No obstante,
desde algunos ayuntamientos como Mogán o Las Palmas de Gran Canaria
sí se ha avanzado algún proyecto en el marco de la nueva
ley. En el primer caso, se ha dado el visto bueno a un nuevo parking a
través ordenanza provisional, una de las vías excepcionales
que contempla la ley en el cuestionado artículo 154. También
el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que ya ha creado su comisión
de evaluación ambiental, prevé sacar adelante su proyecto
reposición de Las Rehoyas agilizando su tramitación de acuerdo
con la ley de Clavijo.
La Ley del
Suelo está pendiente de un recurso presentado por Podemos ante el
Tribunal Constitucional. Este grupo político considera que la nueva
legislación “vulnera diversas leyes estatales de mayor rango jerárquico”.
Es la formación más crítica con el contenido de la
norma, por entender además que “tiene un espíritu especulativo”.
El Gobierno de Canarias logró, sin embargo, que el propio Estado
no presentará también un recurso de inconstitucionalidad,
tras realizar algunas modificaciones propuestas en el seno de la Comisión
Bilateral Canarias-Estado. La aplicación de la ley, por su grado
de complejidad y algunas excepcionalidades muy cuestionadas, podrían
ser objeto de diversos recursos, a menos que los reglamentos aclaren de
forma significativa su interpretación.
El Gobierno
sostiene que la Ley del Suelo no ocupará más suelo turístico
del ya consolidado. La consejera de Política Territorial, Nieves
Lady Barreto, lo resumió en una pregunta: “¿Para qué
liberalizar más suelo si hay 54 millones de suelo urbanizables
EDITORIAL DEL
PERIÓDICO LA PROVINCIA DIARIO DE LAS PALMAS
Las expectativas
de la Ley del Suelo, un año después
El próximo
1 de septiembre se cumple un año de la entrada en vigor de la nueva
Ley del Suelo y de los Espacios Naturales Protegidos de Canarias, impulsada
por el Gobierno de Coalición Canaria, cuando aún gobernaba
el partido socialista, como una de las medidas estrellas de la legislatura.
Tanto el presidente Fernando Clavijo como el resto de miembros del Gobierno
han insistido en diferentes foros en crear en torno a la nueva ley expectativas
muy elevadas sobre su capacidad para "activar Canarias". De hecho, entró
en vigor con el objetivo de simplificar la burocracia, desbloquear inversiones
y generar, en consecuencia, "hasta 15.000 empleos". Y la intención
de llegar aún más lejos, realizando "una verdadera reforma
de la economía canaria y abriendo un nuevo ciclo", en palabras del
propio Fernando Clavijo.
Como todas
las normas que tienen que ver con la ordenación del territorio en
Canarias, el anteproyecto de ley llegó al Parlamento en medio de
una significativa polémica entre sus defensores y sus detractores.
Finalmente fue aprobada por los 33 votos de la nueva mayoría creada
tras la ruptura del pacto (CC, PP y la Agrupación Socialista Gomera)
y el rechazo de los diputados de los restantes grupos parlamentarios (PSOE,
Nueva Canarias y Podemos). También la sociedad se dividió
entre quienes entendían que su aprobación era prioritaria
para reactivar la economía, con el especial beneplácito del
sector empresarial; y quienes sostenían (y sostienen) que la nueva
Ley del Suelo va a significar la liberalización de usos sobre el
territorio, con los riesgos de abrir otro periodo de ocupación desmedida.
El nivel de contestación llegó al punto de unir a diversas
organizaciones ecologistas, sindicatos y cargos públicos en una
Plataforma contra la Ley del Suelo, que realizó diversas movilizaciones
para intentar paralizar la norma durante su tramitación.
Sorprende por
ello la escasa reacción que se ha producido a lo largo de este primer
año de aplicación de la nueva legislación canaria
sobre el suelo, pese a que tanto quienes están a favor como quienes
se oponen a ella coinciden en destacar su relevante papel en el futuro
desarrollo de las Islas. La explicación no es otra que el hecho
de que su aplicación en realidad apenas se ha producido, entre otras
razones por las demoras en la aprobación de los cincos reglamentos
que la desarrollan. La necesidad de hilar fino por parte del Gobierno de
Canarias, para conciliar crecimiento y sostenibilidad y evitar una litigiosidad
previsiblemente elevada, y las dificultades que conlleva dotar a ayuntamientos
y cabildos de las herramientas, recursos y personal adecuado para asumir
las nuevas competencias que la ley les delega, explican en gran medida
esta ralentización en su ejecución. Tan solo tres de los
siete cabildos y escasísimos ayuntamientos, entre ellos Las Palmas
de Gran Canaria, han sido capaces de poner en marcha sus correspondientes
comisiones de valoración ambiental.
Las principales
novedades de la norma se refieren, precisamente, a una modificación
significativa del sistema de control ambiental y la derivación del
peso de la gestión del territorio a manos de las corporaciones locales.
Pero varios expertos han mostrado sus dudas respecto a su capacidad simplificadora
y revolucionaria para la economía canaria. Algunos de los propios
redactores del anteproyecto reconocían recientemente que no está
asegurado que la Ley del Suelo logre simplificar la maraña legislativa,
creada durante décadas de reformas y contrarreformas llevadas a
cabo por conservacionistas o desarrollistas. Ya lo intentó la anterior
Ley de Simplificación y Armonización, siendo sustituida antes
siquiera de que se llegaran a desarrollar sus reglamentos.
De momento,
las inversiones que se han llevado a cabo en el último año,
sobre todo en el sector turístico, no han estado impulsadas por
la nueva legislación, sino precisamente por instrumentos anteriores
ahora integrados en ella (algunos de los Planes de Modernización
y Mejora que no han sido paralizados por los tribunales) o por haber sido
aprobados, salvando las limitaciones de la ley turística, en el
seno del Comité de Inversiones Estratégicas.
La Ley del
Suelo está, por otro lado, aún pendiente del recurso presentado
por Podemos ante el Tribunal Constitucional. De todo ello cabe deducir
que la medida estrella del Gobierno de Fernando Clavijo no estará
en realidad operativa hasta final de septiembre o principios de octubre,
cuando se aprueben los reglamentos que la desarrollen. Y que, dada la ralentización
con que la mayoría de ayuntamientos y cabildos se están dotando
de sus futuros equipos de gestión, sus efectos no se verán
hasta la siguiente legislatura. Será entonces cuando se podrá
realizar una valoración real sobre el alcance de una norma nacida
con vocación de refundir en un solo texto legislativo un cúmulo
de leyes que, más que ordenar, han terminado por trabar el uso del
suelo en la comunidad canaria.
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