es urgente acelerar la transición
hacia la concesión de hipotecas a tipos fijos, integrando la directiva
europea en nuestra normativa.
En unas recientes
y poco comentadas declaraciones, la presidenta del Consejo de Supervisión
del BCE advierte de que la próxima crisis europea tendrá
su desencadenante en el mercado inmobiliario. Aunque no especificó
si una burbuja estaba próxima a estallar, ni donde iba a hacerlo,
conviene examinar la relevancia de sus augurios.
Fuente: https://elpais.com/economia/2018/09/21/actualidad/1537544580_498856.html
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