El dinero
negro regresa a la vivienda protegida
Crece el número
de propietarios e inmobiliarias que vuelven a hacer negocio con la venta
de pisos por encima del precio legal y exigiendo dinero en negro. En Madrid
se han duplicado las infracciones
La vivienda
protegida vuelve a ser pasto del fraude. Como ocurrió en la anterior
etapa de auge inmobiliario, los propietarios de estas casas, a los que
se presuponen ciertas necesidades, vuelven a hacer negocios sucios vendiendo
por encima de lo que la Administración autonómica exige y
solicitando el sobrecoste en dinero negro. Vuelta a las andadas. No ocurre
con la misma intensidad que hace una década ni con el mismo descaro,
pero haberlas, haylas.
En los portales
inmobiliarios es fácil adivinar anuncios en los que se oferta vivienda
protegida a un precio que, a simple vista, no cuadra. En uno de ellos se
vende “vivienda protegida en el Ensanche de Vallecas, en Madrid. Tres habitaciones
y 100 metros cuadrados. Exterior con ascensor, dos plazas de garaje y trastero”.
Lo gestiona una inmobiliaria que enseguida advierte por teléfono
de que el precio de venta es de 252.000 euros, pero el de escrituración
es de 225.000 euros. Es el precio máximo que fija la Comunidad de
Madrid. La agente especifica que “aquí [Ensanche de Vallecas] casi
todo es vivienda protegida y los propietarios ponen un precio más
alto del real”. En los foros vecinales de los nuevos barrios madrileños
también dan cuenta del fraude. Alguien deja constancia por escrito
de su indignación: “Estoy buscando piso en el barrio [Las Tablas]
y es indignante cómo hay multitud de anuncios de particulares y
agencias queriendo vender pisos de protección pidiendo un precio
por el que están escriturados más dinero en B”.
Madrid es precisamente
una de las regiones donde esta práctica, que ha existido desde siempre
pero que durante la crisis perdió ritmo, ha vuelto a florecer. “Desde
el año 2017, y especialmente en 2018, se observa un incremento de
expedientes abiertos por exigencia o percepción de sobreprecio en
paralelo a la incipiente recuperación del mercado inmobiliario.
En lo que llevamos de año, casi se han doblado los expedientes abiertos
en todo 2015” según fuentes de la Consejería de Transportes,
Infraestructuras y Vivienda. En su Dirección General de Vivienda
y Rehabilitación se han estudiado centenares de casos en el último
año y medio y se han abierto 101 expedientes por sobreprecio que
han concluido en sanción.
En la Comunidad
de Madrid el precio de la vivienda protegida fue de 1.359 euros en el primer
trimestre del año, un 1,2% más bajo que en el mismo periodo
del año anterior, según los datos del Ministerio de Fomento.
Mientras la protegida pierde valor, la libre se encarece. Su precio es
de 2.413 euros por metro cuadrado, un 8% más interanual. La diferencia
entre vender a precio limitado y hacerlo a precio de mercado es de casi
el doble. Unos propietarios ganan, otros pierden. El bocado es demasiado
tentador. A nivel nacional la brecha es menor: entre un tipo de vivienda
y la otra restan 437 euros por metro cuadrado.
Los promotores
dicen desconocer lo que hacen los compradores una vez entregan las casas.
“Creemos que hace 10 años esta práctica era muy habitual
porque la diferencia de precio era muy grande, pero ahora no lo es tanto.
Y, además, el control de Hacienda estrangula mucho estas ventas
porque no se pueden hacer pagos en efectivo de más de 2.500 euros
y se controlan los billetes de 500 euros”, dice Juan José Perucho,
presidente de la Asociación de Gestoras de Viviendas (AGV). Las
Administraciones pueden detectar las ofertas o las ventas de vivienda protegida
con sobreprecio, pero es muy difícil saber la cantidad de dinero
negro que se mueve, ya que no se refleja en las escrituras ante el notario.
