En el estudio
se ha conseguido definir un indicador de eficiencia energética pasiva,
para un área urbana o barrio, que engloba aspectos urbanísticos
y de la edificación (dimensiones, orientación, forma de los
edificios y su disposición) y aspectos constructivos (como la calidad
de la envolvente). Este indicador es útil para detectar áreas
prioritarias para la rehabilitación de la edificación ineficiente,
permitiendo definir los edificios más afectados.
Uno de los
resultados más singulares obtenidos en el estudio, según
comenta Martín-Consuegra, es que “hemos comprobado que junto a la
calidad constructiva, sobre la que se ha focalizado la atención
hasta ahora, los aspectos geométricos del tejido urbano tienen una
gran influencia en las pérdidas energéticas”.
La comparación
de las pérdidas energéticas de la edificación inicial,
frente a diferentes escenarios mejorados, permite estimar el potencial
de reducción de la demanda energética. Introduciendo datos
unitarios del coste de las mejoras, se puede aproximar la inversión
total necesaria para mejorar la envolvente en operaciones de rehabilitación
energética de barrios. El método -que resulta de utilidad
para determinar aspectos de demanda energética en la definición
normativa del concepto de Barrio de Energía Casi Nula. También
permite obtener información útil para el diseño de
infraestructuras de abastecimiento de energía, y sistemas de calefacción
por distrito.
La colaboración
entre la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y el Consejo Superior
de Investigaciones Científicas (CSIC) (España) ha dado como
resultado un nuevo método para calcular la pérdida de energía
de los edificios a través de su envolvente, basado en la explotación
de datos catastrales y realizado con herramientas informáticas de
código abierto. De este modo, es posible establecer un diagnóstico
del estado actual de vecindarios enteros y evaluar el impacto de posibles
medidas de mejora energética.
El trabajo
de la Comisión Permanente del Catastro de la Unión Europea
a favor de la transparencia de los datos existentes en registros públicos
ha permitido la reciente publicación en abierto de las bases de
datos catastrales. La disponibilidad de esta información ha multiplicado
las posibilidades de la utilización de los datos de la edificación
existente para la investigación en estudios urbanos. El tratamiento
de las bases de datos de información catastral permite nuevos niveles
de detalle que eran imposibles hasta ahora, superando los análisis
basados en muestras de edificios representativos realizados hasta la fecha.
Los datos catastrales
que se han utilizado en este estudio se refieren a Canillas, un barrio
madrileño catalogado como área urbana desfavorecida con una
calificación de eficiencia energética muy baja. Como resultado
del trabajo, los investigadores han propuesto un método que utiliza
técnicas de programación para el análisis de sistemas
complejos (big data) aplicando la ciencia de los datos urbanos (Urban Data
Science) para la automatización en el proceso de datos y posibilita
la inclusión de amplias áreas de análisis.
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