Todo se hace bajo cuerda. En la Dirección General de Vivienda de
Madrid han calculado que, de media, los propietarios que cometen esta infracción
piden un sobreprecio de entre 30.000 y 40.000 euros. Aunque va por barrios:
de los 20.000 euros en Moratalaz a los 70.000 en Las Tablas.
Los focos del
fraude, y no solo en la venta sino también en el alquiler, son los
ensanches de las ciudades, con una fuerte demanda y mucha vivienda protegida
con pocos años. En el caso de Madrid son Las Tablas, Sanchinarro,
Ensanche de Vallecas, Montecarmelo y Valdebebas. O en las zonas de Valdelasfuentes
y Fuentelucha, en Alcobendas. Hay que recordar que en ellos las cesiones
de suelo para vivienda protegida en los nuevos desarrollos que marca la
ley han sido del 30% y en algunos casos del 50%.
Descubrir el
fraude en una región como Madrid, donde cambian de manos 70.200
casas al año (dato del INE de 2017), es un trabajo arduo. Un equipo
de cinco personas se encarga de detectar los anuncios con exigencias de
sobreprecio haciendo batidas en los portales inmobiliarios (Idealista,
Fotocasa, Pisos.com…). Cuentan con la ayuda de estas plataformas, que remiten
la información acerca de los inmuebles reclamados. Y, de vez en
cuando, es la colaboración ciudadana la que destapa el fraude. El
vecino, el primo o el amigo del vecino... Hay más concienciacion
social. O furia, porque ellos venden por los cauces legales y por menos
dinero. O porque el comprador, cansado de que le pidan dinero opaco y no
pueda comprar casa, acaba denunciando. Algo que se puede hacer de forma
online, presencial o por escrito a la Dirección General de Vivienda
y Rehabilitación.
En la Generalitat
de Catalunya, donde dicen no haber notado un alza de las ventas y alquileres
fraudulentos de vivienda protegida por la mayor vigilancia sobre el dinero
negro, se inician los controles cuando existen denuncias y no antes.
Multas por
especular
Especular con
un derecho fundamental como es la vivienda puede salir gratis. Pero los
que son pillados se enfrentan a multas cuantiosas. Solo el hecho de anunciar
y exigir un sobreprecio supone una infracción grave sancionada con
multas de 1.501 a 6.000 euros. Si se llega a vender o alquilar el piso
es una infracción muy grave, con sanciones de 6.001 a 60.000 euros
y la obligación de reintegrar las cantidades indebidamente percibidas.
Las multas son las mismas para la agencia que intermedia en la operación.
En la Comunidad de Madrid los expedientes concluidos, sin recurrir, con
sanciones firmes ascienden este año a más de 115.000 euros,
aunque en lo que va de legislatura se superan los 500.000 euros.
Vender vivienda
protegida no es ilegal si se respetan los límites que marca la ley,
tanto en plazo como en precio. De hecho, son más los propietarios
que hacen las cosas bien. En la región madrileña, las descalificaciones
voluntarias y autorizaciones de venta de vivienda protegida han pasado
de 6.325 en 2017 a 11.050 con que se cerrará el 2018, según
estimaciones de la Consejería de Transportes, Infraestructuras y
Vivienda.
Durante el
tiempo en que la vivienda está sometida a protección se puede
vender al precio máximo legal vigente en el momento de efectuarse
la transmisión. En este caso se deben reintegrar las ayudas recibidas
incrementadas con los intereses legales producidos desde el momento de
su percepción. Se deberá además cancelar o novar el
préstamo cualificado o convenido. Los plazos de los regímenes
legales de protección son muy dispares. En Madrid van de 10 años
a 30 años.
Si lo se quiere
es descalificar la vivienda antes de tiempo para vender a precio libre
tienen que haber pasado 15 años y también devolver las ayudas
percibidas.
Fuente
https://elpais.com/economia/2018/09/13/actualidad/1536848518_508978.html
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